PAMPLONA. Con tres jornadas de antelación, que son las que restan para que concluya el campeonato liguero de Segunda División, Jagoba Arrasate se convirtió el lunes de forma matemática u oficial como prefieran en el octavo entrenador en los casi 100 años de historia de Osasuna que conduce al conjunto navarro hasta la Primera División. El vizcaíno ingresa de esta forma en un selecto club que ya integraban el pionero Emilio Urdíroz (1935), Tomás Arnanz (1953), Baltasar Albéniz (1956), Miguel Gual (1961), Pepe Alzate (1980), Miguel Ángel Lotina (2000) y Enrique Martín Monreal (2016), hasta antes del lunes el último técnico en llevar a los rojillos hasta la máxima categoría.

Jagoba Arrasate aterrizó el pasado verano en el banquillo de Osasuna y los encargados de su contratación le pusieron un objetivo que ha superado con creces. Tanto el presidente del club, Luis Sabalza, como el director deportivo, Braulio Vázquez, se lo dejaron bien claro: "Queremos recuperar esa unión de El Sadar con el equipo que tan fuertes nos ha hecho a lo largo de nuestra historia". Pero no contento con cumplir con el reto que le plantearon de salida, el vizcaíno ha rebasado las previsiones más optimistas para devolver a Osasuna a la elite del fútbol estatal antes incluso de cruzar la línea de meta. Pese a que los inicios no resultaron sencillos, ya sea porque a la plantilla le costó plasmar en el campo las ideas de Arrasate o porque las victorias tardaron en llegar, lo cierto es que la progresión de Osasuna ha resultado tan espectacular como meteórica.

Y todo con la particular impronta valiente y ofensiva del entrenador de Berriatua, filosofía que ha calado entre una afición rojilla que anhelaba el tradicional sello aguerrido de Osasuna que se había disipado en cursos anteriores. Especialmente en el anterior, cuando el equipo perdió su identidad en casa y se quedó a las puertas del play off. Tras los fiascos de las dos campañas precedentes una acabó en descenso después de que tres entrenadores desfilaran por el banquillo del conjunto navarro y la siguiente con Osasuna sin el premio del ascenso y con la afición tremendamente desencantada, a Jagoba Arrasate le esperaba una ardua tarea. Sin embargo, el vizcaíno ha cumplido con el objetivo inicial de recuperar la conexión entre grada y equipo los rojillos no han perdido en El Sadar en todo lo que va de Liga y sólo han cedido dos empates, se ha ganado la renovación hasta 2020 y ha conquistado el ascenso más prematuro de la historia del club. Y todo a las puertas del centenario de la entidad y con un reto en el horizonte: afianzar a Osasuna en Primera.