Defendía Ricardo Gallardo el galardón del Trofeo Feria del Toro de 2024, recogido durante el apartado del mediodía. Esta vez, a pesar de ser el hierro con mejor porcentaje en presencias y trofeos oficiales de la Meca, defraudó a los aficionados que le esperaban como gran argumento de un cartel rematado para el día del santo morenico, San Fermín. La nota del encierro se salvó en parte por la irreprochable presentación. Romana, kilos y astifinos pitones, algunos saludando al San Miguel de los Escolapios.
El paseíllo trenzado por Perera, Talavante y Luque prometía una tarde, al menos, tres o cuatro orejas. El marcador quedó en ninguna pelúa. Un trofeo pudo llevarse en el postre Daniel Luque del sexto toro, un veleto mejor que bien criado y que respondió con transmisión en las dominadoras manso del de Gerena. Labor, como acostumbra este torero, de menos a más, domeñando las condiciones del toro y obligándole a embestir si o sí. El toro embistió a empeñones y Luque se acopló en rima, por cojones. La faena tenía que haber sido refrendada con un espadazo en condiciones para llevarse el único trofeo de la tarde. No fue así. La espada, discreta en largura, penetró atravesada al tercer viaje y se esfumaron lo que hubiera sido la recompensa al torero más entonado de la tarde.
No sabemos bien el apartado de Gallardo. Las reatas, sementales y procedencia del envío desde San José del Valle a Pamplona, pero se lo tendrá que hacer mirar para próximas ocasiones.
Antes de que se nos olvide, también hay que reseñar que las lidias de las cuadrillas en los dos primeros tercios dejaron mucho que desear, sobre todo en banderillas donde, en bastantes toros, fue un despropósito.
El primer fuenteymbro de la Feria del Toro que escupió el toril de Azcona fue un toraco que avanzó la belleza y trapío que iba a presentar el sexteto de la función. Era un tal Ofuscado, un tiazo en toda regla. Cumplió en varas y llegó con embestida angelical a la muleta de Miguel Ángel Perera. El extremeño lo templó por los dos pitones con largura. Estuvo perfecto Perera, pero sus prestaciones muleteriles, quizá las mejores que hoy se venden, no terminaron de encontrar suficiente eco en los tendidos. Le faltó chispa al precioso Ofuscado para calar y, además, la suerte suprema se resolvió con un pinchazo hondo algo caído y un descabello después de que se enfriará aún más el veredicto de la parroquia. Saludó Perera una ovación desde el tercio. Esta faena en otro sorteo, tercero, quinto o sexto lugar hubiera tenido más respuesta. Perera había mandado dejar crudo en el caballo al toro porque intuyó que andaría justo de fuerza. Así fue y se convirtió en norma para los cinco siguientes bureles gaditanos.
El extremeño, como así fue con su primero, se justificó y estuvo por encima del juego del cuarto, otro tío de 610 kilos y más largo que un mercancías, que atendía a Zalagarda. Animal pronto y con medio recorrido, metiendo la cara, pero con falta de dos trancos y saliendo desentendido y aburrido. Perera le sacó todo lo que tenía y más con, otra vez, temple y mando por ambos pitones. Ni matándolo por derecho en primera instancia hubiera cortado una oreja, pero, además, la tizona fue imprecisa con dos pinchazos y una estocada desprendida. Aún así, el respetable le volvió a obligar a que saludara otra ovación desde el tercio.
Talavante se llevó la más baja puntuación de la tercera función del abono taurino sanferminero. El segundo, un precioso Sacacuartos, flojeó de salida, después de mostrarse suelto, perdiendo las manos en dos ocasiones. Calamocheó, no humilló y pegó algún que otro gañafón. Talavante no se metió a fondo con él. Quiso mostrar que se justificaba ante lo deslucido del toro, mas el personal acabó captando falta de habilidades y entrega. Vamos, Alejandro Talavante aburrió bastante.
Ante el quinto, quizá el toro con más opciones de la tarde, el torero pareció que se iba a poner un traje de faena más ajustado. Así y fue y, de menos a más, fue ajustando la lidia a base de técnica. Dejó dos buenas tandas, una por cada pitón y artísticos adornos de remate. No era como para una oreja con cierto peso, pero quizá se la hubieran pedido si no se pone pesado, como sus compañeros de tarde, con el estoque de muerte. Dos pinchazos destinados y una estocada antes de un letal golpe de verduguillo
Suspenso para Talavante
En conjunto, Talavante sacó un suspenso, mientras que sus colegas aprobaron en un examen a priori bonito, pero bastante decepcionante.
FICHA DEL FESTEJO
Seis toros de Fuente Ymbro, de honda y seria presencia, con cabezas muy aparatosos y ofensivas, pero de un juego muy desrazado, sin celo ante los engaños casi todos, cuando no manseando y buscando la querencia de corrales. El primero, con algo más de celo, y el quinto, que se movió mucho sin gran calidad pero con nobleza, fueron los de más opciones.
Miguel Ángel Perera, de gris perla y azabache: estocada corta desprendida y descabello (ovación tras aviso); dos pinchazos y estocada caída trasera (silencio).
Alejandro Talavante, de nazareno y oro: dos pinchazos, media atravesada muy baja y descabello (silencio); pinchazo y estocada baja (silencio).
Daniel Luque, de corinto y oro: estocada trasera tendida (ovación); dos pinchazos y estocada delantera (ovación)
Entre las cuadrillas, El Lili destacó en la brega del segundo.
Tercer festejo del abono de San Fermín, con lleno total en los tendidos (19.000 espectadores) en tarde de clima variable, con lluvia fuerte durante la lidia del tercero. Presidió, como es tradicional en el día del patrón, el alcalde de Pamplona, Joseba Asirón, que fue recibido con una gran pitada.
Lo más importante de la función lo aportó Daniel Luque, quien no tuvo muchas opciones, aunque ganara el bis a bis con claridad ante el tercero, Tramposo. Toro, bonito él, pero resultando ser el más descastado de la corrida de Gallardo.
Luque lo trabajó y lo logró domeñar en plan ladrón de oficio. Estocada atravesada que pareció hacer un punto la guardia. Hubo petición de oreja, la única blandida de moqueros de la tarde, pero insuficiente, claramente. Ovación fuerte, merecida.
El sexto, Previsor, como se ha dicho, y junto con ese quinto, Primoroso, elevaron al aprobadillo generoso del conjunto. Previsor, yendo poco a poco a querencia, obedeció a un Luque que se la jugó de verdad en cada cite, embroque y remate.
Sin duda, fue lo más encajado y vibrante de la tarde.