Derecho al descanso también en el Casco Antiguo
Quienes vivimos en este barrio de Tudela nos gusta por su historia, su encanto y el valor de mantener viva la parte más auténtica de nuestra ciudad. Sin embargo, lo que debería ser un lugar de convivencia y patrimonio compartido se ha convertido en demasiadas ocasiones en un espacio donde el ruido domina nuestras vidas.
Un ejemplo reciente han sido las pasadas fiestas de Santa Ana. Durante todos los días, las plazas y calles del casco histórico se llenaron de música de DJ´s hasta altas horas, sumada al bullicio de las peñas y de quienes continuaban la fiesta en la calle. Para quienes vivimos aquí, la experiencia ha sido insoportable: noches sin dormir, ventanas cerradas en verano y una sensación de abandono por parte de las instituciones, que deberían velar por nuestro bienestar.
No sirve el argumento de “Es solo una semana al año”, como podría ocurrir antaño. En nuestras calles se celebran las Navidades, Semana Santa, Carnavales, “Halloween”, Jornadas de exaltación de las verduras, de invierno y verano, Fiestas de la juventud, los quintos, con ampliaciones de horarios por parte del ayuntamiento. Y el resto de fines de semana del año lo mismo, ya que ahora es la zona de “marcha” en Tudela. Y cuando acaba la fiesta llegan los ruidos por la recogida de terrazas, de los cubos de basuras y vidrios, las máquinas barredoras… Es decir, un sinvivir, en una zona acústicamente saturada (ZAS), declarada así por el ayuntamiento recientemente.
En la actualidad la concentración de ruido en estas calles estrechas de trazado medieval se ha ido trasladando de otras zonas hacia calles como Herrerías, Mercadal y Bóveda, que han visto empeorar su vida cotidiana. Es equivocada la idea de que siempre ha sido así. No, esto no “Ha sido así toda la vida” muchos vecinos y vecinas que sí que han vivido toda la vida en Herrerías o el Mercadal se han visto en la obligación de mudarse; los que se lo han podido permitir.
Añadamos a esto otro elemento degradatorio para el casco antiguo: suciedad de las calles, deterioro de las escasas zonas ajardinadas, malos olores; esquinas, rincones y puertas convertidos en improvisados urinarios. Soluciones como la del cierre de la calle Albillo, demuestran que si se quiere se pueden mejorar las cosas. La falta de respeto por los espacios comunes, convierte lo que debería ser una fiesta de todos en un problema para los vecinos y comerciantes.
No estamos en contra de las fiestas ni del ocio; al contrario, somos parte de Tudela y queremos que se disfrute de nuestras tradiciones y fiestas. Pero el modelo actual convierte el corazón de la ciudad en un espacio de ruido permanente.
El diálogo entre los distintos estamentos o grupos que intervienen en las fiestas es imprescindible. Por ello, es necesario que vuelva a ser operativa la Mesa del ruido o Mesa de la convivencia, que fulminaron hace 6 años, constituida por ayuntamiento, vecinos, comerciantes, hosteleros y peñas. El debate es saludable y es posible el entendimiento para equilibrar los derechos de los ciudadanos al descanso con la celebración tradicional, cultural o religiosa.
Pedimos al Ayuntamiento y a las autoridades competentes: adelantar los eventos musicales, planificar un reparto más equilibrado de los escenarios, trasladando o alternando eventos ruidosos a otros barrios, controlar los horarios de la música, de las terrazas y garantizar que las peñas convivan de forma respetuosa con los vecinos. No se trata de suprimir la fiesta, sino de organizarla de manera que todos,visitantes, hosteleros, comerciantes y vecinos, podamos disfrutarla.
Defender el casco antiguo es también defender a quienes lo habitamos cada día. Y eso implica respetar, nuestro derecho a vivir con tranquilidad.
En nombre de la Asociación de Vecinos del Casco Antiguo de Tudela AAVV