TÍtulo desafortunado, lo reconozco. No obstante, refleja muy bien lo que puede ocurrir con este icónico yacimiento arqueológico de Navarra, en Eslava, Valle de Aibar - D’Oibar.

Hace ya bastantes años una persona me informaba acerca de un yacimiento arqueológico, de una civitas romana, en un paraje conocido como Santa Criz, en su pueblo, Eslava. Varias veces lo hizo. No le presté mucha atención ya que me extrañaba que una intervención arqueológica, de bastantes años, fuese desconocida: no había noticias sobre la misma, ni estudios, ni investigaciones que hubieran visto la luz. Se habían recuperado capiteles, la estatua de un togado, columnas, y una cantidad de artefactos sin fin, derrumbados en un soberbio criptopórtico forense. Más la necrópolis. Silencio desde las oportunas instituciones oficiales culturales navarras.

Hasta que por fin un día me enseñó una foto del criptopórtico y me quedé inmediatamente extasiado ante lo que veía. No podía creerme el desconocimiento que teníamos de este  enclave. Sorprendente esta ausencia de datos. Apenas había dos o tres referencias en la revista Trabajos de Arqueología de Navarra.

Y por supuesto me faltó tiempo para acudir y todavía me veo allí preguntándome qué pasaba, por qué se ocultaba este lugar. Un castro vascón y una pequeña ciudad romana que en su día compartieron murallas. Años más tarde se puso en valor y seguía sin despegar.

Fue con la posterior llegada de Javier Andreu y su equipo cuando comenzó un rápido y espectacular conocimiento de Santa Criz, tanto de nivel físico como en investigación, estudios, artículos y trabajos, publicados en revistas dedicadas a Arqueología, tanto nacional como internacional, en papel o digital, radio y televisión. Santa Criz triunfaba: el nuevo equipo habia utilizado todos los medios a su alcance para dar a conocer este enclave.

Y lo que también es muy importante, y que tantos seguidores y adictos a esta civitas ha conseguido atraer, es un detallado relato del día a día del pequeño periodo de excavaciones anual, ameno y explicativo, comprensible para todos, que todavía nos deja con más interés en volver nuevamente a visitar este lugar y conocer,+ en esas brillantes visitas guiadas, los pormenores de la última campaña realizada. Del mismo modo, en estas redes sociales nos iban comunicando los resultados de las diferentes investigaciones realizadas en los objetos hallados. Sumando también las visitas de autobuses con escolares de diferentes CCAA visitando, disfrutando y aprendiendo de Santa Criz.

Han sido unos años extraordinarios. Hoy es un pequeño lugar a la espera de que alguien rompa el protocolo de la muy exigua financiación de yacimientos arqueológicos y sus condiciones. 

La ventura del Yacimiento de Santa Criz de Eslava fue encontrar este equipo con Javier Andreu al frente. Aparte del extenso conocimiento que se tiene actualmente en el mundo científico de este espectacular y monumental yacimiento, también nos ha proporcionado un magnífico museo virtual, cuyas exactas reproducciones tridimensionales nos aportan todo tipo de explicaciones, gracias a las novedosas plataformas digitales. Asimismo, infinidad de documentación de todo tipo está a nuestra libre disposición.

Un equipo que ha trabajado en transformar un lugar olvidado en un yacimiento conocido y reconocido internacionalmente y científicamente también, con todos los matices de historia y de investigación y de recreación de los lugares del mismo, y tantas y tantas cosas que serían imposibles de reproducir aquí. Muchos años de ilusión y de trabajo van a quedar en nada. Y Santa Criz conocerá nuevamente el olvido.

En mi opinión, y doy por supuesto de que habrá muchísima gente que se ha desplazado a las excepcionales visitas guiadas del Yacimiento de Santa Criz y su exposición permanente en el pueblo de Eslava, llegadas de todos los rincones de Navarra y del resto del país (también de lugares internacionales) pensarán como yo: que el Gobierno de Navarra debería reflexionar y dejar sin efecto este castigo desproporcionado y permitir que Javier Andreu, junto a su equipo, vuelva a tomar la riendas de las pequeñas excavaciones anuales, complementadas con una excepcional y abundante divulgación de lo hallado, durante todo el año.

Ojalá tengamos suerte, todos, sin excepción, y el Gobierno de Navarra revoque su resolución. Es lo justo.