En 1979 el PSOE de González, Guerra, Urralburu y Benegas negoció con Herri Batasuna sobre la alcaldía de Pamplona-Iruña. Se hicieron dos reuniones en la oficina parlamentaria del PSOE-PSE y ese partido se mostró dispuesto a votar a Herri Batasuna la alcaldía de Iruña, si se le garantizaban la presidencia del Parlamento en la persona de Arbeloa y la alcaldía de Alsasua en la persona de Emilio Bulñandier. Aquella negociación fracasó, pero haberla, la hubo; negociación real, concreta y lógica. Luego en los dos cuatrienios de Balduz como alcalde, aprobamos junto con el PSOE-PSE y luego PSOR-PSN los presupuestos y las fundamentales decisiones, aunque el “régimen” ya había dado zarpazos de los trileros y la Izquierda Abertzale seguía aún enfrascada en su trágica dialéctica interna sin dar los pasos necesarios, que, sin embargo, ha acabado dando, mientras los trileros se reacomodaban en el terreno, que les es propio, la criminal extrema derecha.

En 1991 Herri Batasuna tuvimos que decidir entre prolongar los gobiernos de Urralburu, con terrible hedor a corrupción, que emanaba de las instituciones forales o facilitar la entrada en el gobierno de Alli, elegimos con riesgo y hasta amenazas más que graves el cambio en el poder. Mauricio, Adolfo y yo estuvimos en el despacho de Alli y con él y Sanz, dialogando y negociando presupuestos; y recibimos propuestas concretas, aunque constatamos que aún no había condiciones para un acuerdo.

La postura actual del PSN de no querer negociar con EH Bildu es, además de ridícula, por incoherente con sus propios antecedentes, antidemocrática por no tener en cuenta la voluntad de todos y de todas los ciudadanos y contraria a los intereses de la mayoría de navarras y navarros. ¿Qué es lo que les importa, por ejemplo, a las pamplonesas y pamploneses? Pues un ayuntamiento que pueda aprobar los presupuestos y que gobierne mirando a toda la ciudadanía con criterios de libertad, igualdad, solidaridad y progreso. Si el señor Esparza tuviese decencia democrática, no debería repetir la patética historia de Maya, no por las múltiples veces en que ha sido declarado persona non grata (que esas fatuas miserias ya nos las han hecho él y algunos otros miserables a otras y otros), sino por la vergüenza política de no ser capaz de aprobar ningún presupuesto en toda la legislatura. La señora Ibarrola, en vez de ridiculizarse a sí misma con soflamas excluyentes, debería tener la sensatez política de que solo debería acceder a la alcaldía si tuviese posibilidades de aprobar los presupuestos. Otros 4 años sin presupuestos constituirían un grave perjuicio para Iruña, aunque le permitiesen a la alcaldía hacer designaciones de amiguetes con pingües retribuciones.

El dialogar y negociar es la base imprescindible en la acción democrática. ¿Qué pensaríamos de quien se negase a hablar con el PSOE, por haber sido el mentor de las guerras sucias y las torturas, que han originado cientos y miles de víctimas, sin prácticamente ningún amparo judicial para las víctimas? No hay verdadera democracia sin diálogo y sin negociación. Si EH Bildu tiene que facilitar el gobierno de la holgada mayoría de izquierdas y progresista de Navarra, tiene obligación de hacerlo, pero debería, a la vez, formar parte o negociar la formación de ese gobierno. Igual que debiera ocurrir en instituciones como el Parlamento o los ayuntamientos, y sus juntas de gobierno. Lo ha mandado la ciudadanía y lo exige la normalidad y el sentido común.

El obvia que la voluntad de una gran mayoría de navarras y navarros es que se conformen gobiernos forales y municipales de carácter progresista, vasquista y de izquierdas. Y ese principio vale democráticamente igual para la alcaldía de Estella-Lizarra, que para Iruña y para el gobierno foral. Si por culpa del PSN no se conforman esas alcaldías, tendrá que responder y acabará respondiendo electoralmente, tal como ya lo está haciendo.

La endémica supeditación de las actuales derechas de Navarra al centralismo, -que es el único y verdadero enemigo de las libertades de Navarra-, hace que le resulte racionalmente imposible el modernizarse. No hay un solo avance en derechos civiles, sociales, económicos y culturales, en los últimos 50 años, que haya apoyado la rancia representación política de la derecha navarra, siempre supeditada a sus vísceras franquistas. Uno de los cambios que la sociedad navarra necesita es que la derecha política, compuesta mayoritariamente por personas abiertas y democráticas, deje de estar representada por la estirpe de quienes han defendido durante más de 40 años lo mismo que ahora defiende muy minoritariamente VOX. Y esta anormalidad tiene responsables.

La invocación a la normalidad sigue siendo un imperativo en la política de Navarra. Si la mayoría de la representación política de Navarra es progresista y de izquierda, lo lógico es que se negocie y llegue a acuerdos para que la presidencia la ostente Txibite, y si la mayoría progresista y de izquierdas de Pamplona, Barañain, Lizarra, etcétera… es progresista y de izquierdas, lo lógico es que la gobernanza se negocie y la alcaldía sea representada por el grupo mayoritario. No tiene Txibite para ser presidenta del Gobierno de Navarra más legitimación democrática que Asiron para ser alcalde de Iruña.