on el fin de lograr el acceso y la participación plena y equitativa en la ciencia para las mujeres y las niñas, la Asamblea General de las Naciones Unidas en diciembre de 2015 decide proclamar el 11 de febrero como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.

La desigualdad de género aún presente en nuestra sociedad tiene su reflejo también en el ámbito académico y científico. En Navarra, como en el resto del Estado, ya se ha alcanzado la paridad de género en la comunidad estudiantil universitaria. En cuanto a las matriculaciones a un máster hay una matrícula en Navarra del 36,9%, la cifra más baja de todo el Estado, que es de un 58%, según datos del el estudio de la Fundación CyD. Y a pesar de datos como el ofrecido por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), de que el 58,06% de las plazas de personal investigador en formación eran para mujeres, frente al 41% de los hombres, podemos comprobar cómo el porcentaje de mujeres va reduciéndose a lo largo de los distintos niveles de la carrera científica. Según los datos del informe Mujeres en cifras publicado en 2017, el 79% de los cargos de dirección y cátedras de las universidades públicas están ocupados por hombres y solo un 21% por mujeres. Actualmente, de las 50 universidades públicas existentes en España solo tres cuentan con una mujer como rectora. Estos datos reflejan la existencia de lo que popularmente se denomina techo de cristal, es decir, segregación vertical.

Este fenómeno se ve acrecentado en el caso de las carreras científicas y de ingeniería, donde ni siquiera existe la paridad en los estudios y la segregación vertical se suma la segregación horizontal. En las cinco titulaciones de Ingeniería que hay en la Universidad Pública de Navarra (UPNA) tan solo alcanzan el 25% frente al 75% de varones. En el caso de algunas de ellas, como en Ingeniería Eléctrica y Electrónica, el porcentaje de mujeres no llega al 10%. En 2015 había en Navarra 4.565 personas ocupadas en los sectores de I+D de las cuales el 38% eran mujeres. Solo una de cada cien adolescentes en España quiere dedicarse a las tecnologías de la información y la comunicación, según los datos del último informe PISA. Datos compartidos también por estudio de la transversalidad de género en los títulos de grado implantados en la UPNA del año 2012 desde el Departamento de Trabajo Social.

Una vez que finalizan sus estudios también existe un techo de cristal que impide a las mujeres llegar a los puestos más altos. Esto se debe, entre otros motivos, a los problemas de conciliación familiar y laboral, los obstáculos para que su trabajo sea reconocido y la dificultad a la hora de conseguir financiación para sus proyectos.

El Parlamento y Gobierno de Navarra ha tenido presente esta realidad desde 2016: propuestas para FP, proyectos de I+D+I, programa STEM, y especialmente la aprobación del 21 de junio de 2018 de la Ley de Ciencia. El objetivo, fomentar y financiar estudios de diagnóstico de las barreras que encuentran las mujeres para desarrollar carreras científicas. La introducción en el currículum de las asignaturas de ciencias de referentes de mujeres científicas. Mejorar la paridad en cuanto a las personas investigadoras principales en proyectos de investigación financiados por el Gobierno de Navarra. La ley de ciencia navarra reconoce que la ciencia y la igualdad de género son vitales para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible incluidos en la Agenda 2030. Para ello son necesarias medidas de acción positiva y medidas feministas transversales para beneficio de toda la sociedad, y de la ciencia en particular.

En 2021 sumarse a iniciativas como Todas somos Matildas y seguir nombrándolas es un ejercicio necesario. Se está haciendo en estos momentos por parte de la UPNA, Museo de la Universidad de Navarra, Planetario, Departamento de Educación y algunos ayuntamientos, además de asociaciones diversas entre las que quiero destacar Ellas hacen ciencia, Mujeres en la Ciencia, Mujeres con ciencia, autoras de numerosas iniciativas como el calendario escolar científico 2021, la rueda de las científicas, cuentos€., el proyecto de la UPNA con el teatro Yo quiero ser científica, el censo #DóndeEstánEllas y la página las científicas.

Lo que se nombra, existe. Aquí algunas que hay que conocer

Jane Goodall, Emmy Noether, Bárbara McClintock, Lise Meitner, Augusta Ada Byron, Jocelyn Bell, Rosalind Franklin, Marie Salomea Skodowska (Marie Curie), Wang Zhenyi, Maria Sibylla Merian, Mary Anning, Ada Lovelace, Elizabeth Blackwell, Alice Ball, Cecilia Payne-Gaposchkin, Rita Levi-Montalcini, Hedy Lamarr, Vera Rubin, Françoise Barré-Sinoussi, Valentina Tereshkova, Elizabeth Helen Blackburn, Maryam Mirzakhani, Josefina Castellví, Gabriela Morreale, María Wonenburger, Sara Borrell, Wangari Muta Maathai, Margarita Salas, María Blasco, Rosa Menéndez, Marta Macho, Paloma Domingo, Alicia Calderón Tazón, Elena García Armada, Emily Levesque, Jennifer Doudna, Cynthia Kenyon, Stormy Chamberlai. Katherine Freese, Xiaomei Cong, Katrin Amunts, Nina Tandon, Uxua López.. Y todas las que están trabajando en la UPNA, UN, Nabarrabiomed, CIMA, IDISNA...

Todas y cada una de ellas siguen siendo un referente para las niñas, jóvenes y mujeres científicas.

Porque la ciencia y el emprendimiento no deberían tener género. Es solo un estereotipo que podemos y debemos cambiar.

Uno de los 1.000 motivos para el trabajo por la igualdad, el feminismo y el 8 de marzo. Y para asistir a las actividades que se programen con motivo del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.

La autora es técnica de Igualdad.