pamplona. ¿Cómo ha encajado el vestuario el relevo en el banquillo?
Por mi parte, defiendo esta camiseta, este escudo, a esta afición y a este equipo y que duda cabe que defendía al entrenador que había, a muerte. Ahora hay un cambio y trataré de defender de la misma manera al que venga y ya está. Hay que respetar al máximo el trabajo del técnico que se ha ido y del que viene, con la mejor actitud y entrega para sacar esto adelante. La cosa está complicada, pero lo tendremos que hacer entre todos.
¿Cree que puede ser positivo un cambio de aires para que la afición se una y pueda animarles el domingo?
El tiempo dirá si es positivo o negativo. Cuando hay cambios significa que la cosa no ha ido bien y no creo que sólo sea culpa del entrenador. Por supuesto que tiene su parte de culpa, pero no menos de la que tengo yo. Cada uno se tiene que centrar en lo suyo, hacer lo posible para mejorar individualmente y al final, si todos hacemos lo mismo, lograremos una mejora como grupo.
¿Cómo ha sido la despedida?
Yo hasta esta mañana (por ayer) no sabía nada. Todas las despedidas son tristes y al final, por muy mala o muy buena opinión que se haya podido tener de él, el único que verdaderamente quiere lo mejor para su equipo es el entrenador. Es el que vive de los resultados. Se le ha visto dolido, porque a nadie le gusta que le despidan de un sitio. Nos ha dado ánimos, siempre en las mismas formas cordiales de Camacho. Nos ha dicho que él está con nosotros y que a partir de este momento nos apoyará desde fuera.
¿Cuál considera que ha sido la mejor cualidad de Camacho?
Cada persona tiene sus características, buenas y malas. Tenía su forma de ser e iba a muerte con sus ideas.
¿No cree que si hasta ahora todas las críticas recaían en el entrenador, ahora que se ha ido pueden acabar llegando a los jugadores?
No sé, al final las críticas a Camacho eran personales. Somos un grupo y no me gusta individualizar, porque las críticas al entrenador, desde los medios o la grada, yo las asumía como propias. Me siento igual de responsable que él en el estado actual del equipo.
¿Hay margen de maniobra para revertir la situación?
Creo que sí. Estamos a uno, dos o tres puntos ocho equipos. Quitando el Málaga, el resto estamos a menos de un partido de diferencia. Pienso que la decisión que ha tomado el club será para eso y por nuestra parte, por la mía, no va a quedar: Máxima entrega y máxima dedicación y a partir de ahí a esperar que lleguen los resultados.
¿Hay preocupación en el vestuario?
Sí, a nadie le gusta verse en posiciones de descenso a estas alturas de la temporada, a nadie le gusta llevar más de un año sin ganar fuera de casa, son cosas que nos están pasando y que nos preocupan. Pero ahora se tiene que ver nuestra madurez, nuestra personalidad y es cuando se tiene que demostrar si valemos o no.
¿El partido ante el Espanyol puede servir de termómetro?
Los problemas los estamos teniendo fuera de casa, porque en el Reyno la temporada está siendo bastante buena, aunque lo importante es sumar, da igual dónde, y llegar a 40, 41 ó 42 puntos. Y si nos tenemos que agarrar al Reyno, nos agarraremos al Reyno, pero qué duda cabe que sería importante ayudar con lo de fuera. Si todos los partidos son una final, el del domingo es si cabe un poco más importante. Puede servir de revulsivo si ganamos con el nuevo entrenador. Podía haber sucedido tras ganar al Real Madrid, pero no pudo ser, ojalá sea ahora.
Calleja comentó al término del partido de Anoeta que si el entrenador no cambiaba las cosas para los partidos como visitante, lo tendrían que hacer los jugadores. ¿Significa eso que los jugadores tienen claro lo que hay que hacer?
Para nada. Yo soy un albañil y para eso están lo arquitectos. A mi me pagan por entrenar, por hacer el máximo y nunca valoraré las decisiones de un entrenador, ni para bien ni para mal, y mucho menos en público. Sé que Camacho ha hecho el máximo y que ha podido acertar o equivocarse como lo hacemos todos. Pero lo que tengo que hacer yo es entrenar y que nunca se me pueda echar en cara que no me he esforzado al máximo.