La propuesta de la Comisión Europea sobre el Marco Financiero 2028-2034 supone la constatación de dos renuncias de los representantes políticos europeos. Por una lado, la renuncia a jugar un papel significativo en el tablero económico mundial, al no afrontar con decisión los retos que la coyuntura mundial nos exige y relegando a Europa a un cuarto nivel en el tablero internacional. Y en segundo lugar, la renuncia al papel estratégico que históricamente ha jugado el sector primario y, con él, la industria agroalimentaria. Eso por no hablar de otra derivada como es la confirmación de la miopía interesada de Europa con la que es capaz de observar impasible el genocidio del pueblo palestino a sus propias puertas.
La PAC pierde su autonomía e independencia financiera, elimina su estructura en dos pilares, reduce sensiblemente la financiación de estas políticas y enfrenta a los trabajadores del sector primario a unas reglas de juego diferentes en función del Estado en el que se encuentren al renacionalizar una parte de la financiación de sus políticas.
La política de Cohesión y la PAC pasarán de suponer dos tercios del total del precario presupuesto comunitario, a un 43% del presupuesto de la Unión. Es decir, una propuesta de presupuesto modesta, que suma 1,98 billones de euros en términos corrientes y 1,76 billones en términos constantes.
Representa el 1,26% de la Renta nacional Bruta de la UE-27, lo que supone un incremento respecto del periodo 21-27 del 1,13%, pero significativamente modesto si tenemos en cuenta que la devolución de los fondos Next Generation (24.000 millones/año) lo deja en el 1,15 % de la RNB. Es decir, la apuesta de los países de la UE es una respuesta individual, sálvese quien pueda y en función de su propio alineamiento político en este mundo de locos, nunca mejor dicho, y no de manera colectiva y con todos los recursos que las capacidades europeas permitirían para posicionarnos ante los retos económicos, geopolíticos o del cambio climático.
Una propuesta que plantea para su financiación el establecimiento de recursos propios de nueva creación, que sumarían 58.500 millones de euros anuales y que han sido contestados ya. Criticados por los “países frugales”, Alemania, Países Bajos… podría suponer una reducción añadida del presupuesto comunitario, si hacemos caso a la experiencia.
El planteamiento de la presidenta Von der Layen reorienta el presupuesto hacia las nuevas prioridades de la Unión: competitividad, innovación, defensa y energía. Crea un nuevo fondo de competitividad de 400.000 millones de euros, pero quintuplica el gasto en defensa, triplica el gasto en control de fronteras e inmigración y, además de reducir sensiblemente el presupuesto de las políticas que garantizaría la soberanía alimentaria europea, cambia el modelo de gobernanza de una PAC europea por 27 políticas agrarias en el seno de la Unión.
Los Planes de Asociación Nacionales y Regionales representarían el 48% del presupuesto con 865.000 millones, una vuelta de tuerca más para el control estatal de las políticas territoriales. Después de la experiencia vivida con la gestión de los fondos Next Generation, sin ninguna duda, quien gobierne en el Estado en 2027 tendrá la llave en la mano para dar un paso más en la centralización de las políticas económicas, dirigiendo de facto las estrategias de política regional a través de la implicación presupuestaria y de los hitos y condiciones y reformas que acompañarían a partir de 2027 a las nuevas políticas territoriales, perdiendo nuevamente las CCAA la capacidad de intervención y de respuesta más directa y cercana a los agentes sociales. Y es que el reglamento nada aclara sobre el papel que deberán seguir teniendo los grupos de acción local en las políticas de desarrollo y en programas como el Leader, que han dejado patente constancia de sus beneficios en las zonas rurales.
En definitiva, nos encontramos ante una primera propuesta que es un aviso a navegantes y la experiencia nos ha enseñado, además, que, históricamente, las propuestas de la Comisión se ven modificadas a la baja por el Consejo. Así pues, podemos individualmente aislarnos cual náufragos con nuestro libreto de reclamaciones, o afrontar unidos el papel que queremos que juegue en el concierto internacional el sector primario y la UE. En Geroa Socialverdes seguimos creyendo en la capacidad de Europa; pero es necesario confirmar la voluntad política y sumar esfuerzos del conjunto de los agentes sociales; en ese escenario vamos a poner todas nuestras capacidades, son tiempos de responder unidos y unidas.
Los autores son miembros de la ejecutiva de Geroa Socialverdes