A finales de agosto se celebró el segundo curso de verano de Urroz Villa del Libro, denominado en esta ocasión Leer y escribir en Navarra. Se trataron temas como la poética, Navarra y la historia, los clásicos o la relación entre la literatura y la inteligencia artificial. Se aprendieron instrumentos para que leer y educar se fueran aplicando como mecanismos de retroalimentación. La realización de las ferias del libro y la edición proporcionan una buena razón para recordar las conclusiones del evento.

1 - En Navarra hay muchos escritores, poetas y novelistas. Ahora bien, se cuentan con los dedos de la mano aquellos que logran un éxito de ventas que les permita dedicarse de lleno al oficio de la escritura. Lo principal: la vocación literaria es un elemento netamente enriquecedor de cualquier persona. 

2 - En Navarra se escribe y se lee mucha historia, aunque a veces se cae en el inevitable historicismo. Deseamos que vaya aumentando en este campo el espíritu crítico para tratar de llevar a la literatura el rigor científico requerido en cualquier investigación.

3 - Los clásicos, que por definición nunca pasan de moda, siempre estarán ahí. Los libros nos permiten tenerlos al alcance de nuestra mano, para acompañarnos en una conversación permanente –y crítica– sobre las cosas humanas. Navarra también tiene sus clásicos y merece la pena descubrirlos. ¿Por qué no ponerlos en valor? ¿Por qué no instalar, por ejemplo, placas informativas, que señalen aquellos lugares vinculados a nuestros escritores más conocidos y reconocidos?

4 - El fomento de la lectura es un valor en sí mismo. Pero además hay que esforzarse en cultivar la lectura lenta, rumiante y meditativa. Es decir, la lectura crítica. Contamos para esta labor con las instituciones docentes y los diferentes clubs de lectura. 

5 - Lectura y escritura van de la mano. Se lee para saber qué han escrito otros y se escribe para que otros nos lean. La educación de los jóvenes lectores es inseparable de la de los jóvenes escritores. 

6 - La narrativa en Navarra goza de buena salud, destacando la novela negra. Ofrece una alternativa de ocio mucho más sana y equilibrada que la del mundo audiovisual. La lectura de un libro exige un esfuerzo mayor; por eso aporta también mayor satisfacción y crecimiento personal. 

7 - ¿Se logrará alguna vez una población mayoritariamente lectora de libros? Hoy por hoy no parece muy probable. Quienes leen, leen mucho y con afición. Quienes no leen no leen casi nada, y lo hacen con desgana. Es posible que esta división haya de seguir permaneciendo a lo largo del tiempo. Lo que parece claro es que la existencia de una parte significativa de población lectora al final, de una u otra forma, acaba beneficiando también a la población no lectora. 

8 - El asociacionismo en general, y el de los escritores en particular a través de la Asociación Navarra de Escritores o de otras iniciativas como tertulias, foros y cursos de verano debe traer logros y ventajas para el conjunto de la comunidad en el futuro. Destacamos la creación del Premio Navarro Villoslada que desde el presente año seleccionará obras de autores navarros tanto en castellano como en euskera. 

9 - La labor de los maestros, colegios, departamentos de literatura de colegios y universidades, bibliotecas, es fundamental para que el número de lectores aumente. Todos los agentes que intervienen en la cultura literaria deben coordinarse mejor: escritores, editoriales, bibliotecas, librerías, asociaciones, etcétera. Es importante por ejemplo fomentar un tiempo para lectura. Es paradójico que las bibliotecas y sus salas de lectura, que se hicieron para ello, no sean visitadas por lectores sino más bien por estudiantes o por personas que han de hacer alguna lectura “obligatoria”. 

10 - El papel de los padres y las familias está en cualquier caso en la base de la formación de las nuevas generaciones de lectores. Los niños, como siempre, copiarán a los adultos. Y si nos ven disfrutar con un libro entre las manos se darán cuenta, y entonces también ellos leerán, y escribirán, y serán personas más cultas y más libres.

Una de las grandes preocupaciones de nuestra sociedad viene dado por los problemas de salud mental que de manera especial afectan a nuestros jóvenes. Creemos, como dice Douglas Noll, que “leer grandes obras de literatura resulta una condición necesaria para tener una mente educada debido a las experiencias emocionales que el autor describe”. Eso es lo que nos permite comprender la diferente tristeza que sentimos cuando se nos cae un helado, pierde nuestro equipo o fallece un ser querido.

Cuando leemos viajamos, soñamos, imaginamos, nos emocionamos, volamos.

Debemos disminuir la influencia de los mecanismos que se dedican a captar nuestra atención y nos impiden viajar, soñar, imaginar, emocionarnos o volar.

Eso tiene una solución costosa a corto plazo, virtuosa a largo plazo: leer. Merece la pena.

Firman este artículo: Javier Garisoain Otero, director del curso; y Javier Otazu, ponente