En los últimos años estamos asistiendo a la proliferación de proyectos de plantas de biogás y biometanización en todo el estado, incluida Navarra, sin ninguna planificación. ¿A qué responden? El negocio y la rentabilidad son el objetivo principal de estos proyectos, y esto provoca que el medio ambiente y la protección de la ciudadanía sean secundarios, sobre la base de traer residuos de otros lugares.
Pero, ¿qué es el biogás y la biometanización? Son dos fuentes de energía incluidas en el grupo de las energías renovables. Se producen a través de la descomposición anaerobia, es decir, sin oxígeno, de materia orgánica. Según las plantas y los proyectos, con diversos tamaños y procesos, se pueden mezclar residuos agrícolas, ganaderos, agroindustriales, lodos de depuradoras o residuos domésticos, entre otros. La descomposición anaeróbica de la materia orgánica produce una mezcla de gases, principalmente metano (CH4) y dióxido de carbono (CO2), que se denomina biogás y puede ser utilizado como fuente de energía directamente.
En cuanto al biometano, se elabora a partir de basura orgánica mediante un proceso de fermentación en condiciones anaeróbicas (sin oxígeno). El residuo restante es un lodo llamado digestato que desde luego ni se le parece al estiércol o el compost con el que abonar en el campo. El biometano es en realidad un biogás mejorado en su porcentaje de metano para resultar similar al gas natural, y por eso, les resulta fundamental instalar las plantas de producción en la proximidad de la red de gaseoductos, independientemente de si esas tuberías pasan a 6,4 o 2 km cerca de tu pueblo, porque en estos macroproyectos, lo prioritario son los beneficios empresariales.
Hasta que punto el biogás y la biometanización son tecnologías interesantes o prometedoras que puedan contribuir hacia un sistema energético más respetuoso con el medio ambiente es un tema que conviene debatir. Una de las cuestiones a dilucidar de estos gases es la materia orgánica que se utiliza para la producción. Por ejemplo, el compostaje aerobio, con presencia de oxígeno, transformado en compost, es muy útil para la regeneración de suelos degradados desde un enfoque agroecológico. Por otra parte, en los vertederos la utilización del biogás también es interesante, ya que la emisión de estos gases tiene un grave impacto climático.
En lo que respecta a la materia orgánica procedente de la agricultura y la ganadería industrial es importante analizar un serie de cuestiones. Así, en el caso de la gestión de la ganadería industrial, este modelo agroalimentario nos lleva a las macrogranjas, que plantean una serie de problemas ambientales muy grandes, y que van asociadas a este tipo de ganadería muy dirigida a la exportación y no al consumo interno, y, por tanto, con el añadido de desaparición de granjas familiares, gran concentración de animales, aumento muy grande de residuos orgánicos...
Las dificultades, tal y como señala en una publicación Ecologistas en Acción, no está en la tecnología sino en el sistema de producción y en el modelo de planta que se está imponiendo. Una cosa son las pequeñas instalaciones para el aprovechamiento de los residuos de pequeñas comunidades o instalaciones agrícolas y ganaderas, produciendo biogás para esas mismas instalaciones, y, otra muy diferente son los proyectos a gran escala.
En la experiencia de las plantas de biometanización que se están instalando en diversas comunidades, como en Navarra, estas instalaciones procesan basuras contaminantes, lodos de las depuradoras, residuos de mataderos e industrias alimentarias, cultivos energéticos o desechos agrícolas y purines. Y dado su carácter macro, estas instalaciones no se limitarán a las macrogranjas existentes, sino que actuarán como un efecto llamada para nuevas instalaciones.
Algunos de los problemas de este tipo de plantas son los malos olores que se generan, así como el peligro de la emisión de gases perniciosos para la salud, el aumento de un tráfico incesante de camiones de gran tonelaje cargados de purines, la dispersión del digestato por los campos... El tamaño de las plantas hace difícil manejar estos riesgos ambientales como, por ejemplo, podría ser la contaminación de los suelos y acuíferos.
Todo esto viene a cuento, porque el 13 de junio se publicó en el Boletín Oficial de Navarra el anuncio a exposición pública del expediente de concesión de autorización ambiental integrada a fin de realizar alegaciones al proyecto de “Planta de biometanización y fertilizantes” en Viana, promovida por B. Power Gen II SLU.
Con motivo de este proyecto y ante la falta de información a la población afectada, la Fundación Sustrai dio una charla el pasado viernes 4 de julio en Viana con una participación de 150 personas, donde se informó del proyecto, ante la preocupación existente.
Como se dijo en la charla, la planta proyectada es una actividad industrial y su objetivo es la producción de biogás para inyección en la red general de gas natural. Pero se pretende instalar en un suelo no urbanizable, tal y como está catalogado en el Plan Municipal, cuando debería serlo cuando menos en un polígono industrial.
El hecho de centralizar en una planta residuos de otros lugares supone aumentar el traslado de residuos y por tanto la contaminación que genera el transporte. Se produce una acumulación de residuos en una localización, que dificulta la adecuada gestión del digestato como fertilizante, porque supone extender una cantidad importante de residuos en una zona cercana a la planta, porque de lo contrario supondría un gran gasto económico.
La Ribera del Ebro en la comarca de Viana va a ser incluida en las Zonas Vulnerables a la Contaminación por Nitratos en la próxima revisión del decreto foral. Este hecho debería de servir para abandonar la idea de la planta.
El autor es experto en temas ambientales y Premio Nacional de Medio Ambiente