recientemente este pequeño pueblo ribero unido al Ebro y la Bardena Blanca ha tenido gran repercusión tanto en prensa escrita como en televisión, debido a que el pasado viernes tuvo lugar uno de los partidos de pelota más relevantes del Campeonato de Parejas, ya que según comentaba un vecino jugaban las dos mejores parejas Ezkurdia-Martija/Irribarria-Rezusta. En varios medios escritos la noticia llenaba una página entera, con titulares como “Buñuel, la envidia de toda la Ribera navarra por un día“ y similares. La repercusión fue grande ya que vino precedida por un breve y bonito reportaje de ETB donde intervenían un vecino pelotazale, un entusiasta dinamizador y la alcaldesa, que con simpatía hablaba de un sueño logrado. Era la primera vez que un partido de pelota de ese nivel tenía lugar en la Ribera, y que se celebrase en esta localidad de 2.200 habitantes había despertado la ilusión del mundo pelotazale. Los vecinos habían empezado a comprar entradas desde diciembre, habiéndose agotado el aforo de 2.000 localidades, teniendo que ampliarlo 400 más. Este hecho histórico para la localidad ha causado sorpresa y asombro, comentado en la retransmisión del citado partido tanto por el periodista Joseba Urkiola, como por Barriola, que si como pelotari ha pasado a la historia como grande, como persona, con sus comentarios y expresión cautiva a pelotazales. Lo comentado por estos dos últimos fue para sentirnos más que orgullosos, ya que en euskera citaban a Buñuel como pueblo especial, ambiente increíble, frontón lleno, la emoción e ilusión a rebosar, se escuchaba euskera?

Es necesario revitalizar nuestros pueblos, dotarlos de servicios, y dar a conocer sus peculiaridades para valorarlos y de esta forma contribuir a que los vecinos disfruten de las ventajas de vivir en los mismos. Además, el partido de pelota ha sido un buen acicate para ir a Buñuel. Algunos que no pudimos ir el día del partido lo hicimos al día siguiente, quedando gratamente sorprendidos por la localidad y sus vecinos.

En Buñuel destaca el mar verde que suponen sus campos de hortalizas con el fondo de la Bardena, muralla natural que sus matices blanquecinos son cruzados por rojas vetas, dándole en encanto especial, destacando en la silueta montañosa el pico el Fraile y más a la derecha la Modorra. A las afueras del pueblo nos llamó la atención un gran rebaño de ovejas y cabras, que ofrecían una bonita estampa bajo la Bardena. Eran del Roncal, de Burgi concretamente, que según me comentó amablemente el dueño, las traían a pastar en invierno para llevarlas al Pirineo en verano. Si bien he estado en la Bardena anteriormente, resulta emotivo encontrarte con protagonistas de la trashumancia. Con la breve conversación, haces amistad, y te comenta que el euskera se está recuperando en Erronkari.

Ya dentro de la localidad el ambiente festivo era grande. Hubo exhibición de corte de troncos con motosierras, fruto de ello una niña nos mostraba contenta unas pequeñas mesas y sillas que la habían regalado. Encontramos gente muy amable y receptiva. Nuestro amigo, entusiasta defensor de Buñuel y su patrimonio, nos guió en una más que amena visita. En primer lugar el trinkete local, donde ya se jugaba en 1694, trinkete construido tras caerse la torre de la iglesia románica, contra cuya pared ya se jugaba a pelota en siglos precedentes. Todavía quedan piedras con marcas de cantero de la vieja iglesia. Junto a ella, hoy modernas viviendas, estuvo lo que fueron los antiguos graneros del rey Sancho VII el Fuerte (1194-1234), nombre que guardan todavía en la localidad los vecinos. Dicho rey nabarro murió en el castillo de Tudela, debiendo su apodo a su gran estatura y fortaleza, pues sobrepasaba los 2,20 metros.

La visita siguió hasta la plaza donde unos troncos apilonados estaban listos para encender una hoguera que se mantenía toda la noche. Tradición de siglos, de que tres veces al año se encendiese, dando esos días a los más necesitados pan, queso y vino. La visita terminó con fotografías de la vieja presa romana sobre el Ebro, la antigua barca, presente en el escudo de la localidad, que servía para atravesarle antes de la construcción de puente. Mi amigo Alfonso Bordonaba indicaba que, gracias a las recientes heladas, la verdura está increíble, que es la mejor verdura del año. Gracias a su generosidad pudimos probarlas y dar testimonio de ello.

El Ebro hace fértil la huerta de la Ribera. Ha sido medio de transporte importante hasta el Mediterráneo. Último testimonio lo tenemos en las épicas almadias que llevaban la madera del Pirineo hasta el delta del Ebro. Proporcionaba pesca, sobre todo barbos y anguilas, que además de ser fuente de alimento, era medio de vida para los pescadores que en bicicleta lo vendían en pueblos distantes. En sus orillas las lavanderas se afanaban en su tarea, mientras que para los niños era la piscina natural, aunque a veces con trágicas consecuencias. En fin una localidad que merece ser visitada.