‘No hay democracia sin feminismo’
Les propongo un ejercicio de imaginación: ¿qué pasaría si mañana, al despertarnos, las mujeres amaneciéramos sin poder votar, sin derecho a trabajar sin permiso de un hombre, sin poder abrir una cuenta bancaria, sin poder comprar o vender bienes, sin poder comparecer en juicios sin la autorización de nuestro marido, sin poder divorciarnos o sin poder decidir sobre su propio cuerpo?
¿Les parece imposible? Pues eso es lo que las mujeres vivíamos hace apenas 50 años en el Estado español, y aún hoy algunas voces pretenden convencernos de que aquella fue una “época mejor”; una época donde la ley, la Iglesia y el poder decidían y definían cómo debía ser una mujer decente, una época de obediencia obligada y falta de libertades. Por eso, cuando hablamos de los derechos de las mujeres, no hablamos de ideología: hablamos de democracia.
Europa asiste a una preocupante ola involucionista que amenaza conquistas que dábamos por seguras y que no surge de la nada: crece alimentada por el discurso del odio, la desinformación y la nostalgia de un pasado autoritario. Y no es una ola ajena a nosotros y nosotras, porque llega también a nuestras instituciones, a nuestros debates y a nuestras leyes.
Y lo que es más grave, crece, en ocasiones, con el acompañamiento de las derechas tradicionales que prefieren mirar hacia otro lado o banalizar discursos que antes, hace tan solo unos pocos años, ellas y ellos mismos consideraban intolerables. Lo estamos viendo: allá donde la extrema derecha gobierna o condiciona políticas, se recortan derechos sexuales y reproductivos, se niega la violencia machista, se desmantelan servicios de igualdad y se persigue el lenguaje feminista.
Desde Geroa Bai no vamos a callarnos ante la desigualdad. Es más, vamos a defender con más firmeza si cabe los derechos de las mujeres, porque la igualdad no es un adorno, ni una bandera coyuntural, sino el pilar sobre el que se construye toda democracia moderna.
Planteamos por ello tres compromisos esenciales, que son también tres pilares de una sociedad justa: el compromiso con la igualdad institucional y laboral, el compromiso con la erradicación de la violencia de género y las agresiones sexuales, y el compromiso con los derechos sexuales y reproductivos.
Porque la igualdad real no se alcanza con discursos, sino con políticas públicas, presupuestos, recursos y voluntad política. Se trata de eliminar la brecha salarial, el techo de cristal, los suelos pegajosos y la precariedad feminizada. No olvidemos que una mujer sin autonomía económica no es plenamente libre.
Porque la violencia contra las mujeres no es un problema aislado, sino una estructura de poder que atraviesa todos los ámbitos (el hogar, las redes, la calle…). Por eso necesitamos recursos de acogida suficientes, atención integral, formación para profesionales, protocolos efectivos en todos los municipios y educación en igualdad, como la que plantea el pionero programa Skolae que Geroa Bai impulsó en Nafarroa.
Porque el derecho de las mujeres a decidir sobre nuestro cuerpo y nuestra maternidad es irrenunciable. En Navarra estos derechos están garantizados y deben seguir estándolo, para que todas las mujeres puedan ejercerlos de forma segura, en igualdad, con intimidad y con dignidad.
Desde Geroa Bai tenemos muy claro que defender los derechos de las mujeres no significa enfrentar a mujeres contra hombres. Es hablar de sociedades que avanzan frente a sociedades que retroceden.
Fuimos pioneras en la defensa de las mujeres contra la violencia de género, en la promoción de una educación igualitaria, en políticas de conciliación, y en la participación social de las mujeres y hoy tenemos la obligación de seguir siéndolo. Desde esta responsabilidad, el Parlamento de Navarra, a iniciativa de Geroa Bai, aprobó este jueves una moción por la que se posiciona firmemente a favor de los derechos y libertades de las mujeres, mostrando su compromiso con el trabajo de todas las instituciones, entidades feministas y organizaciones sociales de Navarra que defienden dichos derechos y rechazando de manera expresa cualquier acción o iniciativa política que pretenda limitar, recortar o cuestionar los derechos de las mujeres
Porque ante quienes siembran la duda o el miedo, la respuesta debe ser clara: no pasarán. Sin feminismo no hay democracia y la libertad de las mujeres es la base de toda libertad. Cada vez que una mujer avanza, la sociedad entera avanza con ella. Sigamos avanzando, más que nunca, con coraje, con convicción y con memoria. Porque los derechos que defendemos hoy, son los cimientos del mañana. Porque una sociedad que niega o recorta los derechos de las mujeres, está negando su propio futuro.
La autora es parlamentaria de Geroa Bai