Tras décadas de abandono institucional las madres solteras por elección denunciamos de nuevo las desigualdades que sufrimos. El anteproyecto de la Ley de Familias impulsada por Ione Belarra no recoge la mayoría de peticiones y vuelven a caer en saco roto la equiparación de permisos por nacimiento y lactancia con las familias biparentales, así como el acceso a ayudas de forma equitativa y el disponer de un marco protector mínimo.

La falta de una reforma normativa ha hecho que este último año se hayan dictado sentencias a favor de permisos por nacimiento de 32 semanas para familias monoparentales. El último ha sido el Tribunal Superior de Justicia de Extremadura. Los juzgados de Madrid, Cataluña, Aragón, Castilla y León, País Vasco, Galicia, entre otros, están dictando que siempre, siempre, debe imperar el bien superior de menor. Lo dice también la Constitución, Unicef, tratados europeos, una moción del Senado de 2020, etcétera. Pero en Navarra las sentencias están siendo negativas. Los hijos de las juezas navarras que deseen ser madres solteras podrán beneficiarse de este permiso gracias al Acuerdo del Consejo General del Poder Judicial que conceden las 32 semanas, pero los hijos de resto de familias monoparentales navarras no podrán.

En septiembre del año pasado, la Comisión de Presidencia, Igualdad, Función Pública e Interior instó por unanimidad a Gobierno de Navarra a modificar el reglamento de licencias y permisos del personal funcionario en la Administración Pública, acumulando las familias monoparentales el permiso de ambos progenitores. También emplazó al Gobierno del Estado a corregir esta discriminación. Casi seis meses después, todavía no se ha hecho efectivo. Ni tan siquiera se han propuesto plazos. Y es que desde Madrid, el PSOE se escuda en “el peligro de la discriminación estadística en la contratación de cualquier mujer en edad fértil si estas hacen la doble baja”. Las progresistas que se escudan en el feminismo machista debían releer el discurso de Clara Campoamor, allá por el año 1931. El planteamiento de algunos socialistas ataca directamente a la mujer trabajadora, a su poder de decisión y permite que los niños y niñas, por el hecho de tener una sola progenitora, se vean desfavorecidos.

Si la OMS recomienda 24 semanas de lactancia materna exclusiva, un permiso de 16 semanas es claramente insuficiente para toda madre. En Suecia el permiso maternal es de 16 meses, en Bulgaria, Dinamarca, Reino Unido, Albania de 12 meses, 10 en Grecia, 5 en Italia, 8 en España si es familia biparental (prima la corresponsabilidad) y 4 meses las monoparentales. En nuestro caso, nuestros pequeños están acompañados de su figura de apego, imprescindible durante los primeros meses de vida, la mitad del tiempo. Si no disponemos de ahorros para solicitar una excedencia en el trabajo, nuestras hijas tienen que ir a las escuelas infantiles con cuatro meses, muchas veces sin tener siquiera plaza por la imposibilidad de ajustar el plazo de embarazo con la apertura de inscripciones.

Según el Instituto de Estadística de Navarra, los datos de natalidad en la comunidad se redujeron un 26% entre 2010 y 2020. Estos últimos años los nacimientos son poco más de los 5.000 por año, frente a más de 6.500 de la década anterior. Y es que plantearse formar una familia es solo para valientes o locas. El elevado coste de vida, la inexistente conciliación, la falta de estabilidad económica o laboral hace que se aplace o rechace tener hijos.

Mientras estas cifras descienden, las madres solteras por elección aumentan. Los modelos familiares están cambiando y las instituciones padecen una ceguera sorda. Pese a saber de antemano los inconvenientes y la dureza de la maternidad en solitario, la poca ayuda institucional y las desigualdades con respecto a otras familias, una fuerza mayor nos empuja a enfrentarnos a todo, por el bien de nuestros retoños. Se llama instinto. El mismo por el que escribo estas líneas y por el que volveremos al Parlamento y a los juzgados a defender nuestros derechos y los de nuestras hijas e hijos.

Si la maternidad es cara, en Navarra lo es más. Mientras la nueva Ley de Familias amplía al resto de mujeres, trabajen o no, el bono de 100 € al mes por hijo menor de 3 años, en Navarra, gracias a la autonomía de su Hacienda, esta ayuda no existe. Al igual que la desgravación del IRPF durante la baja maternal, que en el resto de comunidades sí se aplica.

Hay políticos que viran la mirada al Estado para eximir su responsabilidad y compromisos adquiridos y otras veces sacan pecho de ser navarros de pura cepa, incorruptibles, justos y sabios. Yo creo en las personas que hacen política (la que últimamente escasea), a pesar de las órdenes, a pesar del “y tú más”. Creo es ese grupo de gente que a veces se ponen de acuerdo de manera unánime y trabajan codo a codo por el bien de una sociedad más justa, igualitaria y equitativa.