“No creo en la mala suerte, no creo en los culpables ni creo en sentírmelo yo. No pienso transmitir victimismo, ni tampoco pena. Y por supuesto, tampoco pienso maldecir nunca el día de la lesión.
Confieso que no fue nada fácil llegar a esta mentalidad y este enfoque, pero todo esto es mi realidad gracias a mejorar mi salud mental. A ti lector/a, que te has tomado la molestia de leer hasta aquí... te pido que autoanalices.
Muchas personas (incluyo deportistas de élite) sienten que han perdido el rumbo y no ven la salida.
Y si esto puede ayudar a alguien, dejo por aquí algunas cosas que a mí me ayudaron y ayudan mucho:
SÉ AGRADECIDO con lo que dispongas (salud, amor, dinero, familia, tu casa, tu trabajo, tu momento fav del día, entre otros).
VALORA la SALUD y el AMOR, tanto de los tuyos como propio, eso va en primer lugar.
SÉ TU MEJOR APOYO, no te hables como un enemigo, QUIÉRETE, y para ello, todo empieza en las palabras que te dices a ti mismo cada día.
HAZLO pese a los problemas que te surjan, aprovecha ese percance para SER mejor persona, porque aunque ahora no lo puedas ver, ese problema lleva un TESORO.
Y de lo MÁS IMPORTANTE, no dudes en pedir ayuda cuando no tengas las herramientas para salir adelante.
Finalizo esta publicación diciendo que todo viene desde dentro. Y que esto para mí solo es oportunidad para demostrarme -una vez más- a mí misma lo capaz que soy. Mi felicidad no dependerá de lo que me ocurra fuera, si no de lo que me ocurra dentro. Esta es la lesión más grave que he vivido, y por más paradójico que parezca, me siento muy afortunada”.