Hace una semana, DIARIO DE NOTICIAS publicó un amplio informe sobre la situación actual de las pensiones en Navarra, que destaca que los cerca de 135.000 pensionistas navarros y navarras verán mejoradas sus pagas en 2026 en un 2,6%, décima arriba o abajo, y la pensión media superará los 1.700 euros, aunque la mitad de ellos no llegan a los 1.500 euros mensuales. También señalaba el texto que el déficit navarro de las pensiones alcanza los 400 millones. Pocos días después, una proyección de la población en Navarra realizada por el Instituto de Estadística de Navarra (Nastat) reflejaba un aumento de 88.000 habitantes de aquí a 2039 y que ese año los mayores de 65 años alcanzarán el 26% de los habitantes frente al 21% de hoy en día. Y, de nuevo, todos esos datos objetivos han dado paso a otra irrupción estelar de esa constante lluvia fina que lleva décadas anunciando la inviabilidad del sistema público de pensiones y adelantando falsamente su bancarrota. También a las críticas igualmente falsas que señalan a las personas jubiladas como los nuevos privilegiados de una sociedad que está castigando a sus nuevas generaciones.
Y Feijóo llega al toque de trompeta con una ocurrencia absurda para garantizar un alza de las pensiones que ya está garantizada y colar la sensación de que nada ya está garantizado. Pero ¿qué quieren decir realmente cuando cuestionan la sostenibilidad futura del sistema público de pensiones? En realidad, están advirtiendo que entre las condiciones de eso que se llama neocapitalismo está la rebaja de las pensiones y el progresivo desmantelamiento de un sistema de protección social para impulsar su privatización. El capitalismo especulativo exige su desaparición para poder jugar luego con los ingentes fondos aportados a los fondos privados que le sustituirán. No es una cuestión de recursos. Hay miles de millones de euros a su alcance y los quieren acaparar. Cualquiera que recuerde Inside job sabe que no es nuevo. La mentira es el argumento fundamental para adormecer las inquietudes sociales y planificar la sustitución del Estado de bienestar por los mercados y el miedo. El control democrático de los recursos por la desregulación financiera y la corrupción. El paso del tiempo no sólo no envejece el contenido del documental, desgraciadamente aumenta la actualidad de sus denuncias. Un golpe de Estado a la democracia y a los derechos civiles protagonizado por quienes controlan la toma de decisiones políticas en favor de un capitalismo sin control y por decenas de economistas colocados ad hoc en las facultades universitarias y en los medios de comunicación. Mintieron para crear la crisis y mienten para diseñar el fin de las pensiones públicas. Es otra batalla política e ideológica.
De derechos para las personas por encima de los intereses del capitalismo globalista de la especulación, de salarios dignos que frenen la precariedad laboral y aporten cotizaciones a la Seguridad Social y de un sistema fiscal eficiente y equitativo que penalice con contundencia el fraude y el escaqueo. Esta misma semana también se ha publicado que el Estado español deja de ingresar miles de millones de euros en impuestos por los subterfugios fiscales de las multinacionales y grandes empresas. Otra de esas grandes estafas con apariencia de legalidad
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