Pamplona - En el fútbol moderno ya no se suelen ver campos embarrados o encharcados salvo contadas circunstancias. A Osasuna le ha tocado aguantar dos chaparrones en las últimas dos temporadas y en ambos cayó derrotado y superado más por las inclemencias externas que por el rival.

Dentro de los tópicos que rodean al fútbol moderno está ese de “fútbol del norte” para referirse a cuando un encuentro está enmarcado en unas circunstancias de lluvia, nieve o frío intensos. Dentro de ese tópico se da por hecho que a los equipos del norte se les da mejor jugar este tipo de partidos por estar acostumbrados a este tipo de clima más habitual en las ciudades norteñas de la península.

Pero la realidad indica todo lo contrario. Hoy en día en el que todos clubes tienen servicios de jardinería para cuidar y mimar el césped, es complicado que un campo se encuentre en mal estado.

Salvo que haya una aparición en forma de tromba de agua muy potente y con una duración importante. Y ahí, Osasuna sufre. Por los menos a la vista de lo ocurrido en las dos últimas veces que la lluvia ha impedido desarrollar un encuentro de fútbol de manera normal.

En Oviedo, tras una suspensión No hay que remontarse muy lejos para encontrarse el último precedente en el que la lluvia marcó el devenir de un encuentro. Fue la temporada pasada en Oviedo. Osasuna llegaba en unas circunstancias muy peculiares ya que la semana anterior había sufrido la suspensión del partido contra el Nàstic por una pequeña nevada que no impedía el juego normal. En Asturias cayó todo el agua imaginable y más, pero desde el club rojillo se aceptó jugar el encuentro pese a que el césped del Tartiere era más una piscina que algo donde pudiese rodar una pelota. Osasuna aceptó ya que tenía una reclamación interpuesta ante Competición para que dieran por perdido el encuentro al Nàstic tras su espantada la semana anterior. Por ello desde el club no se quiso presionar al colegiado para que no se jugase.

El partido se disputó y Osasuna cayó derrotado ante un Oviedo que tampoco demostró ser superior pero que se adaptó mejor a un campo que impedía el juego de toque y premiaba el balón directo. De hecho, el gol vino en un balón centrado desde la banda por el aire.

En A Coruña, parecido Lo cierto es que si se analiza el encuentro de este fin de semana en Riazor, se sacan conclusiones muy parecidas. Osasuna llegaba en clara línea ascendente y quiso mantener la idea de juego que le había llevado a colocarse en las puertas de los puestos de promoción. El partido fue igualado, ninguno de los dos llegó a dominar claramente al otro ya que mantener la pelota era realmente complicado siempre que esta no fuese por el aire.

De hecho en A Coruña ven el encuentro de manera parecida. “Ante un rival enrachado y en un césped dañado por la incesante lluvia, el Dépor supo ganar sin ser el Dépor, pero sí siendo el bloque que mejor se adaptó a unas condiciones desfavorables”, cuenta un rotativo gallego.

Osasuna planteó el partido con un equipo de jugadores a los que les gusta combinar, compartir la pelota o conducir para encarar, pero lo cierto es que el sábado, excepto en un pequeño tramo de la banda de los banquillos, en el resto del campo era imposible realizar cualquiera de esas acciones. La ausencia de Xisco se notó al no poder desarrollar bien el juego directo.

Así pues, ese tópico del “fútbol del norte” se desvanece pues al ver estos dos últimos encuentros de Osasuna. A los rojillos, está muy claro, no se le dan nada bien las piscinas.

La nieve, en Pamplona. Todavía no ha llegado esta temporada el momento para la nieve en Pamplona, pero la temporada pasada también mediatizó la campaña rojilla. Primero con el ya famoso encuentro contra el Nàstic. Ahí fueron más las bajas del rival y las ganas de su entrenador por no jugar ese encuentro que la nieve como tal, que no impedía la celebración del partido. Posteriormente, contra el Valladolid, el campo sí que estuvo impracticable y el encuentro se aplazó un día. El gran trabajo del equipo de jardinería consiguió que se jugase el partido.

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Goles consiguió Osasuna tanto en Oviedo como en A Coruña.