pamplona - El último relevo en el banquillo de Osasuna a falta de seis partidos para el final de Liga no viene sino a confirmar las aguas turbulentas en las que se mueve el club. Echar la mirada doce meses atrás sirve para constatar que en un año el primer equipo ha tenido cuatro entrenadores (de momento tres no han conseguido el objetivo) y el club tres presidentes (de los que ninguno ha logrado enderezar el rumbo de la entidad).
El escalón que suponía el paso de Primera a Segunda División supuso una caída al vacío. Un terremoto en el seno del club. Ya el final de Liga se dejó sentir una sacudida importante, pero los cimientos se resquebrajaron una vez conocido el descenso. Los intentos de apuntalar las vigas que han mantenido al club durante años de historia no han tenido la solidez suficiente y Osasuna se derrumba. El último intento de mantener al equipo en Segunda División, la llegada de Martín, es la colocación de la última sujeción metálica para intentar evitar el derrumbe por aluminosis.
Un año atrás. Mayo de 2014. Tal día como hoy, Osasuna era penúltimo clasificado en la tabla de Primera División después de perder ante el Celta, a solo un punto de los puestos que otorgaban la permanencia. Quedaban dos jornadas para el final de la Liga. Javi Gracia estaba en el banquillo intentando dar un golpe de timón al rumbo del equipo, pero aquel polémico empate en Barcelona ante el Espanyol y la inútil victoria en la última jornada ante el Betis en El Sadar fueron la condena.
El descenso supuso el relevo en el banquillo, con un Javi Gracia que ya había asegurado su futuro inmediato en Primera y una Gestora que apostó por Jan Urban para iniciar la recomposición de un equipo que dejaba marchar a sus hombres importantes por los ajustes económicos.
El entrenador polaco inició la temporada vendiendo el regreso a Primera, pero los resultados acabaron por enseñarle que mantenerse en Segunda iba a ser el único objetivo, hasta el punto que una racha de tres derrotas consecutivas le colocaron sólo tres puntos por encima del descenso (puesto 16º) y aquella situación se valoró como suficientemente grave para acabar con un técnico que ya había sido cuestionado por los dirigentes. 30 puntos en 26 partidos fueron sus números. 80 días duró Urban en el banquillo.
Fue el momento (1-3-2015) de mirar a la cantera y echar mano de José Manuel Mateo, entrenador del filial hasta ese momento, que con una racha de una victoria y tres empates en casa en los diez partidos, contando sus partidos por derrotas como visitante. 6 puntos en 10 partidos. 65 días en el banquillo. El equipo, en descenso con 36 puntos, igualado con el Sabadell, que le antecede fuera de puestos de peligro.
En su tercer asalto al banquillo en la historia del club, Martín Monreal es desde ayer el cuarto entrenador en un año para algunos de los jugadores de la plantilla que continúan de la campaña anterior. Coge al equipo en puesto de descenso. Tiene seis partidos en el horizonte para decidir su futuro y el del club.
tres presidentes en un año
Inestabilidad. La inestabilidad en el banquillo se ha visto acompañada de la provisionalidad institucional, donde desde hace un año han pasado tres presidentes. En mayo de 2014, Miguel Archanco presidía el club. En junio dimitió para dar paso a un junta gestora que encabezó Zabaleta y echó a andar el 20 de junio de 2014. Ellos gestionaron un club y planificaron la plantilla que iba a competir en Segunda. Su paso por el club tenía carácter provisional y Luis Sabalza tomó el relevo el 9 de diciembre de 2014. En su mandato destituyó a Urban y ha prescindido también de Mateo en un intento desesperado por seguir en Segunda.