EL gol es un problema en casi todos los equipos. Marca distancias en la clasificación. Osasuna lo sabe bien porque lo ha sufrido en sus propias carnes.

Sin ir más lejos, en la temporada pasada el equipo rojillo hizo unos buenos registros en defensa. Fue el quinto mejor equipo de Primera porque sólo encajó 46 goles, pero le fallaron las cuentas de arriba para no pasar apuros y haber podido aspirar a algo más. Sólo anotó 45 goles (el noveno equipo peor de Primera), y sus delanteros que partían como importantes apenas mojaron: Pandiani, 3 goles; Aranda, 4; y Lekic, 2.

Sólo se salvó Kike Sola, que partía como último delantero y se convirtió en el salvador del equipo, en el artífice de la permanencia, con sus siete goles en los once partidos en los que fue titular al final de la campaña.

Este año, buenas sensaciones En esta temporada hay nuevas y buenas sensaciones en ataque. Hay cuatro delanteros con hambre de gol y de titularidad. Dos son nuevos, Nino e Ibrahima, y otros dos continúan con las pilas recargadas: Lekic y Sola.

El canterano Kike Sola (Cascante, 25-2-1986) está ilusionado y pelea en cada entrenamiento por seguir la estela gloriosa del año pasado. Lekic (Kraljevo, 7-6-85) enarbola la bandera de la adaptación, de la confianza y de su historial de goles en Serbia para cerrar un mal año y abrir otro de éxitos y demostrar que la apuesta económica y deportiva hecha por él no ha sido baldía. Nino (Vera-Almería, 16-6-80) vuelve a Primera con olfato de gol y a seguir marcando ese importante número de tantos que ha anotado en sus últimas temporadas con el Elche y el Tenerife en Primera y Segunda. Ibrahima (Dakar-Senegal, 1-09-88) recala en Osasuna con las ganas que da la juventud y con hambre de triunfo y de goles, y de hacerse un hueco de una vez por todas en la máxima categoría española.

goles en pretemporada Los cuatro están luchando durante la gira de Italia para ganarse la confianza del técnico José Luis Mendiligar. Saben que no lo van a tener fácil porque sus compañeros de ataque están ahí. Se trata de una competencia sana que les hace superarse personalmente y beneficia de forma clara al equipo. La prueba está ahí: en la pretemporada del año pasado los delanteros no marcaron ningún gol y este año ya han anotado 4 de los 8 logrados. Ayer los cuatro hablaron para este periódico sobre esa competencia y sobre sus compañeros en la delantera. Hay competencia, pero buena armonía.