n estos días se cumplen cincuenta años de la llegada de los Traperos de Emaús a Navarra. Desde marzo de 1972 están aquí, viviendo de su trabajo como traperos, recogiendo y recuperando lo que la sociedad rechaza. Una fundación, digna de elogio, cuyo fin principal es crear un espacio de convivencia y desarrollo integral para personas con dificultades diversas, y para aquellas que creen que otro mundo es posible. Un espacio basado en la libertad y el respeto, y donde su mayor riqueza es la diversidad.

Un colectivo, compuesto actualmente por cerca de 300 personas de 32 nacionalidades, distribuidas en sus centros de trabajo de Sarasa, Pamplona, Belzunce, Estella y Tudela. Actualmente, Traperos de Emaús recogen y tratan textil, libros, mobiliario y objetos domésticos, aparatos eléctricos y electrónicos, papel, cartón, vidrio, plástico...Con la recuperación de los objetos posibilitan que vuelvan a sus ciclos de utilidad rompiendo con el depredador modelo económico tomar-fabricar-consumir y eliminar. En 1993 manipularon 2.400 toneladas de diferentes objetos y materiales; en 2001 más de 6.000; en 2020 en torno a 11.300, de las cuales se ha recuperado casi el 81%. Con su trabajo, el impulso del Gobierno de Navarra y el reconocimiento y apoyo de las mancomunidades, han apostado por el Centro de Preparación para la Reutilización y el Reciclaje de más de 20.000 m2 en Berriozar que fue inaugurado en 2019, en el que quieren mejorar los procesos y fomentar la reutilización de objetos, la sensibilización ciudadana y la generación de empleo. En dicho centro albergan una línea de tratamiento de material textil, un nuevo rastro, un aula ambiental, una ludoteca y el taller Arréglatelas: primer espacio público de autorreparación de Navarra -Arréglatelas. Hemen Konpon-, puesto en marcha por Traperos de Emaús junto a la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona (MCP), donde quedan a disposición de los usuarios las herramientas necesarias para realizar las reparaciones además de asesoramiento a través de diferentes monitores que aportan el conocimiento necesario. La idea de esta iniciativa es que sean los propios usuarios del centro quienes reparen sus objetos, dándoles una nueva vida y evitando que se conviertan en residuos, lo que permite a cualquier persona la posibilidad de recuperar, arreglar o transformar un objeto estropeado, sobre todo si está relacionado con la carpintería, tapicería, electricidad o la mecánica. El Centro de Preparación para la Reutilización y el Reciclaje en Berriozar es un referente ejemplar reconocido en el Plan Integrado de Residuos de Navarra.

Sin duda, Traperos de Emaús ha sido uno de los colectivos que más ha hecho por las llamadas tres errres: reducción, reutilización y reciclaje. Nuestro planeta va de mal en peor. Si seguimos usando los recursos al ritmo actual, para el año 2050 necesitaremos, en conjunto, el equivalente de más de dos planetas para sostenernos.

Tenemos que asistir, más pronto que tarde, a un cambio de modelo productivo en el que se ponga el énfasis en que los productos puedan ser reutilizados y reparados para prolongar al máximo su vida útil, y de esta manera para que los materiales y los recursos se mantengan durante el mayor tiempo posible y así poder reducirse al mínimo la cantidad de residuos generados.

Este cambio de enfoque ha supuesto la realización de diferentes estudios e investigaciones donde se plantea la reparación de los productos como clave para la economía circular y la eficiencia de los recursos, ya que es reconocida como una actividad de bajo impacto ambiental. A diferencia del reciclaje, la reparación permite la recuperación del producto con una relativamente baja aportación de materia prima. Teniendo en cuenta que el reciclaje se basa en la destrucción de los productos, muchas veces mediante agresivos procesos industriales, para la recuperación de materia y la creación de nuevos productos se plantea la reparación como alternativa.

Y a esto se dedica Traperos de Emaús, y también al reciclaje, ya que, en última instancia, cuando no sea posible ni reducir ni reutilizar se deberá reciclar. Si bien con el reciclaje podemos recuperar algunas materias primas, ¿qué es lo que conlleva? Aparte del coste energético, su eficiencia nunca será del 100%, exceptuando el caso del vidrio. Además, ciertos materiales solo se pueden reciclar un número finito de veces, y perderán calidad y algunas de sus cualidades durante el proceso.

Pero además de su compromiso ambiental, Traperos de Emaús hace un trabajo social de primer orden, facilitando la incorporación laboral a través del trabajo de recogida, reutilización y reciclaje de objetos que ponen a la venta en sus rastros. Tal y como señalan los Traperos de Emaús en sus publicaciones, "toda nuestra realidad laboral se organiza y realiza con los principios de la Economía Social y Solidaria: importancia de las personas, la equidad, la justicia, la solidaridad y el medio ambiente. Con los frutos de nuestro trabajo cubrimos nuestras necesidades y también apoyamos proyectos de otros colectivos en situación de necesidad".

Desde la primera comunidad de Traperos de Emaús fundada en París, ésta es su primera norma: "vivir de nuestro trabajo". Así, vienen a decir que "no dependemos de subvenciones externas sino de nuestras manos. Esto nos hace libres, sin dependencias que condicionen nuestra forma de ser o de pensar. Igualmente, todos nuestros apoyos solidarios se realizan evitando las dependencias y promocionando las propias capacidades de autosuficiencia".

"Trabajar menos para trabajar más personas". Otro de sus planteamientos es "reducir la jornada de trabajo para trabajar más personas. El 70 % de su gasto es masa salarial. Los beneficios se destinan íntegramente a fines sociales y solidarios o a acoger a más personas. Equidad salarial: nuestros salarios son iguales para todas las personas, sin distinción de responsabilidades ni cargos. Todas las personas somos individuos de derechos y estamos reguladas laboralmente".

¡Traperos de Emaús, zorionak eta eskerrik asko!

El autor es experto en temas medioambientales y Premio Nacional de Medio Ambiente