Pamplona - El partido de Osasuna ante el Almería no entrará en la historia del fútbol fino, pero el objetivo de los rojillos no circulaba en esa dirección, sino en la de coger todos los puntos del encuentro y enfilar la zona alta de la clasificación.
En otro partido típico de esta categoría, con igualdad patente, mucho despliegue físico y calidad también la justa en ocasiones, Osasuna se llevó la victoria tras completar otra remontada, la segunda después de la que vivió hace unos días en la Copa, con el Albacete. Esta vez no hubo la emoción del combate copero, porque hubo suficiencia de minutos e incluso en los argumentos para la voltereta. Al equipo de Diego Martínez, tras un inicio prometedor, se le atragantó la tarde con un gol en contra en el primer tiempo en el único disparo entre los tres palos del Almería, pero, en cinco minutos de acierto en la segunda mitad, le dio la vuelta al marcador para llevarse un trabajado y sufrido triunfo, que nada es fácil por aquí. En la consecución del objetivo feliz, de nuevo ayudó un fallo garrafal del meta visitante, ayer René, que se tragó un centro desde la banda para dejar la puerta abierta de par en par para que Sebas Coris marcara el segundo tanto de los rojillos. La insistencia suele cazar estos premios.
En este inicio de campeonato, los aficionados se van a tener que acostumbrar a que Osasuna, que sigue sufriendo la gota gorda para que su juego pausado explote en ocasiones, saque a relucir su calidad en demostraciones de excelencia y con peso de definitivas. Frente al Almería, un equipo que venía con paso firme tras un inicio rotundo, el gol del empate, un zurdazo de nivel firmado por Quique, llegó tras una acción de auténtico lujo de Fran Mérida. El centrocampista, tras robar el balón en los medios, se marchó con la pausa que da la clase para ofrecer el servicio previo a su compañero. En el gol de la remontada, Quique fue el que soltó un centro desde la izquierda de difícil ejecución que convirtió en regalo el portero del Almería. En encuentros con tanta igualdad, el peso de la calidad debe resultar decisiva y a Osasuna por ahora le viene sosteniendo. El juego, discreto a veces, queda como tarea pendiente, más como un deseo que como un objetivo definido porque en Segunda el fútbol no es filigrana.
El espíritu combativo del grupo, sin lugar a dudas, le viene echando una mano al conjunto en estos momentos de duda, en los que no se acaba de digerir el encuentro, ayer con el marcador en contra. Frente al Almería, Osasuna fue capaz de mantener a su rival ausente del partido y apartado de las zonas calientes gracias a una insistencia, coraje y predisposición fuera de toda duda. Si cuando no salen las cosas se sabe sufrir, también se anda camino.
Diego Martínez incidió en el equipo titular con dos cambios, en el centro del campo dando entrada a Fran Mérida por Arzura y en la delantera, colocando en la titularidad a Xisco junto a Quique. Más allá del perfil distinto de los futbolistas, el técnico parecía buscar más generación de fútbol y el acierto del delantero con estrella. Por primera vez en la temporada, Osasuna probó la medicina de recibir un gol en contra antes de haber marcado. El equipo navarro, dominador del primer tiempo, merodeador más que creador de oportunidades, volvió a ofrecer minutos de mando sin huella en el marcador. Los rojillos se mostraron algo precipitados en las acciones de ataque y, por contra, fueron penalizados por el único lanzamiento entre los tres palos del Almería. La defensa de Osasuna no defendió correctamente un centro sobre el área, Clerc y Mateo acudieron al despeje con el mismo rival y dejaron la puerta de atrás abierta de donde salió un centro-chut que culminó en gol Fidel, también solo.
El dominio de Osasuna fue aumentando la estadística de hegemonía con la pelota, pero sin que el Almería notase miedo alguno. Aunque las buenas noticias en la reanudación tardaron en llegar, los rojillos practicaron un dominio absoluto sobre sus rivales en la reanudación que, a los tres minutos, casi reciben el primer gol de la tarde en un remate del insistente Quique. Osasuna acorraló al Almería y en seis minutos le dio la vuelta al partido. Primero con el trallazo de Quique y después con el oportunismo de Sebas Coris tras el regalo de René. Casi nadie se acordará del partido, solo de que se siguen sumando puntos y que la cosa marcha.