PAMPLONA. Los malos resultados del equipo, que han dilapidado una ventaja de 5 puntos respecto al descenso, han acabado con el paso del técnico de Cieza por el banquillo navarro, a falta de 15 jornadas para concluir el campeonato.
Sin embargo, más allá de los resultados, -con Camacho en el banquillo Osasuna se salvó las dos últimas temporadas-, la falta del respaldo del entorno 'rojillo' ha pesado mucho en el despido del murciano.
Camacho llegó a Osasuna de una forma poco habitual en el club navarro, después de sustituir a José Ángel 'Cuco' Ziganda tras la sexta jornada de la temporada 2008/09, a pesar de que el equipo no estaba entonces en puestos de descenso.
Se trataba de la primera destitución en once años en el club pamplonés, después de la finalización de los ciclos de Enrique Martín, Miguel Ángel Lotina y Javier Aguirre, con el que Osasuna disfrutó de su mejor etapa con un cuarto puesto y la previa de la Liga de Campeones.
Izco entendió que el crédito de Ziganda, que anteriormente había conducido al equipo a las semifinales de la UEFA, se había agotado, tras una temporada en la que el equipo se salvó en la última jornada en Santandr.
Sin embargo, Camacho no mejoró las prestaciones del equipo en su primer año y se alió con el calendario para lograr la permanencia en la última jornada tras ganar los dos últimos partidos al Barcelona y el Real Madrid, que no se jugaban nada al estar decidido el título liguero.
El primer incendio para Camacho estaba en el propio vestuario. Al término de su primera campaña, parte de la plantilla le pidió al presidente que no renovase al murciano, pero Patxi Izco hizo oídos sordos.
El segundo año del murciano en Osasuna fue el mejor de su estancia en Pamplona, ya que los 'rojillos' disfrutaron de una temporada tranquila y sólo los malos números como visitante les impidieron aspirar a mayores cotas.
No obstante, parte de la afición ya estaba enfrentada con Camacho. Para el socio 'rojillo' fue difícil de digerir que el de Cieza rezumara alegría con la selección nacional en el Mundial de Sudáfrica, sin exteriorizar eso mismo con Osasuna.
Tampoco se le perdonó que achacase a "temas políticos" su divorcio con la grada nada más empezar la actual temporada, en la que los gritos en contra del técnico han sido música de fondo en los partidos en el Reyno de Navarra, cada vez por un sector más amplio de la grada.
El entorno osasunista ha criticado a Camacho falta de armonía con el sentimiento 'rojillo', la escasa presencia en el primer equipo de la cantera, la formación de un equipo excesivamente veterano y las continuas menciones a la suerte para justificar la ausencia de mejores resultados.
El exseleccionador nacional no ha tenido fortuna con las lesiones de jugadores importantes esta temporada, incluida la del máximo goleador de los dos últimos años, el uruguayo Walter Pandiani, uno de los aciertos de la etapa de Camacho al recuperarlo cuando estaba semiapartado con Ziganda.
A pesar de la igualdad en la parte baja, ya que Osasuna está a un punto de la permanencia y a tres del duodécimo puesto, los resultados y la derrota en Anoeta han precipitado el final de Camacho.
Osasuna se ha mostrado incapaz de ganar en más de un año como visitante -sólo ha sumado 2 puntos en sus últimas 20 salidas-, y de enlazar dos victorias seguidas, aunque se ha mantenido vivo con la fortaleza en el Reyno, donde sólo ha perdido esta campaña frente al Barcelona.
La victoria de hace tres jornadas contra el Real Madrid dio continuidad a Camacho al frente de la dirección, pero su crédito ya estaba agotado, de forma definitiva tras perder contra la Real Sociedad y situarse el equipo en puestos de descenso.
Osasuna, como Rayo Vallecano, Espanyol, Sevilla, Benfica, Real Madrid y la selección española, ya forma parte del pasado de Camacho, quien se despide de Pamplona entre el distanciamiento con la afición, si bien él ha defendido hoy que se ha involucrado por completo en el club y en la ciudad de principio a fin.