El líder supremo (así se denomina en estos lares) hará lo posible y lo imposible por perpetuarse a sí mismo; se decide por unanimidad entre el grupo de polemistas que conforman el Consejo de los Burgos de nuestro pequeño conuco local. Sus adláteres lo confirman: ello no es un fin en sí mismo, sino un medio para seguir haciendo políticas valientes y progresistas.

Ningún partido político, tras las elecciones, ha obtenido el número de parlamentarios suficientes para conformar gobierno. Los dos principales parece que dependen exclusivamente de Junts, un partido continuista del 4% de Pujol, independentista y de derechas: votó en contra de la Ley de Vivienda y de la Ley de Reforma Laboral, leyes progresistas. Los partidos con aspiraciones lo engominan y festejan con menor o nula fortuna. El PP con ese vicio adquirido a pegarse tiros en los pies y al trastorno bipolar en sus declaraciones de lo mismo y lo contrario, está autodescatalogado. El PSOE goza del favor de una amalgama de partidos mezclados en marmita, independentistos o no. Pero, al igual que Asterix con la aldea gala, el victimista y humorista Puigdemont (yo soy Junts), resiste; es cuestión de supervivencia propia el pedir aquello que sonroja al común de los mortales. Pide la amnistía (además de) para todos aquellos encausados, enjuiciados, condenados por dar un golpe de estado en un país democrático y desde el poder, casi un autogolpe, al estilo de las imitables dictaduras. El Consejo de los Burgos, semanas hace que, por unanimidad, afirma con frases cortas y cortantes (así son los lugareños) que la concederán y “todo lo que haga falta”.

Este Consejo no debate si la amnistía es o no anticonstitucional; somos pueblo y nuestra formación es muy inferior a nuestra experiencia. Pero conocemos las declaraciones de dirigentes históricos del partido, y de otros todavía en activo, posicionándose en contra de la misma; cierto, había alguna declaración proamnistía, pero se hacía con la boca pequeña y únicamente de quienes, en su mirada se visualizaba, eran aspirantes a alguna sinecura. Y nos preguntábamos qué pensaría del tema el fundador Pablo Iglesias Posse; y concluimos que esta idiotez se la traería al pairo, ni un minuto de su tiempo.

Opinábamos que para qué marear la perdiz, que el pescado ya estaba vendido. Y si nosotros, pueblo llano, lo sabíamos, qué no iban a saber aquellos que, decían las noticias, negociaban el tránsito de la llanura a los riscos. Tenemos la sensación que se ríen y nos trataban cual niños en preescolar, incluso con desdén. Y esto, por indigno e indignante nos sobrepasaba, así que en los días sucesivos quisimos racionalizar tamaña entelequia, propia de la Iglesia de la Cienciologia.

a) El instinto de supervivencia mediatiza nuestras decisiones. Ya no es cómodo decir que gusta el poder, es más correcto decir que gusta la gestión. Aunque en ambos casos existe el derecho de pernada, no lo parece; hablar de gestión es más sutil, parece que incluso más democrático. Ello implica hablar de corrupción política, aquella en que uno vota lo que mande el partido (quien le ha puesto en el cargo) y no aquello que uno siente; el denominado síndrome dedo índice-mente anulada. El sillón tiene su coste y éste siempre se paga en honorabilidad.

b) Nos dicen, con la mirada perdida, que todo vale para que no haya confrontación social y que todo, recalcan, estará dentro de los límites de la Constitución. Pero, ¿estamos tontos? Faltaría más. Con estas afirmaciones se ponen en el mismo lado de quienes dieron un golpe a la democracia en nombre de la democracia (ja) y desde el poder que ellos mismos acaparaban. Tienen sentido del humor, los jodidos.

c) No es amnistía, sino desjudicializar actos políticos. Los eufemismos se han convertido en el Santo Grial del autoengaño. No cabe más miseria comunicativa ni tamaña bajeza ética por parte de quienes se consideran animadores socioculturales en el arte de la socialización de la vergüenza (ajena). Desde el Consejo proponen que la amnistía se denomine Ley de Puntos Suspensivos

No todos somos iguales ante la ley. Las clases sociales han trastocado en clases políticas: están ellos y quienes obedecen. Ya dijo monseñor Romero, arzobispo de San Salvador: las culebras solo pican a quienes caminan descalzos. La amnistía o su equivalente eufemístico es un caso flagrante de que entre compañeros (políticos) no se van a pataquebrar. El indulto les parecía más bien un tema de regalía de procesión de Semana Santa. Quieren el todo-todo y la amnistía solo es parte del preámbulo. Las ínfulas, el victimismo crónico y la falta de escrúpulos, incluso con un porcentaje de voto casi ridículo, infantil, se sienten fuertes, imprescindibles por número de escaños que necesita el líder supremo para seguir en el poder con el objetivo, eso dicen, de seguir haciendo políticas valientes y corales (ja); puro aceite de serpiente, charlatanería. El fin excepcionalmente justifica los medios y, desde luego, éste no es el caso; el egocentrismo adquiere tintes de espiritualidad.

d) La amnistía supone olvido, empezar de nuevo, ver el inicio de la alborada. Pero las declaraciones de los enjuiciados por delitos cometido repiten hasta la saciedad tornarem a fer. Y ¿entonces? El más avezado del Consejo de los Burgos no descansa, ve problemas en todo, tiene poca fe y piensa en voz alta: los partidos independentistas, no importa tiempo y lugar, son partidos supremacistas. El Gobern fue dirigido durante una legislatura por un representante talibán del ku Kux Klan, por los escritos y declaraciones realizadas. Estos Trump catalanistas con patente de filibustero quieren ser recibidos bajo palio y vendernos aceite de serpiente, charlatanería que les permita vivir con holganza de nuestro trabajo

Lo intangible, la sentimentalización de nuestras acciones, tienen una duración limitada. Pronto surge lo tangible, lo cuantificable, que se extiende como mancha de aceite invisibilizando el resto. La deuda de Cataluña es de 86.000 millones de euros, similar a la deuda conjunta de Madrid, Andalucía y Castilla la Mancha. Quizás han vivido por encima de sus necesidades o quizás España les roba. Pero que no se preocupen, no tienen más que pedir solidaridad y entre los habitantes del Maestrazgo, Alpujarra y Las Hurdes, llevaremos a buen puerto la nave del desquicio sociopoliticoeconómico.

Al igual que un partido presta a otro algún parlamentario para que conforme grupo político propio y nadie se rasga las vestiduras ni se habla de estafa democrática, un partido con opciones podría ceder a otro algún diputado para que cierren la investidura. Que lo jueguen a las damas, dicen desde el Consejo de los Burgos.