a situación generada a causa del brote de coronavirus tiene varias vertientes a tener en cuenta para un análisis sosegado del tema.

- Es una pandemia originada por un virus desconocido. Por lo cual las instituciones sanitarias y profesionales están trabajando, investigando e implementando acciones y medidas.

- Este acontecimiento y su forma de tratarlo va a tener consecuencias en los ámbitos social, económico, laboral, mediático, político y emocional, por lo que se debería tener en cuenta cada uno de esos contextos en cada una de nuestras decisiones en nuestro lugar de responsabilidad, siempre sobre la base de una gestión equilibrada entre lo material y lo humano.

- Cada organización se está adaptando a la situación cambiante diaria de la mejor manera posible. Esto significa hacer frente a las diferentes situaciones personales, a la priorización de objetivos. a las contradicciones propias de estos estados excepcionales, e, incluso, a las medidas que no contemplan las futuras consecuencias, dando la impresión de que se valora más la radicalidad de las medidas que sus consecuencias.

Vaya por delante el respeto a las decisiones sanitarias y a sus profesionales, en cuanto a su intención de defender la sociedad de esta pandemia y de reducir al mínimo las consecuencias de su propagación desde su profesionalidad sanitaria.

La sanidad está pensada y organizada para proteger la salud de las personas en su faceta preventiva y para sanar a las personas enfermas en su aspecto terapéutico. Así se está haciendo y de ello nos informa el conteo diario de fallecidos, contagiados, y recuperados. La muerte es el enemigo a batir desde las instancias sanitarias y administrativas, pero la muerte seguirá estando presente y no solo a causa del coronavirus. Tenemos que seguir tratando con la delicadeza debida y no tan lejana en el tiempo ese momento fundamental en la vida de las personas.

La ansiedad y el estrés que está generando esta situación no son los mejores aliados para tomar decisiones profesionales meditadas. Por eso queremos aportar nuestro punto de vista como servicio funerario ante algunas prácticas que se están llevando a cabo y que no consideramos adecuadas.

1. El fallecido es una persona, un SER, que ha tejido a su alrededor vínculos emocionales tan necesarios para él como para sus deudos, vínculos que no solo no deben darse por finiquitados, sino que merecen ser actualizados en tan trascendente momento.

2. Ese fallecimiento exige, ante el propio fallecido y sus seres más allegados, la mayor profesionalidad humana, técnica y psicológica por parte de los profesionales sanitarios y profesionales funerarios.

3. Una persona que no está infectada por coronavirus, ¿por qué no puede ser tratada como un cadáver al que se le pueden realizar trabajos de estética y despedida mínimas?

4. ¿Por qué se considera un tema "de primera necesidad" p.e. el tabaco y NO un servicio funerario mínimo y adecuado a un ser querido? El paso o puente que existe entre la vida y la muerte es esencial para el futuro vital y salud mental de cada persona y su entorno.

5. Tenemos medidas técnicas testadas y cotejadas por la administración para la vida diaria de las personas. ¿Por qué no se aplica esto con naturalidad en una despedida, en un fallecimiento o en una situación de duelo?

6. Un mal inicio del duelo de una persona puede acarrear unas consecuencias nefastas para el doliente. ¿Quién asume esas consecuencias? Una vez más las escondemos, las obviamos, las hacemos invisibles. Las tiene que gestionar cada persona como mejor puede.

7. Las personas fallecidas no son simples mercancías. El duelo no es un sentimiento abstracto. La sociedad no puede, a la primera de cambio, desterrar la muerte convirtiéndola o haciéndola más tabú. La muerte es nuestra compañera de viaje desde que nacemos.

Desde Izarra apostamos por una profesionalidad, cercanía, humanidad, empatía, naturalidad y proporcionalidad para administrar estas situaciones. Y por ello aportaremos todo lo que podamos para ofrecer con humanidad e innovación mecanismos y herramientas de diferente índole a los allegados de las personas fallecidas. Siempre desde el respeto a las decisiones de la autoridad sanitaria.El autor es promotor de Tanatorio Izarra