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La lengua materna y el futuro del euskera

La lengua materna y el futuro del euskeraJavier Bergasa

El Día Internacional de la Lengua Materna, celebrado cada 21 de febrero, se erige como un recordatorio anual de la riqueza y diversidad lingüística del mundo. En un contexto global donde las lenguas minoritarias corren el riesgo de desaparecer, esta jornada cobra un significado especial para quienes luchan por preservar su lengua, en nuestro caso, el euskera.

El lema del Día Internacional de la Lengua Materna de este año nos invita a reflexionar sobre el papel fundamental que juegan las lenguas en la inclusión social y la preservación de la diversidad cultural. En un mundo globalizado, el multilingüismo no debe ser visto como una barrera, sino como una herramienta para la comprensión mutua y la cohesión social. Para las generaciones más jóvenes, aprender y vivir una lengua como el euskera no solo representa un vínculo con sus ancestros, sino también una herramienta de inclusión dentro de una sociedad diversa, donde las lenguas autóctonas contribuyen al pluralismo y al respeto mutuo.

En este contexto, las ikastolas se han erigido como bastiones de la lengua vasca, no solo como centros educativos, sino como verdaderos guardianes de identidad cultural. Desde sus inicios, han sido espacios de educación que no solo promueven el aprendizaje del euskera, sino que, más allá de la lengua, fomentan la creación de una sociedad plural y diversa. Al integrar el euskera como lengua vehicular, estas instituciones han contribuido a formar generaciones de personas comprometidas con su cultura, con su comunidad, y con la defensa de su lengua.

Las ikastolas nacieron a mediados del siglo XX en un momento de gran dificultad para el euskera. El régimen franquista había intentado erradicar la lengua vasca y, con ello, una parte importante de la identidad de Euskal Herria. En ese contexto, estas escuelas comunitarias fueron el refugio del euskera, la única forma de asegurar que los niños y niñas crecieran en contacto con su lengua materna o aprendiesen esta lengua, aunque no fuese la materna. Las ikastolas no solo enseñaban el idioma, sino que también inculcaban un profundo sentido de orgullo por defender un legado propio en un periodo de silencio forzado y represión cultural.

Hoy en día, las ikastolas siguen siendo centros clave para la preservación del euskera y ejemplo de educación comprometida, convirtiéndose en ecosistemas que viven en su lengua y reivindican la necesidad de un currículum propio, que aportan conocimientos y contextos locales, abordan una visión amplia de ser euskaldún, atienden a la importancia y riqueza de la diversidad cultural y llevan a cabo un modelo plurilingüe con el euskera como eje. Tal como se recoge en su marcoeducativo general, los niños y niñas no solo aprenden a comunicarse en euskera, sino que se les enseña a vivir en un mundo multilingüe y multicultural, a valorar la diversidad como un elemento enriquecedor, y a ser ciudadanos responsables y comprometidos con su lengua, su cultura y su sociedad.

Este modelo educativo ha sido clave para que, hoy en día, el euskera sea una lengua viva y en constante evolución, adaptándose a los cambios de la sociedad y garantizando su transmisión a las generaciones futuras. Esta tarea sigue teniendo pleno sentido en esta coyuntura social global que nos toca vivir.

En este contexto, investigaciones sobre el bilingüismo y sus beneficios han adquirido relevancia, destacando el beneficio en el desarrollo cognitivo de los individuos, como una mayor capacidad para resolver problemas, una mejor memoria de trabajo y una mayor flexibilidad mental. El bilingüismo, además de estos beneficios cognitivos, también tiene un impacto emocional positivo. Aprender y vivir en una lengua materna genera un sentido profundo de pertenencia y autoestima, convirtiéndose en un pilar emocional y cultural que los conecta con su historia y su identidad.

En un mundo globalizado, ser bilingüe no solo abre puertas a nivel profesional, sino que también permite a los jóvenes desarrollar una conciencia global, mientras siguen siendo fieles a sus raíces y tradiciones. Las ikastolas tienen la capacidad de educar no solo en conocimientos académicos, sino también en valores como la solidaridad, el respeto a la diversidad y el compromiso con la preservación de su cultura y lengua.

Si queremos que el euskera siga siendo una lengua viva y vibrante, debemos asegurar que las generaciones futuras tengan acceso a una educación que no solo valore el euskera como un medio de comunicación del ámbito académico, sino como una herramienta para entender y conectar con el mundo. Las ikastolas apuestan por mantener un papel activo en este proceso, educando a niños y niñas que no solo se convertirán en hablantes de euskera en los diferentes ámbitos de la vida, sino en ciudadanos/as conscientes de que su lengua es minoritaria y de que su compromiso activo es vital, conscientes de la riqueza de su cultura y, como no, del valor de la diversidad lingüística.

Por todo ello, este Día Internacional de la Lengua Materna es una excelente oportunidad para reflexionar, también, sobre la importancia de las lenguas minoritarias y sobre el papel esencial que juega la educación en la preservación del euskera. Invitamos a los padres y madres a reflexionar sobre el legado cultural que desean transmitir a sus hijos e hijas, a pensar en el futuro del euskera. Este compromiso con la educación en euskera no solo garantiza el aprendizaje de la lengua, sino también el futuro de una sociedad más inclusiva, diversa y culturalmente rica. l

El autor es director de las ikastolas de Navarra