PAMPLONA - Schamann es un popular barrio ubicado en el distrito de Ciudad Alta. Debe su nombre a Alfredo Schamann Hernández, quien en febrero de 1912 compró una gran extensión de terreno agrícola entonces sembrada de tomateras y plataneros. El originario proyecto para urbanizar y edificar viviendas sufrió, sin embargo, diferentes contratiempos a lo largo de los años y no pudo ponerse en marcha hasta después de la Guerra Civil.

Hoy, el distrito de Schamann conserva en algunas calles su original cuadrícula con bloques de edificios de diseño uniforme; acoge a unos quince mil vecinos, una población que ha envejecido, aunque los precios asequibles de los alquileres están impulsando que gente joven y con los recursos ajustados mire de nuevo hacia esa zona de la ciudad para asentarse en viviendas más económicas.

En sus orígenes, una de las primeras actividades de sus pobladores fue la formación de equipos de fútbol, deporte que ya practicaban los más jóvenes en unos terrenos conocidos como los tanques y luego en el denominado como Estanque Seco. Felipe González Torres, nacido y criado en el barrio y que ha reunido y expuesto fotografías sobre la historia de Schamann (y que atesora otras mil más que plasman la historia del balompié en Las Palmas), recuerda que el fundador de Osasuna fue Esteban León Pérez, a quien los octogenarios del lugar señalan también como autor del nombre del equipo.

Pero, ¿por qué Osasuna? Al parecer, León entró en contacto con gentes procedentes de Navarra durante su servicio en el Ejército español, en el que alcanzó el grado de sargento. Cuentan que tuvo como destinos Fernando Poo (durante la Guerra civil) y más tarde Fuerteventura, para terminar en Las Palmas, en donde consiguió plaza como funcionario del Ayuntamiento. De su estrecha relación con los navarros llamados a filas nació lo que se antoja como un tributo a la amistad forjada en las horas de cuartel y que plasmó en el nombre del equipo.

Las primeras referencias en la prensa local de Osasuna de Schamann tienen fecha de 1953. Según González Torres, ya organizado y con terreno de juego habilitado, el equipo comenzó a competir ese mismo año en la llamada Liga de Adheridos; más tarde, en 1955, se registró en la Federación de Fútbol de Las Palmas y pasó a disputar los torneos regulares comenzando en la tercera categoría regional. León desempeñaba en 1956 el cargo de presidente del club. A finales de la década, los responsables del equipo decidieron cambiar de nombre.

Con Osasuna y otros equipos modestos, la semilla del fútbol prendió en Schamann, en donde hoy se ubican otros clubes como San Lázaro, Huracán o Unión Viera, que pasa por tener una de las canteras de fútbol base más numerosa de Europa. El rival más encarnizado lo encontraron en aquella época en el Unión de Schamann; posteriormente también apareció en la barriada el Nuevo Club. Del lugar han salido futbolistas de renombre como Noly, Mayé, Robaina, Gerardo Miranda y Jesé Rodríguez, y del distrito otros que alcanzaron prestigio en el Las Palmas como Juan Guedes, Martín I, Lo... González Torres enumera hasta una treintena de futbolistas que han llegado a militar en el cuadro grancanario.

En cuanto a la vida en el barrio, Schamann comenzó a crecer a finales de los años 50 y principios de los 60 del siglo pasado cuando llegaron en aluvión habitantes de otras partes de la ciudad a los que se les concedió alguna vivienda de protección oficial y, sobre todo, por la inmigración procedente del interior de la isla y de Fuerteventura. Este último grupo optó por la autoconstrucción que todavía se ve reflejada en las casas terreras del barrio. Hoy acoge también a un elevado número de migrantes.

visita y homenaje

El encuentro de los dos Osasuna en Las Palmas en 1956

El 11 de noviembre de 1956 Osasuna (el de Pamplona) realiza la primera visita a Las Palmas para disputar un partido de competición oficial. Era el primer viaje en avión para la mayoría de los futbolistas rojillos. “No hubo muchos mareos”, recogía la prensa de la capital navarra ante lo que era el bautizo aéreo para casi todos ellos.

En la isla, los expedicionarios saltaron de sorpresa en sorpresa. Primero, en el aeropuerto les recibió Chomin Meaurio, legendario delantero del cuadro rojillo en los primeros años de su fundación y que por entonces estaba afincado en Gran Canaria. Después, ya alojados en el hotel Parque, ocurrió lo que el directivo Pedro Uranga Galdeano, que actuaba como delegado del equipo, relató de la siguiente manera en Diario de Navarra:

“La segunda sorpresa nos la llevamos en el hotel, donde nos esperaban directivos y jugadores ¡del Club Atlético Osasuna! Resulta que en Las Palmas existe un Osasuna en categoría regional. Un equipo modesto, de la barriada obrera de Chamann (sic) que, por simpatía, y sin que ningún navarro haya intervenido en su creación, lleva nuestro nombre, nuestro uniforme y nuestro escudo desde 1950 en que se fundó. Su presidente me hizo entrega de una placa de plata con una dedicatoria en un acto íntimo pero emotivo. Que un equipo modesto tenga a orgullo ostentar nuestro nombre y nuestra bandera en el último confín de España es para emocionarse”.

Directivo y jugadores de Osasuna plasmaron el momento en una foto que publicó el citado periódico. Pero ese encuentro entre el Osasuna peninsular y el insular tuvo otro capítulo más, como relataba Uranga: “Ellos solicitaron jugar (en el Estadio Insular) un encuentro preliminar al nuestro y así lo hicieron. Terminado este, los futbolistas canarios esperaron la salida de los rojillos y se retrataron juntos los dos equipos en el campo en medio de una gran ovación”. En la instantánea aparece en primer término el entrenador de Osasuna de Schamann que luce en la parte izquierda de su americana el escudo del club navarro.

fotos con historia

La recopilación de Felipe González Torres

Aquel Osasuna no fue equipo de grandes gestas deportivas; sus éxitos quedaron ceñidos a las victorias en las contiendas vecinales y tuvo un recorrido corto en el torneo federado. Sus contados recursos, a tono con el perfil social de la barriada, tenían el contrapunto de la generosidad y el reconocimiento, como el que dispensaron en 1956 a la entidad navarra, un “agasajo” en toda regla, como subrayaban los periódicos locales y en el que no escatimaron medios para entregar una placa que sellara esa unión en la distancia.

Una exposición de fotos recopiladas durante años por Felipe González Torres puso rostro y recuperó el nombre de aquellos osasunistas isleños, casi sesenta años después de la desaparición del equipo. La afición de este hombre por el fútbol -al que se dedicó en activo hasta los 52 años, según dice, para luego desempeñar el papel de entrenador en multitud de equipos tanto de chicos como de chicas- la acompañó con el interés, desde muy joven, de retratar a todos los equipos que pudiera. Al cabo de los años, este jubilado asegura que guarda en su ordenador más de mil instantáneas de diferentes formaciones y que cuando pasea por la calle le siguen reclamando una foto de tal o cual equipo.

Un tío de González Torres fue portero de Osasuna; en su memoria, aquellos rojillos de Canarias “tenían grandes futbolistas”, aunque ninguno llegó a la plantilla de Las Palmas. “En los mejores años de cantera, la isla daba para tres equipos con chicos de casa, pero solo jugaban once...”, se justifica.

Dice que aunque apasionado del fútbol y de Las Palmas “hoy no iré al estadio; tengo el corazón delicado y por televisión soporto mejor los partidos”.

Esta es, a grandes rasgos, la breve semblanza de un equipo singular. Sin ninguna vinculación de cuna, sin elementos navarros en sus filas, sin que Osasuna hubiera jugado antes en la isla, no deja de sorprender, visto desde la distancia, que cuando se habla de la historia del fútbol en la ciudad de Las Palmas aparezca mencionado el club rojillo en su versión canaria: Osasuna de Schamann.

Los ‘pamplonicas’. En las crónicas que la prensa de Las Palmas publicaba de los partidos de Osasuna insular, los periodistas se referían al equipo como “los pamplonicas de Schamann”.

Teloneros de Osasuna. Como antesala al Las Palmas-Osasuna de 1956, el equipo de Schamann, que jugaba en tercera categoría regional, quiso homenajear al cuadro navarro. En el viejo Estadio Insular se enfrentó al Vega Guerra, de segunda regional. “Los osasunistas canarios quieren dedicar esta actuación a sus homónimos de Pamplona”, decía Diario de Las Palmas. Este encuentro comenzó a las dos de la tarde; a las cuatro dio inicio el de Liga de Primera división. El equipo que entrenaba Baltasar Albéniz empató

(1-1) con gol de Alberto Albistegui.

Luego se llamó Condal. A primeros de 1959, los periódicos recogen que Osasuna ha pasado a llamarse Condal (que era entonces el nombre del equipo filial del FC Barcelona y que, curiosamente, logró su único ascenso a Primera al mismo tiempo que los rojillos, en la temporada 1955-56, cuando se denominaba España Industrial). “Si hay furia y empuje catalán a lo mejor dan un dolor de cabeza a sus rivales”, escribió un periódico local.

Un balón, un tesoro. La modestia de aquellos primeros equipos de Schamann se entiende con una anécdota como esta. En noviembre de 1953, Osasuna jugaba como visitante pero el partido hubo de ser suspendido al pincharse los balones que tenía el cuadro local. La reanudación del partido tuvo lugar en el campo de los pamplonicas y, según enfatizó la prensa, “llamó la atención el nuevo balón de Osasuna, el más modesto equipo de Adheridos, que con mucho sacrificio lo ha logrado sacar”.