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La carta del día

A la ‘Plataforma por la partida’

A la ‘Plataforma por la partida’Javier Bergasa

El lunes leía atónito un artículo en este periódico (https://www.noticiasdenavarra.com/opinion/tribunas/2024/09/30/valentia-senor-gimeno-8747084.html) firmado por la Plataforma por la partida en relación a, y cito textualmente “enésimo capítulo en cuanto al tema de la jornada escolar en los centros de educación infantil y primaria con la sentencia judicial que anula parte de la orden foral que regula el cambio de jornada”. En el mismo se pedía valentía al señor Carlos Gimeno, consejero de Educación del Gobierno de Navarra (¿el más progresista de la historia?). Pido lo mismo: valentía. Pero también un poco de reflexión teniendo en cuenta que estamos hablando de niñas y niños, por favor.

¿Cómo es posible que en el citado artículo en ningún caso se haga referencia al bienestar de nuestras hijas e hijos?

Se le pide valentía para “dejar de delegar en las familias y las comunidades educativas de cada centro el horario escolar a implantar, trasladando a las familias y el profesorado de cada centro la decisión de cambiar o no la jornada escolar”. Disculpas de antemano, he leído la frase por lo menos 20 veces, ¿dejamos de delegar en las familias trasladando a las familias la decisión de cambiar? Cuando se escribe algo, hay que releerlo antes de publicarlo, porque esto no tiene sentido alguno. Independientemente de esta afirmación, creo que las familias deberían tener la posibilidad de decidir sobre el horario de sus hijos en una votación justa. Por la misma razón que un trabajador pueda llegar a votarlo en su propia empresa. Sentido común. ¿Pero a santo de qué mi hijo tiene que salir de casa a las 8.00 y volver a las 16.30 pudiendo llegar a estar más tiempo fuera de casa que un trabajador? Yo, por ejemplo.

Se le pide valentía para realizar un estudio serio y así “establecer una única jornada escolar para todos los centros educativos públicos y privados concertados de Navarra (…) que trate igual al alumnado con independencia de las condiciones socio-económicas de sus progenitores. (No es aceptable que un alumno tenga que salir más tarde del centro que el resto porque sus padres trabajan hasta más tarde o no tiene una red familiar que le ayude)”. Vamos, café para todos. No es aceptable que un alumno tenga que salir más tarde del centro que el resto, pero en cambio sí es aceptable que como uno no puede, el resto se fastidie. ¡Que vivimos en el siglo de la diversidad! Basta de tratar a nuestras niñas y niños como autómatas, porque a estas edades, donde mejor están es con sus padres. Punto, no hay discusión. No va a haber ningún estudio de esos que solicitáis ni nadie en el mundo que diga lo contrario.

Se afirma también que atendiendo a criterios sociales y educativos “la jornada de mañana y tarde es la más beneficiosa en cuanto al estudio, la asimilación de conceptos y los horarios de comida del alumnado”. Es más, ¡iría un poco más lejos! La jornada de mañana, tarde y noche es la mejor para todo eso que decís y también para que los padres puedan jugar a pádel tranquilamente, incluyendo las cervecitas de después. ¿Cómo no se le ha ocurrido esto a nadie antes? Así, recogeríamos a nuestros hijas e hijos a las 20.00 agotados tras todo el día fuera de casa para darles de cenar y dormir. PLA-NA-ZO. Ser el padre del año está chupado. Subrayo mi ironía, por si las moscas…

No me extiendo más. Por favor, vamos a poner en el centro del debate el bienestar de nuestras niñas y niños. Existen fórmulas sobradamente contrastadas en las que se permite la conciliación familiar con una educación de calidad. Si un niño no puede salir a la hora de comer por el trabajo de sus progenitores y porque no dispone de ayuda familiar, puede asistir al comedor y a extraescolares; si un progenitor antepone su siesta o su pádel a estar con su hijo, éste puede asistir al comedor y a extraescolares, o sólo a extraescolares. Pero demos la opción de que las niñas y niños que puedan estar con sus padres, tíos o abuelos, estén. No pequemos de desafectados.