En el año 2015 el Club Atlético Osasuna estaba inmerso en un escándalo de corrupción que amenazaba con dañar muy seriamente a su imagen. En el mes de marzo fueron detenidos el expresidente de Osasuna, Miguel Archanco, el exdirectivo Txuma Peralta y el exgerente Ángel Vizcay por orden del Juzgado de Instrucción número 2 de Pamplona, que investigaba la desaparición de 3,7 millones de euros, que denunció la nueva junta directiva, y el presunto caso de amaño de partidos en la temporada anterior.

Varios presidentes de clubes de fútbol españoles se han visto envueltos en problemas con la justicia y en muchos casos han terminado en comisaría o incluso en prisión. El último caso conocido fue el del presidente del Fútbol Club Barcelona, Josep María Bertomeu, antes ya fueron detenidos otros presidentes azulgranas, Sandro Rosell y Josep Lluis Núñez, así como el presidente del Real Betis Balonpié, Manuel Ruiz de Lopera, y José María del Nido, presidente del Sevilla Fútbol Club. Es cierto que existe corrupción en el fútbol español, pero no es justo que sea un equipo modesto, el Club Atlético Osasuna, el que cargue sobre sus espaldas con el sambenito de ser el equipo más corrupto del fútbol español. En 2015 las autoridades españolas investigaron varios partidos disputados por el equipo navarro en el tramo final de la temporada 2013/14 por supuesto amaño de partidos. ¡Como si no hubiese habido precedentes de amaño de partidos y movimiento de maletines en otros campos de fútbol! Es cierto que había sospechas de desvío irregular de fondos por parte de aquella directiva de Osasuna, pero la forma de tratar al equipo navarro no se había producido nunca. Ya hemos comprobado los seguidores de Osasuna el trato que ha recibido nuestro equipo por parte de los árbitros y de las altas instancias del fútbol español. Hemos comprobado que no nos quieren.

Durante las últimas semanas hemos asistido a continuas filtraciones interesadas, en clave nacional, a ciertos medios de comunicación para construir un relato que sacrificase al débil para favorecer al fuerte. Filtraciones que aseguraban que el final de todo este proceso iba a ser la expulsión del club rojillo de las competiciones europeas. Y con ese horizonte, sabiendo que las filtraciones no provenían de fuentes alejadas de los organismos que debían velar por la neutralidad del proceso, ha trabajado Osasuna desde aquel momento. Tras resaltar que “el daño a la imagen de la entidad es muy grave”, Osasuna lamentó, a través de un comunicado, que ese daño se ha producido además “con el silencio de los principales organismos del fútbol español. Ahora la RFEF ha confirmado que fue La Liga la que denunció a Osasuna. Ahora la posible exclusión del club navarro de las competiciones europeas por los amaños de la temporada 2013-14 hace florecer una nueva batalla entre las entidades que presiden Luis Rubiales (también es vicepresidente de la UEFA) y Javier Tebas. La LFP denunció a Osasuna, pero la RFEF no ha defendido en ningún momento al equipo navarro. No hay duda de que no nos quieren. ¿Qué podemos hacer? Pues si no nos quieren, nos vamos. La única salida es promover de una vez la creación de una federación independiente de fútbol vasco navarra y abandonar el fútbol español.

En diciembre de 2020 la Federación Vasca de Fútbol solicitó a la UEFA y a la FIFA formalmente su afiliación a dichos organismos. Esta solicitud fue denegada por las resoluciones de fecha 11 y 31 de julio de 2021 emitidas por los Comités Ejecutivos de la UEFA y la FIFA, respectivamente. El máximo organismo del fútbol europeo deja claro en sus estatutos que sólo puede haber una federación por país. No obstante, se trata de un objetivo legítimo y absolutamente viable desde un punto de vista legal, tal y como demuestra la integración de otros territorios europeos, que sin ser independientes, han sido reconocidos por la UEFA y la FIFA, como son Escocia, Gales, Inglaterra, Irlanda del Norte o Gibraltar (admitida en 2013 en la UEFA y en 2016 en la FIFA).

Gibraltar realizó varios intentos para convertirse en miembro de pleno derecho de FIFA, presentando su solicitud de admisión en 1997 y contando con un fuerte oposición de la RFEF. Dos años más tarde, este organismo confirmó la apertura del procedimiento y remitió la solicitud de la Asociación de Fútbol de Gibraltar a la confederación continental, la UEFA, ya que, de acuerdo con los estatutos de la FIFA, es responsabilidad de las confederaciones conceder la condición de miembro a los solicitantes. En 2001 la UEFA modificó sus estatutos para que sólo las asociaciones de países reconocidos por la ONU como Estados independientes puedan convertirse en miembros, por ese motivo, la UEFA rechazó la solicitud de la Gibraltar. Sin embargo, en 2013 fue admitida en la UEFA y en 2016 en la FIFA.

Para que la Federación Vasca de Fútbol pueda ser reconocida por la UEFA y la FIFA y tener una selección propia en competiciones internacionales se requiere en primer lugar que la Federación Española de Fútbol apoye la demanda de Euskadi, algo impensable hoy en día. La única salida es la insubordinación de todos los equipos vascos hacia la Federación Española, es decir, todos los equipos vascos del fútbol profesional más los de Primera, Segunda y Tercera Federación deben abandonar la RFEF creando una Federación propia independiente. Es necesario crear una nueva estructura con una división de fútbol profesional y varias divisiones amateurs formadas por equipos vascos y navarros. El fútbol, la UEFA, la FIFA, la RFEF, todo es privado y nadie va a impedir que formemos una federación independiente de fútbol. Ya es hora de dejar de arrastrarnos, de suplicar y de pedir clemencia a unas instituciones corruptas salpicadas de escándalos financieros como es la UEFA (caso Platini) o la FIFA (caso Blatter) por no hablar de la corrupta RFEF (Operación Soule contra la corrupción en el fútbol español).

El autor es analista