falta de una valoración de los acuerdos/desacuerdos al final de la Cumbre del Clima de Glasgow, que analizaremos en una jornada organizada por el Departamento para el próximo jueves 18, y la posible constatación de una ciudadanía defraudada, cabe recordar la concreción de nuestros compromisos en Navarra.

Desde el primer día dijimos claramente que la COP26 debía ser la Cumbre de los compromisos y de las acciones concretas que permitieran cumplirlos. Nuestra presencia en Glasgow nos ha permitido exponer las políticas de Navarra e intercambiar conocimientos y experiencias con otras regiones y Estados a nivel mundial. Hemos tenido voz en dos redes internacionales, como son la coalición Under 2 y Regions 4, en las que hemos ratificado el compromiso climático de la Comunidad Foral con la declaración de los Gobiernos regionales para la COP 26. Además, hemos podido comprobar la importancia del papel de las regiones y de desarrollar nuestros compromisos en los ámbitos que nos permiten superar, incluso, las competencias de los Estados. Y es que los Estados solo podrán alcanzar sus objetivos climáticos si las regiones y los gobiernos descentralizados aportan todo su potencial. También hemos ratificado la necesidad de colaborar con la transición energética de países y regiones en desarrollo con el fin de avanzar en una transición justa, democrática e inclusiva hacia un verdadero desarrollo sostenible. Por eso, en la Asamblea General de Under 2 anunciamos que vamos a aportar nuestro granito de arena en la financiación del Future Fund, un fondo para proyectos de mitigación o adaptación de regiones con economías emergentes o en desarrollo. Y también hemos renovado el memorándum de la coalición internacional Under2 y nos hemos adherido a un nuevo compromiso con 5 objetivos de acción climática en materia de residuos, edificación, biodiversidad y justicia medioambiental recogidos en el proyecto de Ley Foral de Cambio Climático y Transición Energética.

Precisamente, una de las cuestiones que el resto de regiones ha valorado muy positivamente es que Navarra haya emprendido ese camino de plasmar medidas concretas en una ley. Por citar solo algunas: a partir de 2025, el 50% de la energía eléctrica consumida por la Administración Foral, las entidades locales y sus organismos públicos deberá ser certificada como 100% de origen renovable, y a partir de 2030, toda la energía eléctrica consumida deberá ser 100% renovable; a partir de 2030 las administraciones y sus organismos públicos no podrán arrendar inmuebles que no posean la consideración de edificio de consumo casi nulo; en 5 años todas las explotaciones agrícolas y ganaderas con un consumo anual superior a 1.000 kwh deberán implantar energías renovables en sus instalaciones para garantizar que, al menos, el 15% del consumo sea en régimen de autoconsumo; a partir de 2030 las demandas térmicas en explotaciones agropecuarias de gran tamaño deberán ser abastecidas con energía renovable; en el caso de los taxis, los vehículos que se adscriban a las licencias a partir de 2022 en áreas con más de 20.000 habitantes, deberán estar catalogados como cero emisiones o ECO; las instalaciones de energía solar se ubicarán prioritariamente en suelo urbano y urbanizable para asegurar su ordenada implantación sobre el territorio y garantizar la conservación de los valores naturales más relevantes. En ese sentido, el Ejecutivo foral impulsará, en colaboración con los municipios y la ciudadanía, la implantación en territorio navarro de comunidades ciudadanas de energía o comunidades de energía renovable; se establecerán los mecanismos necesarios para que a partir del 1 de enero de 2030, en los edificios de uso residencial y terciario de nueva construcción no se instalen sistemas térmicos abastecidos con combustibles fósiles; en dos años el Gobierno de Navarra elaborará una Estrategia de Transición Justa, que recoja, entre otras cuestiones, que las empresas distribuidoras y comercializadoras de electricidad, de agua potable, y de gas, no podrán interrumpir los suministros a las personas o a las familias en situación de vulnerabilidad económica, en los términos que reglamentariamente se establezcan; en el plazo de un año el Gobierno de Navarra deberá iniciar los trámites para la creación de la Agencia de Transición Energética de Navarra; el Gobierno de Navarra se dotará de dos instrumentos de planificación como son la Oficina de Cambio Climático de Navarra, como instrumento ejecutivo de las acciones necesarias, y el Fondo Climático, como instrumento de cofinanciación de los planes e iniciativas; la ley navarra dispondrá un régimen sancionador dada la repercusión que las infracciones a la misma generan en la lucha contra el cambio climático.

Desde hace tres años Navarra cuenta con una planificación climática y energética basada en la hoja de ruta Klina y en el Plan Energético de Navarra 2030 (ahora se está realizando la revisión del mismo contemplada para 2022) y con un proyecto con fondos europeos para la adaptación: Life integrado Nadapta. En los últimos años, y aunque las emisiones totales de gases de efecto invernadero se han reducido un 15% con respecto a 2005, se observa una tendencia levemente ascendente de emisiones en la que el consumo eléctrico tiene un papel relevante. Por ello, es necesario el fomento de la energía eléctrica renovable en detrimento de la procedente de combustibles fósiles. En este sentido, el proyecto de Ley Foral de Cambio Climático y Transición Energética contempla la transición, cierre o sustitución de las centrales térmicas de Castejón.

Con esta ley, Navarra es la segunda comunidad del Estado que tiene un proyecto de ley que aúna tanto la acción contra el cambio climático como la transición energética y en el que se establecen medidas concretas para poder alcanzar los objetivos marcados en la planificación.

La COP de Glasgow, al margen de una valoración más o menos positiva/negativa del nivel de acuerdos conseguidos, nos ha permitido comprobar in situ y en el marco del trabajo presentado por las regiones internacionales más implicadas en materia climática, que Navarra, además de ser un territorio comprometido con las políticas medioambientales, dispone de una planificación y de un proyecto de ley con medidas concretas que esperemos culmine con la aprobación de la Ley Foral de Cambio Climático y Transición Energética en el Parlamento de Navarra. Una ley que para algunos será excesiva y para otros insuficiente, pero que sin duda reúne medidas y acciones concretas que nos van a permitir avanzar en el objetivo de cero emisiones netas para 2050.

La autora es consejera de Desarrollo Rural y Medio Ambiente del Gobierno de Navarra

Nuestra presencia en Glasgow nos ha permitido exponer las políticas de Navarra e intercambiar conocimientos y experiencias con otras regiones y Estados a nivel mundial