Pamplona. El paso de la plantilla por el balcón del Palacio de Navarra siempre es más corto y sobrio que por el del Ayuntamiento, por ello, sorprendió la petición de la afición rojilla cuando los jugadores ya se marchaban y comenzó a sonar, al unísono, un claro "Rubén quédate", al que rápidamente se unieron los miembros de la plantilla. Antes de salir al balcón, Luis Sabalza tomó la palabra mientras los presentes le vitoreaban al grito de "¡presidente, presidente!". "Ya sabéis que yo me emociono de habitual y además hoy tengo la voz fastidiada por la noche de ayer, que se alargó un poco", dijo con una sonrisa que no le cabía en la cara. Sabalza se acordó de los aficionados rojillos, "los que nos esperan ahí fuera", y aseguró que "gracias a ellos se evitó el desastre que estuvo cerca de ocurrir".

Además, aseguró que "Osasuna vuelve a su sitio natural, la Primera División", antes de sacar su lado más emotivo para decir que "como presidente no hay nada que me produzca más felicidad que ver la ilusión de la gente". Por último, antes de dejar paso a un breve Oier con una voz ligeramente tomada entre tanta celebración, el presidente de Osasuna comentó que "la temporada que viene no será fácil, pero como dice la canción, esto es Osasuna y nunca va a morir". Una vez salieron al balcón, el protocolo se dejó de lado y comenzó la celebración con la afición, en la que no faltaron los gritos de ánimo a Oier, Torres o Jagoba Arrasate, por supuesto. Y, obviamente, le pidieron a Rubén García que el año que viene siga vistiendo la zamarra rojilla.