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Tribunas

Una triunfadora navarra

Una triunfadora navarraWikipedia

Tras el equinoccio de la primavera del año 1847, nacía en Cascante una mujer excelsa, solidaria donde las haya, combativa hasta la extenuación, rebelde ante la injusticia social, entregada al prójimo, compasiva ante la pobreza, humilde, perseverante, abnegada, caritativa… Una mujer positiva y vital pese a su delicada salud.

Nacida en una familia de la alta burguesía navarra, tuvo una hermana que falleció antes de su nacimiento por lo que creció como hija única. Sus progenitores la educaron proporcionándole una esmerada formación cultural. Su infancia transcurrió en Cascante, hasta que a los diez años terminó los estudios que en un ambiente rural de mediados del XIX se pueden cursar. Sus progenitores, José Mª López y Nicolasa Vicuña, querían para ella una formación más completa por lo que, con gran dolor de corazón, hacia 1857 la envían a Madrid con sus tíos, para continuar con su educación. En este momento la capital inicia su camino hacia una moderna metrópoli.

El Madrid, que conoce nuestra protagonista, apenas superaba los 200.000 habitantes, pero en un decenio superará los 300.000. Ella es testigo de este aluvión demográfico. El porcentaje de inmigrantes llega a alcanzar el 70% de la población. El 40% de los niños que nacía fallecía antes de los 5 años. La mayoría de los inmigrantes procede del mundo rural español y acude a Madrid con el ánimo de incorporarse al mercado laboral. Esta inmigración es mayoritariamente no cualificada. En esas fechas se acometieron obras tan importantes como: la traída de aguas, la llegada del ferrocarril o la construcción del Ensanche. En un Madrid en plena ebullición, en pleno cambio, surge un grave problema social: el de la mujer inmigrante. Una mujer con escasa o nula formación, que huye de un mundo rural muy empobrecido, una mujer joven con toda una vida por delante, que con gran ilusión acude a la llamada de una ciudad en plena expansión. Estas mujeres no lo tienen fácil: su juventud, su inocencia, su escasa cualificación hace que casi todas ellas acaben como sirvientas, criadas, cocineras… En muchos casos son víctimas de abusos de todo tipo: condiciones laborales indignas, abusos sexuales dentro y fuera del trabajo, engaños de todo tipo, proxenetismo y prostitución. En definitiva, mujeres que pierden su dignidad como mujer y como persona al ser ultrajadas, infravaloradas y esclavizadas.

En esta situación, que por desgracia hoy se repite ante nuestros ojos, nuestra protagonista, tras un periodo de meditación y reflexión, hace una apuesta vital, y bajo el lema “las chicas han triunfado” toma una importante decisión: fundar una Institución. Tiene entonces 21 años. Su primer problema, sin embargo, surge dentro de su propia familia. Su padre no está de acuerdo con esta decisión y no le va a permitir que cambie los planes que tiene previstos para ella. Él quiere que su hija tenga una vida tranquila y acomodada. Quiere casarla, casarla bien, de acuerdo con su nivel social, y que tenga descendencia. Así que la obliga a volver a Cascante con el propósito de quitarle de la cabeza esas extrañas ideas. Pero resulta imposible, ella ya ha tomado la decisión. En contra de la voluntad de su padre, regresa a Madrid.

El 11 de junio de 1876 funda el Instituto, que se llamará Congregación de Hermanas del Servicio Doméstico, y que hoy responde al nombre de Religiosas de María Inmaculada. Allí desarrolló un trabajo incansable atendiendo a las mujeres jóvenes en situación de vulnerabilidad, impulsando procesos de inserción laboral. Se preocupó activamente por el desarrollo integral de las mujeres, buscando y fomentando el cambio social de la situación de la mujer. Fundó una Institución que hoy trabaja en cuatro continentes, en veintiún países con más de ciento diez centros. Miles de mujeres han seguido el camino que ella propuso. En todos estos centros se las acoge, se las acepta, se las respeta, se las ayuda a recuperar su dignidad, se las empodera.

Nuestra triunfadora navarra no es otra que Santa Vicenta María López de Vicuña. Estuvo en este mundo 43 años, una vida relativamente corta e intensa, más la simiente estaba sembrada. Hoy, en pleno siglo XXI, el ser humano se enfrenta a los mismos problemas: el hambre, la guerra, los desequilibrios sociales, económicos y culturales… Por ello, personas como Santa Vicenta María nos enseñan el camino del amor a los demás, de la entrega incondicional, del servicio. Su vida es un ejemplo, un espejo en el que mirarse para mantener viva la esperanza de alcanzar un mundo mejor.

Es un gozo y un orgullo para Cascante y para Navarra, celebrar el día 25 de mayo de 2025, el quincuagésimo aniversario de la canonización de Santa Vicenta María López de Vicuña, una triunfadora con mayúsculas.