emos dado muchos pasos atrás, indudablemente. La crisis del COVID-19 nos ha puesto ante el espejo de nuestra propia vulnerabilidad. En lo sociosanitario, estamos sufriendo una pandemia sin precedentes, conmocionados ante el drama colectivo de la situación por la que atraviesan las personas mayores y la pérdida de demasiadas vidas humanas; y en lo económico, hemos empezado ya a acusar los primeros zarpazos de una recesión, con miles de nuevos desempleados en abril, cuyo alcance y consecuencias son todavía difíciles de calcular. Este impacto está requiriendo una respuesta extraordinaria e inmediata, echando mano de ingentes recursos y muchas veces con decisiones adoptadas, es verdad, bajo la más absoluta incertidumbre por parte de las administraciones públicas, profesionales de servicios sanitarios, empresas y entidades, tejido asociativo, la propia sociedad civil€

Pero esta grave crisis también ha hecho aflorar otros valores. Nos ha hecho más humanos, más solidarios, más fuertes. Ha traído al primer plano el término resiliencia, ha establecido redes colaborativas o nos ha hecho más sensibles hacia la situación de las personas más vulnerables. Esta crisis, en definitiva, ha impactado de lleno en nuestro modelo económico y social, y aún vamos a ver cambios importantes en nuestros entornos.

Hemos retrocedido en muchos ámbitos, sí; pero ahora nos corresponde dar pasos adelante y quizás en otra dirección. Ahora nos corresponde resetear nuestros propios escenarios, aprender lecciones, reorientar las cosas de una manera diferente y salir fortalecidos. Dar pasos adelante para ganar en competitividad e innovación, pero también cohesión social, en sostenibilidad, en solidaridad e igualdad.

Haciendo valer el ejercicio de nuestra capacidad de autogobierno, Navarra ha dado ya un primer paso hacia ese futuro y, de momento, ya ha sentado las bases del plan Reactivar Navarra/Nafarroa suspertu 2020-2023 que el Gobierno del que formo parte acaba de abrir y ofrecer al conjunto de la sociedad navarra y a todos los agentes políticos, económicos, municipales, profesionales, académicos o sociales de esta comunidad. Pero que nadie espere recetas mágicas sacadas de la manga. Me explico.

Reactivar Navarra/Nafarroa suspertu no es un plan de desescalada para estas semanas o meses ni un plan de choque para intentar amortiguar los primeros efectos económicos de la crisis del COVID-19. Es un plan de reconstrucción y reorientación de la economía y de la sociedad pensando en hacia dónde queremos caminar al menos durante los próximos tres años. No es un paquete de medidas más o menos improvisadas para salir del paso. Es un proceso que arranca ahora, que busca extraer de la crisis lecciones y reflexiones en lo económico, en lo social y en nuestros espacios de convivencia, y que abre líneas de trabajo lo más participativas posible con la propia sociedad y agentes más cercanos.

Reactivar Navarra/Nafarroa suspertu no es un plan desarrollista que se limite a la necesaria reactivación del crecimiento económico -que también-, sino que lo haga con la perspectiva de las personas y que ofrezca respuestas para no dejar atrás a los sectores más castigados por esta crisis, entre personas mayores, pequeñas empresas y autónomos, agentes locales y personas productoras del medio rural, profesionales de la hostelería, del comercio de proximidad, agentes del mundo de la cultura€

Reactivar Navarra/Nafarroa suspertu no es, en definitiva, un parcheo para forzar una recuperación lo más rápida posible. Es un plan que quiere aprovechar esta crisis para introducir cambios consistentes, duraderos e innovadores en nuestro sistema productivo, en nuestros hábitos sociales, en un modelo de desarrollo sostenible que esté alineado con los principios de la Agenda 2030 de la ONU.

De este ambicioso proceso que inicia ahora su andadura saldrán medidas en distintos ámbitos. Medidas de respuesta sanitaria y protección social, de fortalecimiento de los servicios públicos, de reactivación económica y apoyo al tejido empresarial propio, de transición energética o revitalización del medio rural, de cambios de hábitos en nuestro marco de convivencia o apertura al exterior. Y tendremos que conocer también, indudablemente, nuestro grado de disponibilidad financiera para respaldarlas, en la medida en que vayamos resolviendo algunas incógnitas sobre nuestra recaudación fiscal, sobre la emisión de deuda pública en las excelentes condiciones que permite la alta calificación de Navarra, sobre el margen que vayan a tener nuestros ayuntamientos o el acceso a fondos de estímulo del Estado o de la UE. Pero lo importante ahora no son las medidas o el dinero, siéndolo y mucho. Nuestro reto es saber si todos, sin dejar a nadie atrás, somos capaces, aun en estas duras circunstancias o precisamente por eso, de comprometernos en un gran anhelo colectivo. Y es que, como dijera Albert Einstein, "en el medio de la dificultad se encuentra la oportunidad".

El autor es vicepresidente segundo y consejero de Ordenación del Territorio, Vivienda, Paisaje y Proyectos Estratégicos del Gobierno de Navarra