Tras analizar con detenimiento el acuerdo político entre PSN, EH-Bildu y Geroa Bai sobre el futuro del monumento a los Caídos, solo cabe concluir que se trata de un error histórico y un horror. Así de claro y así de crudo.

Creo que estaremos de acuerdo en que con las actuales mayorías políticas progresistas tanto en Navarra como en Pamplona-Iruña, y más tras los acuerdos importantes que va tejiendo el Partido Socialista con Bildu en todos los ámbitos, incluido el estatal, teníamos y tenemos una oportunidad histórica para darle una salida digna a la que es, sin lugar a dudas, la asignatura pendiente más importante en materia de memoria histórica y la mayor ofensa pendiente de eliminar, para con las miles de víctimas del franquismo en nuestra ciudad y nuestra tierra.

En ese contexto, tanto en el acuerdo de gobierno para la constitución del Gobierno de Navarra como en el que dio lugar a la moción de censura en Pamplona-Iruña, incluimos dos cuestiones clave; el consenso entre instituciones y, lo más importante, nada se puede hacer sin participación ciudadana y sin la presencia directa de las y los legítimos representantes de las víctimas del franquismo en nuestra tierra; las asociaciones de fusilados y de memoria histórica.

Pues bien, y de ahí el error, lo que Bildu-PSN-Geroa nos han presentado claramente incumple estos acuerdos, pudiendo llegar a ser un error, valga la redundancia, histórico.

Y los incumple por varios motivos. Podríamos interpretar si el acuerdo mayoritario de estos partidos en Navarra y Pamplona puede deducirse el “consenso”. Evidentemente, para nosotros y nosotras que no estemos una fuerza como Contigo-Zurekin, que entre otras cuestiones redactamos e impulsamos la ley de memoria histórica de Navarra, queda lejos del consenso. Pero esto no es lo más importante. Lo imprescindible es que el acuerdo decía que “se diseñaría una alternativa, con participación ciudadana… en colaboración con las asociaciones de memoria histórica”.

Una alternativa solo pactada entre tres fuerzas políticas

Por el contrario, qué tenemos encima de la mesa. Una alternativa solo pactada entre tres fuerzas políticas, sin participación ciudadana y, lo más grave, sin conocimiento siquiera de las asociaciones de memoria histórica y las familias de los asesinados.

Se podrá argumentar que el proceso y consulta se pretenden realizar a partir de ahora, pero esta cuestión es claramente torticera pues “tiene las cartas marcadas”. Resulta que se puede hacer un proceso de participación y consulta, pero la opción elegida por las asociaciones, el derribo, no está siquiera entre las opciones de consulta. Estas fuerzas políticas “eligen la casa, y nos invitan a opinar sobre el color de las paredes”.

Además de un error histórico, creo que podemos decir que estamos también ante un horror en términos de memoria histórica.

Si algo ha quedado claro durante los últimos años, y especialmente durante los últimos meses en el debate sobre la memoria y los Caídos, es que no podemos utilizar un monumento o símbolo que es una apología del franquismo y sus asesinos, como lugar de la memoria, como espacio para recordar los horrores del fascismo y procurar aquello que nos recuerda siempre la Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra, el ya emblemático “nunca más y para nadie aquellos horrores”. Es un principio básico de las leyes de memoria histórica que los símbolos de apología fascista se retiren (de ahí el censo de símbolos elaborado por ley) y los lugares que son testimonio del horror fascista se mantengan como muestra de aquello que nunca debe repetirse, como lugares de memoria.

En ese sentido, un espacio para el recuerdo de los horrores del franquismo y contra el fascismo tiene todo el sentido en otros muchos espacios, bien en uno que fuera símbolo de represión (antigua cárcel, San Cristobal…) incluso en lugares “neutrales” (lo sensato es que fuera todo o parte del contenido del Instituto de la Memoria que está en construcción), pero nunca en un espacio que es, todo él, un símbolo de apología del fascismo. Para entenderlo bien, ¿imaginan que el monumento a los Caídos fuese todo él una esfinge de Franco e intentásemos meter dentro un centro contra el fascismo? Pues eso es lo que sienten muchos familiares de las víctimas. Por cierto, está por ver el esperpento que puede suponer ponerle un capuchón o similar a la cúpula. Mucho nos tememos que el producto puede ser también un error burdo en términos arquitectónicos.

La consecuencia de todo ello es que, muy probablemente, como ya nos está llegando, habrá muchas familias de las víctimas, si no la mayoría, que se nieguen a que el recuerdo de su familiar este ahí albergado.

Maravillas Lamberto

Y para rematar, a estas fuerzas políticas no se les ocurre otra cosa que utilizar un nombre emblemático para la memoria de nuestra tierra como el de Maravillas Lamberto para este horror, hasta donde sabemos sin contar ni con las asociaciones que han representado a su familiar más directa, y dudamos si con la autorización de algún familiar siquiera lejano. En una de las últimas declaraciones públicas de la gran Josefina Lamberto (hermana de Maravillas) antes de su reciente fallecimiento, siendo preguntada por este monumento expresó un lacónico “¡esto hay que tirarlo!”. Por respeto a la memoria de Maravillas, de Josefina, de todas sus personas amigas y compañeras, no utilicemos su nombre de forma partidista y oportunista, sin consenso alguno y, muy probablemente, contra el deseo de la familia.

Por cierto, sin ser lo más importante, sorprende que frente a los argumentos economicistas que resaltan el coste del derribo, nada se dice del coste mucho más caro de mantener un edificio durante décadas sin ningún uso o el coste de este engendro. No dudamos que la opinión más barata es el derribo.

Como concejal de Pamplona-Iruña de Contigo-Zurekin quiero hacer un llamamiento a las fuerzas progresistas y sus bases políticas. Estamos a tiempo de corregir este error y este horror y convertirlo en un acuerdo realmente histórico donde sí o sí deben estar las legítimas representantes de las víctimas del fascismo, y recoja su deseo unánime. ¡Nada sin ellas! ¡Nunca más y para nadie aquellos horrores!

El autor es concejal de Pamplona-Iruña por Contigo-Zurekin