SAN SEBASTIÁN. La de ayer no fue una derrota más. En absoluto. Tanto les dolió que al acabar el partido ni uno sólo de los jugadores de Osasuna se acercaron a los fondos para al menos agradecer a los centenares de rojillos que pese a la decepcionante marcha del equipo, decidieron acudir a Anoeta con la esperanza de que por fin se iba a acabar la mala racha de resultados lejos de Pamplona.
Pero otra vez, nada de nada y los jugadores, cabizbajos y conscientes de la peligrosidad de la situación actual, buscaron el cobijo del vestuario para mitigar en la medida de lo posible las penosas sensaciones que una vez más dejó su juego. Los rostros de los jugadores eran un poema. Por el mal encuentro realizado y, quizás, por saber que las horas de José Antonio Camacho al frente del equipo estaban contadas.
El primero en abandonar el vestuario fue Josetxo, que tuvo la difícil papeleta de ofrecer las explicaciones sobre lo sucedido. "Cuando mejor estábamos, después de tirar un balón al larguero y de que sacaran otro en la línea, llegó su gol. Ha sido una mazazo y cuando luego hemos intentado remontar, no ha podido ser".
El central, que volvía al equipo tras la lesión de última hora de Sergio, reconoció los problemas que la Real Sociedad les planteó en la primera parte sin hacer nada del otro mundo. "La verdad es que no tenemos nada de suerte y estamos en esa dinámica que el rival a la mínima que tiene la aprovecha". No cree que el equipo se sintiera cómodo con el empate a cero que lució durante muchos minutos en el marcador, pero sí tuvo que reconocer que este equipo sigue sin demostrar capacidad de remontar un marcador. "Estamos en una dinámica muy negativa, todo se nos pone en contra y no es fácil. Pero tenemos que estar unidos y levantar esto como sea. Queda mucho, pero hay que empezar a sumar, como se dice, por lo civil o por lo criminal.
Todos estamos fastidiados, la situación no es buena, pero nosotros vamos a poner todo de nuestra parte, lo vamos a deja todo en cada partido, en cada entrenamiento, para salir de esta. Si los aficionados nos siguen apoyando, será mucho más fácil. Nos vamos a dejar el sudor y la sangre para salir de esta situación". Damiá tuvo ayer uno de esos partidos que es mejor olvidar pronto, y no sólo por la expulsión, sino también por los problemas que tuvo para defender su zona. "No hemos hecho un buen encuentro, las cosas como son. No hemos dado la imagen ni la talla que teníamos que haber dado. Estamos fastidiados, pero queda tiempo para solucionarlo.
Ahora no es tiempo de hacer sangre con esta derrota". Ricardo, que saltó al campo con una camiseta de apoyo para Sergio Asenjo, el portero del Málaga lesionado de gravedad, fue claro sobre sus sensaciones. "Yo estoy muy mal, muy decepcionado, fatal, no sé. Siempre hay dudas, pero como en todos los ámbitos. No somos capaces fuera de casa, por unas causas o por otras. Quiero dar las gracias desde aquí a nuestros aficionados por venir a animarnos, porque ellos de verdad son los que han ganado fuera de casa. No cabe duda de que esta semana todos vamos a tener que poner un poco más porque ya empiezan las emergencias".
Del subidón anímico que supuso la victoria ante el Real Madrid ya no queda nada, aunque tras terminar el choque de Anoeta ya estaban pensando en el partido del domingo que viene contra el Espanyol, donde parece evidente que el equipo tendrá que buscar otras vías para mejorar los resultados. Así por lo menos lo ve Calleja, el fino interior izquierdo que en los últimos partidos ha sido de lo poco que se puede salvar del equipo. "Trabajo para ello, para poner mi granito de arena. El problema fuera de casa no es de hoy y ya no es casualidad que llevemos tanto tiempo sin ganar. Me parece que nuestro mayo defecto es que somos muy previsibles.
Si el entrenador dice que no quiere cambiar las cosas fuera de casa, lo tendremos que hacer los jugadores". Para Calleja, el problema no es únicamente que el equipo no sea capaz de reaccionar cuando el rival se pone por delante, hay más. "El gran problema es que reaccionamos siempre tarde, cuando el equipo toma la iniciativa es que nos vemos perdidos.
Tenemos que soltarnos mucho más, buscar más variantes y no buscar un juego tan directo". Por último, Miguel Flaño, que vio su quinta amarilla que le impedirá jugar el domingo que viene ante el Espanyol, aseguró que el equipo encajó mal la derrota. "No hemos hecho un buen partido, pero nos tenemos que levantar. Hay que estar unidos, apretarnos unos con otros. Nos ha faltado contundencia defensiva para frenar al rival y no hemos hecho mucho daños en ataque".