Leganés - Osasuna se presentó en Primera División por la puerta grande, logrando la victoria en el campo del Leganés, un equipo con el aval de varias temporadas seguidas entre los mejores y con el fuelle económico que ha supuesto la suma consecutiva de los ingresos de la televisión. Los rojillos se llevaron los tres puntos por el acierto de Chimy y los paradones de un insuperable Rubén. El VAR también fue protagonista destacado, anulando goles del Leganés, aclarando alguna no mano de Osasuna y decidiendo la expulsión de un defensa local en el tiempo de descuento.

El conjunto de Arrasate comienza sumando en la primera jornada e insufla aire nuevo a la moral hinchada de los aficionados, que andan con las reservas de ilusión hasta los topes tras una campaña, la pasada, inolvidable. Osasuna va a necesitar muchos puntos para la permanencia y está muy bien comenzar desde el principio la faena. Si la Segunda es una categoría plagada de trampas y terreno abonado a las sorpresas, en Primera hay menos sitio para estas andanzas porque el nivel de los equipos suele apagar las hazañas.

El partido respondió a lo que suelen ofrecer estos inicios de curso en pleno verano, pero con la pimienta del VAR. Remolones, los equipos se tienen que desperezar para el torneo y no pueden empezar lanzados. A esta consigna respondieron los primeros cuarenta y cinco minutos. Imprecisiones en los dos equipos, con numerosos fallos en las entregas, tiñeron el primer acto, en el que Osasuna fue un equipo organizado, bien ordenado, pero con muy poca hegemonía sobre el juego y dominio del balón, seña del curso pasado. El Leganés fue el dominador del inicio del partido, gracias a acciones a balón parado concedidas con demasiada facilidad por parte de los rojillos.

Espeso para los aficionados, con menos mando por parte de los locales con el paso de los minutos, el único disparo entre los tres palos lo firmó Osasuna, cerca de la media hora, cuando sí salió una de las contadas conexiones por la banda y Chimy Ávila acertó a empalmar entre los tres palos sin problemas para Cuéllar. Más susto dio un lanzamiento de falta de Roberto Torres quince minutos antes, que se marchó fuera pero hizo aullar al estadio. Las tablas no estaban mal para los primeros minutos del debut en Primera.

El encaje de un buen número de fichas nuevas y también de las ausencias jugaron en el montaje de una primera alineación que tuvo su cuota de sorpresa. La mayor novedad estuvo en la presencia entre los elegidos del joven Jon Moncayola. El chaval ha convencido al entrenador durante la pretemporada y el salto de categoría tampoco le hizo al técnico temblar el pulso en la toma de esta decisión y el canterano se desenvolvió con corrección en el medio centro. Moncayola, Chimy Ávila, Darko y Estupiñán fueron los debutantes con Osasuna en el once de este nuevo tiempo. Al balcánico le tocó desenvolverse unos metros más adelante de su espacio habitual, situándose más cerca del único delantero, Chimy, buscando obstruir la primera zona de creación del Leganés. El ecuatoriano, en su terreno, en el flanco izquierdo, se mostró con más dudas en algunas acciones. De hecho, una acción de Estupiñán mediado el primer tiempo hizo que el arbitro recibiera el veredicto desde la sala de videoarbitraje ya que en una jugada poco clara el público reclamó posibles manos.

También al árbitro le aclararon un fuera de juego clamoroso al poco de la reanudación en la que En Nesyri estaba acampado desde un rato en soledad cerca del área rojilla y el juez de línea tardó en señalar la posición ilegal y la grada siguió con su calentura inducida. El delantero del Leganés fue el protagonista de la reanudación impetuosa de los locales. Remató sobre un defensa primero y estrelló un balón en el poste en una acción siguiente en la que también medió una buena intervención de Rubén.

Por tercera vez apareció el VAR para desbaratar a los 14 minutos un gol de Braithwaite previo testarazo del omnipresente En Nesyri. Todo el estadio rugió con el gol, pero el árbitro esta vez fue el que se marchó hasta la banda para mirar la pantalla chivata y decretó mano del rematador final. La tecnología le echó una mano a Osasuna... Y más leña al fuego de la grada.

No iba a poder aguantar mucho más el equipo de Arrasate ante semejante furia pepinera, deslucida pero peligrosa. Mediado el segundo tiempo, Marc Cardona unió su nombre a los de debutantes. Rober Ibáñez, uno de los más activos y destacados, fue el relevado porque había sido muy generoso en el esfuerzo y también tratado por su rival con la misma intensidad.

Osasuna esperaba alguna agitación y Chimy Ávila apareció a los treinta minutos para engalanar esa entrega perpetua con un golazo desde el borde del área. El argentino sabe jugar solo y en compañía, pero estas acciones de Llanero Solitario, latigazos de inconformismo, le pueden dar muchos puntos a los rojillos.

Osasuna afrontó la recta final del partido sobre un guión fantástico, con el VAR volviendo loco al aficionado, que veía cómo se concedían goles para que fueran anulados tras revisión como impone la reglamentación y no se pitaban otras manos en el área porque así lo decidía y no necesitaba de tele de los de arriba.

Los minutos finales fueron de pura tensión y sufrimiento. Si ya lo fueron en Segunda, qué decir de los de Primera. Ahí Rubén sacó dos manos providenciales a sendos remates que se veían dentro. Los cinco minutos de suplemento se convirtieron en un suplicio. Esta vez para el Leganés que siguió notando en sus carnes el VAR, con la expulsión de un jugador.

El feliz día del retorno ya es historia, para sacar muchas conclusiones. Ahora llega lo bueno, Osasuna regresa a El Sadar. Palabras mayores, el camino para lograr el objetivo.