no, no soy imparcial, como tampoco lo son las personas que han escrito en algunos medios en contra del velatorio. Hace algunos meses, cuando apenas habían comenzado las obras del velatorio Izarra en Etxarri Aranatz, me ofrecieron firmar un papel en contra de su construcción. Les dije rotundamente que no. Como persona, tengo una deuda con la vida, el acercamiento y la aceptación de la muerte, que no es camino fácil. Es un esfuerzo personal que llevo con agrado y resolución, supongo que como tantas y tantas otras personas.

La muerte, desde mis sentimientos y creencias, es un acto o más bien un paso sagrado al que quiero honrar con el acercamiento y la humanidad que se merece.

Me preguntaron varias personas: “¿Y si el tanatorio lo pusieran debajo de tu casa pensarías igual?”. “Sí, pensaría igual” -les contesté-. Si honro la vida de un ser querido y soy mínimamente humana, honraré la muerte y los fallecidos de todas las familias de mi entorno; sin miedo y sin tristeza pero con un profundo respeto.

No pretendo dar clases de moral a nadie, solamente expongo mis sentimientos que son la forma de sentir de mucha gente.

Repito: la muerte y los fallecidos no nos producen ni miedo ni tristeza, solamente un profundo respeto.

El lugar de ubicación de un velatorio según vuestra forma de pensar debería estar fuera del contexto urbano, no debería estar en bajeras de domicilios. Pero no todo el mundo piensa así. Hay mucha gente que opina que los velatorios tienen que estar, al igual que los comercios, ikastolas, centros deportivos, etc, dentro de los pueblos y ciudades.

Yo personalmente creo que el tránsito del alma humana se merece un lugar especial que no debería estár ni en bajeras de domicilios ni en lugares apartados del centro, creo que tienen que ser lugares especiales destinados al posiblemente mayor acontecimiento de nuestra vida como es la muerte. Pero de momento en esta sociedad un edificio que reúna unas condiciones humanas aunando a su vez todas las sensibilidades, religiosas, espirituales y de personas no creyentes es algo utópico. Mientras tanto tenemos el velatorio Izarra de Etxarri Aranatz, un lugar perfectamente acondicionado y muy agradable dentro de nuestro pueblo que cumple con todas las legalidades tanto por parte de Izarra como por el Ayuntamiento. Espero que se superen los miedos a las coacciones propagadas y pueda ser utilizado con todo el derecho y la tranquilidad que las personas de Etxarri y los pueblos cercanos se merecen y llegue así a ser un servicio para nuestro pueblo que es para lo que se ha construido.

Por otra parte hablando de ubicaciones y de sentimientos pienso en la iglesia de Etxarri por la que siento un cariño especial y me pregunto, si al igual que el velatorio, producirá daños psicológicos como la tristeza y el miedo en las personas y en los niños cuando se celebran los funerales y los entierros de las personas de mi pueblo.

En respuesta a las cartas que han aparecido en distintos medios tengo que aclarar aspectos que requieren buena porción de lógica y buen entender. Según los firmantes, la opinión de Cabodevilla no tiene ningún valor porque colabora con Izarra, mi opinión según vosotr@s posiblemente no tendrá ningún valor porque soy parte implicada y pregunto: ¿las vuestras tienen algún valor perteneciendo como pertenecéis a la plataforma antivelatorio?

Habéis dicho entre otras cosas que Cabodevilla trabaja en el negocio de la muerte y pregunto: ¿Y los demás, grupo en el que me incluyo, en qué negocio trabajamos? ¿En el negocio de la enseñanza? ¿Y o tal vez en el negocio que nos proporcionan los problemas sociales?

No entra en mi esencia el ánimo de lucro nada más lejos de mis necesidades, como tampoco entra en la vida ejemplar de Josu. Josu Cabodevilla es mucho más que un colaborador de Izarra, tal y como su currículum lo expone. También hay que decir que Izarra nunca ha pretendido esconder la participación de este gran profesional.

Con respecto a los últimos fallecimientos de personas de Etxarri y los pueblos cercanos que han mandado a sus seres queridos a otros velatorios, no me cabe la menor duda de que su decisión ha sido realmente la que ellos así han querido y respeto profundamente, pero en este mundo de posibilidades, también me cabe la duda de si en algún caso ha existido el miedo a las amenazas que intencionadamente se han extendido.

Deseo dar las gracias a todas las personas que han demostrado su agradecimiento por haberse construido el velatorio y también a las personas que firmaron para que no se hiciera y después de reflexionar se han sentido arrepentidas.

Soy consciente de que he podido dañar los sentimientos de algunas personas pero los míos también están dañados y simplemente he puesto en práctica la necesidad y el derecho de comunicarlo. Comprendo que no soy la persona más adecuada para exponer esta opinión, pero también sé que estoy reflejando la opinión de muchas personas de Etxarri, Arbizu y más pueblos colindantes a los que de alguna manera represento.