todas las opiniones en caliente que escuchaba o leía ayer noche, con el mal sabor de boca que deja un partido al que Osasuna no le puso ni sal ni pimienta, todos los comentarios comenzaban por un rotundo NO. “No tenemos delantera, no estamos bien físicamente, no generamos fútbol en medio campo, no tenemos solidez atrás, no encuentra nada el entrenador en el doble pivote, no llega nada a los de arriba, no peleamos ni un balón, no se parece Clerc a quien era, no están finos los centrales tampoco, no entiendo el cambio en la portería...”, y así hasta un concluyente “no tenemos equipo”, como el más rotundo de los resúmenes catastrofistas en este complicado inicio de Liga. Incluso el entrenador, en su breve comparecencia ante la prensa, siguió con una formulación parecida de sus objeciones: “No hemos entrado en el partido, no damos sensación de solidez, no estamos como nos gustaría...”. Negacionismo, si se me permite retorcer la palabra para adaptarla a la actitud que experimenta el osasunismo al ver que nada es como imaginaba hace unas semanas. Y es comprensible porque el esperado cambio en juego y aptitud tarda en aparecer. Y el entrenador es consciente de ello tanto por los cambios que cada semana introduce en la alineación, las modificaciones en el dibujo y, sobre todo, por lo que revelan sus gestos. Es observar un primer plano del rostro de Jagoba Arrasate y entender que a él tampoco le gusta lo que ve en el campo, que hay unos planes pero que no se consuman; y que llegado a ese punto pronto comienza a abrirse el reparto de las responsabilidades, de si son los futbolistas los que no ejecutan bien las órdenes o es el entrenador quien no acierta ni en la elección de los hombres ni en el planteamiento. A este debate todavía le quedan unos días para emerger, quizá uno o dos partidos, todo depende de los resultados. Instalados hoy en el no, en la falta de material que ha dejado este partido para armar unos juicios más positivos, no queda sino esperar a que el entrenador agite a la plantilla, siga con el carrusel de cambios, modifique aptitudes y dé con la tecla. Que ponga en hora ese reloj que ahora mismo no sabemos si está en el uso horario de Berlín o de Londres, pero en el que Osasuna siempre acaba llegando tarde.

Cambios sintomáticos.- En el vaivén de cambios de estas primeras jornadas, Arrasate ha sido fiel al carácter de los veteranos (Oier, Roberto Torres), aunque ninguno de los dos ha dado más cuerpo y empaque a un equipo en proceso de reorganización. Llama la atención, por otro lado, la pérdida de peso de la cantera por no decir que, a las primeras de cambio, es pérdida de confianza. También que cambie de portero sin haber un motivo objetivo para ello y sí muchos argumentos subjetivos para que siga creciendo un chico de la casa y de solo 22 años. Como el dato significativo que no tenga un delantero de referencia, que repita casi la indeterminación de Diego Martínez con el titular de ese puesto el pasado año, a lo que hay que sumar que Brandon no pase todavía de suplente en busca de minutos ni exponga más para reivindicarse. Siguiendo la teoría negacionista, podría aseverarse que no se ha fichado bien, a la vista de que delanteros como Abdón, Carlos Castro, Sury Kaba y Adrián Ramos han sido jugadores clave de los primeros rivales de Osasuna, mientras que en el zurrón de los rojillos solo encontramos un solitario gol. No es mucho. No es nada.