Ha distribuido Osasuna entre los chicos y chicas de la cantera una guía en la que además de unas normas de comportamiento y breves referencias históricas del club, expone también el meticuloso trabajo que el club desarrolla en Tajonar y en el que tampoco se descuida el seguimiento académico de los jóvenes futbolistas. Escribe en ese boletín Ángel Alcalde, director del fútbol base, sobre el “cambio en el modo de gestionar el trabajo de cantera”, que se traduce “en una profunda revitalización y renovación” de los procesos que componen la actividad diaria “y con el que se pretende desarrollar al máximo el talento de los jugadores”. Revitalizar y renovar son los verbos de moda, los que definen por dónde transita ahora mismo la cantera rojilla. Basta observar el desempeño y resultados del Promesas y del juvenil para constatar que las palabras de Alcalde no son de relleno. También refuerza esta exposición la política de ampliación de contratos de los jugadores más prometedores. La pasada semana, Osasuna mejoró la relación contractual con Juan Pérez y con Moncayola, a los que protegió con una cláusula de rescisión más elevada: 12 millones de euros.

Pero todo esto serían versos lanzados al aire si los chicos no perciben que ese camino de años de formación termina en el primer equipo; que arriba hay hueco aunque la competencia que llega del exterior sea cada vez más cualificada; que tendrán la oportunidad que recompense su esfuerzo y el de quienes han contribuido, entrenamiento a entrenamiento y partido a partido, a esa metódica preparación a la que hace referencia Alcalde. En este contexto, es una grata noticia el debut en Primera División de Juan Pérez. El guardameta, pese a su larga inactividad, defendió el marco de Osasuna con la misma eficacia y buenas sensaciones que otras urgencias, en el inicio de la pasada temporada, le llevaron a la titularidad. Luego, Arrasate optó por Rubén Martínez en una decisión discutida pero que, como todas, vino a reforzar su autoridad y buen criterio en el manejo de la plantilla. Ahora vuelve a repetirse la controversia porque Juan Pérez demostró que es un portero de garantías: hizo una extraordinaria parada nada más quedarse Osasuna en inferioridad, evitó el empate y sostuvo al equipo en el camino a la victoria. El chico pide otra oportunidad, pero tampoco pierdan de vista a Iñaki Álvarez e Iván Martínez.

Decida lo que decida respecto a Juan Pérez, Arrasate no estará bajo sospecha. Ahí está Jon Moncayola para ratificarlo. Con una gestión contenida, sin prisas, el entrenador va cargando de minutos y experiencias al centrocampista. Ayer lo reconvirtió en lateral derecho (tan versátil como Oier?) tras la lesión de Nacho Vidal y el canterano no solo protegió la zona, hizo una primera arrancada de larga distancia que no pudo sellar con un buen pase atrás, y la repitió, tras robo, para marcar (con arrastre final de fútbol sala) el 1-3. Luego, Roberto Torres puso la rúbrica de Tajonar a la goleada.

No sería justo, sin embargo, que este elogio a la cantera ocultara ejemplos como el de Chimy Ávila; el delantero, tras un partido de desgaste y eficacia atacante, corre a toda velocidad unos 80 metros en el minuto 90 y solo lo detienen parándolo con un penalti. Con sus cosas, al argentino la camiseta de Osasuna le sienta como una segunda piel. Si no es de Tajonar, lo parece. Y esos modelos de futbolistas, como Juan Pérez, como Moncayola, como Torres y como Chimy deben servir también como guía para la cantera.