o echaremos de menos a Donald Trump. Al contrario, siempre recordaremos sus cuatro años en la Casa Blanca como una pesadilla. Una pesadilla a la que se va a poner fin tras unos comicios reñidísimos y un agónico escrutinio de los votos. Aviso, sin embargo, de que Trump ha mejorado los resultados que en 2016 le dieron la victoria frente a Hillary Clinton. Ha obtenido unos 6 millones de votos adicionales. Solo ha perdido porque la participación ha sido inmensa y el rechazo a su persona tan masivo que Biden ha cosechado muchísimas más papeletas que Hillary Clinton hace cuatro años.

La victoria de Biden es una buena noticia. Cabe esperar que se atenúe la crispación a la que Trump nos ha sometido a todas y a todos con sus políticas migratorias, sus guerras comerciales, sus declaraciones machistas y xenófobas y sus amenazas a cualquier cosa que no le gustara. Biden lo hará diferente en un importante asunto, desde el punto de vista ambiental: la lucha contra el cambio climático, regresando Estados Unidos a los acuerdos de París. En estos momentos, EEUU es el segundo emisor mundial de gases de efecto invernadero, con el 14% del total (solo por detrás de China). Pero si se tienen en cuenta las emisiones históricas este país es el que más ha contribuido a generar el problema del calentamiento global.

Pero entrar es lo sencillo, la cuestión es a qué objetivos de recorte de emisiones de gases de efecto invernadero se compromete Biden para esta década, que será vital en la lucha contra el calentamiento del planeta.

Sin duda, las elecciones en EEUU van a tener una importancia indudable sobre la política ambiental en los próximos años en este país y a nivel mundial. En las elecciones en EEUU ha estado en juego elegir entre la agenda del republicano Trump, que niega el cambio climático y ha derogado decenas de leyes de protección de la naturaleza y del medio ambiente en la pasada legislatura, y el demócrata Joe Biden, que ha prometido la transición verde del país.

Trump ha pasado toda su vida negando el cambio climático: lo demostró desde la Casa Blanca iniciando en noviembre del año pasado el proceso formal para retirar a su país del Acuerdo de París que su predecesor Obama había firmado e impulsado en 2015. Precisamente, el pasado miércoles día 4 EEUU salió formalmente del Acuerdo de París frente al cambio climático por decisión de Trump.

Como es de conocimiento público, Trump -pese a la evidencia científica- no cree en el cambio climático. Lo calificó de "un cuento chino", y desde que inició su mandato fue deshaciendo los logros de Obama, como las regulaciones climáticas de la Agencia de Protección Ambiental (EPA), incluyendo el Plan de Energía Limpia para reducir las emisiones de las centrales eléctricas, y se retiró del histórico Acuerdo de París para enfrentar globalmente los efectos del cambio climático. Su ignorancia e ironía llegó al límite de decir que a Estados Unidos le iría bien "un poco" de calentamiento global para combatir las bajas temperaturas que aquejan a algunas regiones estadounidenses.

Trump dijo en su primer debate presidencial: "Construimos la economía más grande de la Tierra que no podemos cerrar. Estamos en auge económico (€) quiero que el aire sea más limpio y el agua sea más cristalina. Si uno ve nuestras cifras (económicas), nos está yendo muy bien. No hemos destruido nuestros comercios, nuestros negocios, están allí. Si uno ve el Acuerdo de París, era un desastre, desde nuestro punto de vista; y las personas están muy felices con lo que está pasando, porque a nuestras empresas les está yendo muy bien".

El programa verde de Biden para estas elecciones proponía un plan de inversiones limpias de dos billones de dólares para ayudar a que EEUU logre las emisiones netas cero en 2050, al igual que lo plantea la UE. También ha prometido una generación eléctrica 100% libre de emisiones en 2035.

No obstante, Joe Biden no ha comparecido en la campaña electoral con una agenda radicalmente a favor de medio ambiente. Ofrece, sin duda, un programa más enfocado en la sostenibilidad que Trump, pero sin plantear objetivos muy ambiciosos ecológicamente hablando en los tiempos en que vivimos. Durante la campaña, Joe Biden ha dejado claro, por ejemplo, que su plan no coincide con el llamado Green New Deal, una propuesta mucho más ambiciosa propuesta por el ala de izquierdas del Partido Demócrata y que él no ha querido hacer suya, seguramente que por los cálculos electorales.

Así, por ejemplo, algunas de las propuestas de Joe Biden no son nada ambientales, como mantener la energía nuclear y negarse a la prohibición de las técnicas de extracción hidráulica de gas y petróleo o fracking.

Por otra parte, las elecciones de EEUU se han celebrado en un contexto internacional en el que China está haciendo ciertos cambios en su política ambiental y energética. El pasado 22 de septiembre, el presidente chino Xi Jinping anunciaba en la Asamblea General de Naciones Unidas que prepara un plan para alcanzar en el año 2060 la neutralidad de carbono. Todo un movimiento en la política climática mundial del que es actualmente el país más contaminante del planeta y al que tanto se le ha criticado por los países más avanzados ambientalmente.

Con Asia y la UE remando hacia el horizonte de un 2050 sin emisiones, EEUU corría el peligro de quedarse aislado en discursos y tecnologías del pasado. Lo que va a ocurrir a partir de ahora con el clima y el medio ambiente en EEUU va a ser diferente al Gobierno de Trump. Al ganar Joe Biden, habrá ciertos cambios que pueden ayudar a aliviar o paliar en parte la contaminación y el cambio climático, aunque también encontrará serias dificultades si los republicanos mantienen el control sobre el Senado con una actitud de bloqueo.

El autor es experto en temas ambientales y Premio Nacional de Medio Ambiente