Síguenos en redes sociales:

La carta del día

Una escuela para Erripagaña, pero no para sus vecinos

Una escuela para Erripagaña, pero no para sus vecinosUnai Beroiz

Estos días hemos leído en prensa, con gran despliegue institucional, la inauguración de la Escuela Infantil Egunsenti de Erripagaña, presentada como la “primera gran infraestructura pública del barrio” y como un servicio pensado para dar respuesta a las necesidades de nuestras familias. Sin embargo, la realidad que nos toca vivir a los vecinos y vecinas de Erripagaña dista mucho del discurso oficial.

Se nos dice que este centro, financiado con 5,7 millones de euros públicos y fondos europeos, atenderá a la infancia del barrio. Pero los hechos demuestran lo contrario: los niños y niñas de Erripagaña que no residen en Burlada apenas tienen posibilidades de acceder a sus plazas.

La razón es sencilla y a la vez indignante: el sistema de admisión puntúa como criterio de prioridad el empadronamiento en el municipio titular de la escuela (en este caso Burlada), dejando en desventaja a las familias de Huarte, Egüés o Pamplona, que también forman parte de Erripagaña. En consecuencia, la mayoría de nuestras hijas e hijos entran a sorteo, con las mismas opciones que cualquier familia de Navarra, aunque vivan a 100 kilómetros de distancia o tengan rentas de 100.000 euros anuales.

El resultado es tan absurdo como doloroso: muchos niños de Erripagaña se han quedado fuera, en un barrio que supera ya los 11.000 habitantes y que sigue sin contar con los servicios básicos que necesita. La propia presidenta lo calificó como “la primera infraestructura pública para el barrio”. Si realmente era para el barrio, ¿por qué la mayor parte de las familias de Erripagaña no tienen acceso?

No cuestionamos la importancia de invertir en educación pública de calidad ni el valor del ciclo 0-3, al contrario. Pero sí denunciamos una contradicción evidente: se presenta este centro como un logro “para las familias del barrio” mientras, en la práctica, se excluye a la mayoría de ellas por un diseño administrativo que ignora la realidad de Erripagaña, dividido artificialmente en cuatro municipios.

Lo que pedimos es muy básico: que se revise el sistema de puntuación para que prime la cercanía real al centro sobre el municipio de empadronamiento, y que se tenga en cuenta de manera prioritaria a los niños y niñas del propio barrio. No es justo que, tras años reclamando equipamientos, cuando por fin se construye uno, se nos diga a la mayoría de vecinos que no tenemos derecho a usarlo.

La Escuela Infantil Egunsenti debería ser un ejemplo de comunidad y cohesión social en Erripagaña. Mientras no se corrija este agravio, lo será solo de discurso político alejado de la realidad.