Si nadie lo remedia, y parece que la nueva alcaldía carece de la necesaria sensibilidad y sentido común para estos temas, una de las mejores calles de Pamplona, la de Sangüesa, así como la plaza mejor arbolada, la de la Cruz, sufrirán daños irreversibles. ¿Tan difícil es asimilar que entre un árbol y un coche hay que optar siempre por el árbol? En Francia la mayoría de carreteras siguen manteniendo un magnífico arbolado en sus arcenes, mientras que aquí, como en la recta de Arguedas hace años, si un coche se estrella contra el árbol, la culpa se le achaca al árbol, cuando debería achacársela al coche.

En la Milagrosa, donde con la peatonalización podría haberse plantado por lo menos una hilera de árboles en cada calle, como se ha hecho en el Ensanche de San Sebastián, en lugar de dejar unos espacios fríos y tristes, llenos de obstáculos y con el peligro de ser atropellado por diversos vehículos que circulan junto a las paredes de los edificios. Un diseño lamentable que perjudicará a la vida y los comercios del barrio.

La calle del Bosquecillo, más de lo mismo, desangelada y sin el encanto decimonónico que tenía. Ahora los peatones corren el riesgo de ser atropellados por bicicletas y patinetes mezclados con ellos. Eso sí, en Sanfermines el mercadillo ha visto ampliado su espacio...

De la Plaza del Castillo y de Carlos III, mejor no hablar. Y mientras tanto Amaya y Paulino Caballero aguantando el tráfico excesivo que nunca debió quitarse de Carlos III.

Volviendo a la Plaza de la Cruz y la calle Sangüesa, ¿no sería mucho mejor hacer el aparcamiento subterráneo en la Avenida de Galicia, cuya amplitud es mayor y cuyo arbolado, gracias a las excesivas podas que sufre, se encuentra raquítico y enfermo?

17

Protesta contra el aparcamiento de la Plaza de la Cruz Javier Bergasa

A la nueva alcaldesa y su ayuntamiento les puedo dar algunas sugerencias que mejoren el urbanismo de todos y so sólo el de unos pocos como es el caso que nos ocupa: Así, entre otras muchas, pueden poner árboles en calles con aceras amplias que no los tienen, como la calle Monjardín en la trasera del Seminario. O reponer los alcorques de la parte baja de la Avenida de Zaragoza, donde había bajeras con vados que ahora no existen. O volver a ensanchar aceras de dicha avenida, entre Príncipe de Viana y Doctor Huarte, con árboles, que se quitaron en su tiempo en beneficio de los coches. Seguramente encontrarán espacios donde plantar árboles en lugar de cortarlos.  O diseñen calles con inteligencia, que no todo consiste en poner obstáculos por doquier en las calzadas o limitar de forma absurda la velocidad a 30 Km/h en calles donde no solamente es imposible circular tan despacio, sino que además es innecesario. Hay diseños que pacifican la circulación, calzadas más estrechas, pavimentos diferenciados, medianas de separación, carriles bici bien diseñados, etcétera.