l Diccionario de la Real Academia Española señala que el verbo abonar, en su cuarta acepción, significa "echar en la tierra laborable o sobre las plantas sustancias que mejoren su fertilidad". ¿Está abonando la directiva de Osasuna la fidelidad de su hinchada? A una con el anuncio de la reanudación de la Liga, clubes de Primera y Segunda división han anunciado el reembolso de cantidades que oscilan entre el 20 y el 25 % del precio del abono de la temporada 2019-20 por los partidos a los que no podrá asistir el público, cinco en el caso de Osasuna. Las fórmulas de compensación ofrecen también desde aplicar ese descuento en la siguiente campaña a recuperar el dinero con artículos de la tienda del club. Otros como el Leganés y el Getafe han ido mucho más lejos y renovarán automáticamente el abono para la próxima Liga, recompensando por un lado la adhesión de sus hinchas y tratando de aliviar, por otro, las estrecheces económicas que sufren muchas familias por la crisis económica provocada por el covid-19.

Osasuna ya tomó una decisión el 23 de abril; anunciaba en un comunicado oficial la decisión de congelar el precio de los abonos a los socios que renueven este verano, incluir en la tarjeta los dos medios días del club (en este curso se han pagado aparte) y compensar con un 3% del abono por cada partido que se dispute a puerta cerrada en la temporada 2020-21, alcanzando al 60% del total si no se llega a abrir el estadio.

Vayan por delante dos matizaciones; la primera que, según la asociación de consumidores Facua, los clubes están obligados a devolver el dinero al abonado que lo reclame; y la segunda, tomada a pie de calle, que tampoco ha habido un clamor de protesta entre el osasunismo sobre este asunto. En esa plaza pública que son las redes sociales pueden leerse comentarios que acusan a la directiva de cicatera y otros que, reconociendo la contrariedad de pagar por unos partidos de los que no podrán disfrutar, no quieren pecar de tacaños con el equipo de sus pasiones; y aún dentro de estos, los hay que afirman que volverán a renovar el abono aunque no esté garantizada la presencia de público en los estadios cuando arranque la temporada 2020-21: lo hacen por puro osasunismo.

Para ver el alcance de la decisión tomada en abril por Osasuna habrá que poner algunos números sobre la mesa. Los precios de los abonos de las localidades más populares oscilan esta temporada -tras haberse aplicado un 3% de subida- entre los 230 euros de Graderío Sur y los 435 euros de la butaca y delantera de Tribuna de Preferencia; hay palcos más caros y otros asientos más económicos para los hinchas de menos edad. Pero con esas dos referencias y lo que queda por jugarse en El Sadar, un abonado de Graderío Sur perdería unos 60 euros y el de butaca de preferencia unos 113.

Por otro lado, la aportación del socio a la economía de Osasuna ha perdido peso (que no importancia) en el balance de cuentas. Mientras en las dos temporadas anteriores los aproximadamente 3,3 millones recaudados por abonos suponían entre el 22 y el 24% del capítulo de ingresos, tras el retorno a Primera y con los 45 millones recibidos por concepto de retransmisiones por televisión (en Segunda eran 7 millones), representa ahora, aproximadamente, el 6% de los 56,7 millones presupuestados.

Volviendo a los planes de la directiva para la temporada 2020-21, ¿qué ahorraría un abonado de Graderío Sur con la medida adoptada por el club en abril? Estimando que la subida prevista para la próxima campaña fuera como en la actual del 3%, unos 7 euros. A esto habría que sumar otros 20 euros aproximadamente por los dos medios días del club. Y luego le reembolsarían 7 euros por cada partido sin espectadores, hasta un total de 140 (de los 237 que costaría el abono) si no hay partidos a puerta abierta.

Para finalizar, los presupuestos presentados a la asamblea de compromisarios recogían de nuevo para este ejercicio ingresos por abonados por valor de 3,3 millones, así que una simple regla de tres cuantifica en unos 870.000 euros la cantidad que el club debería reembolsar si optara por devolver a sus 15.498 socios el dinero de los cinco partidos no disfrutados. Casi lo mismo que costó fichar a Juan Villar, así que hagan su propia evaluación los aficionados.

La economía de Osasuna ya se ha visto afectada de forma importante por el parón temporal del Campeonato; luego está el aumento de presupuesto de la remodelación de El Sadar y esa imposibilidad de cumplir con el depósito de tres millones por el aval del Gobierno de Navarra al que no pudo responder en el último plazo.

Pero a la hora de echar cuentas, los balances no contemplan ni cuantifican ese valor inmaterial que es la afición, la que llena el estadio, compra sus productos de merchandising, la que arropa al equipo, la que se desplaza siguiendo su colores sin reparar en gastos, esa a la que todos los dirigentes acaban apelando cuando vienen mal dadas. Todo eso, ¿vale más o menos de 870.000 euros? Dijo Luis Sabalza en la última entrevista con este periódico que "Un socio debe comprender que es parte importante del club y algo le tiene que costar ser su dueño"; y Fran Canal aseguró un día que "A los socios hay que convencerlos con hechos, no con palabras."

La novena acepción de abonar recoge la siguiente definición que se ajusta al papel que la directiva debería adoptar en su trabajo para Osasuna: "Hacer bueno o útil algo, mejorarlo de condición o estado". Abonemos pues el osasunismo.

Los cinco partidos a puerta cerrada suponen a los socios de las localidades más populares 'pérdidas' de entre 60 y 113 euros

La recaudación por abonos ha pasado de significar en Segunda el 22% de los ingresos a un 6% en Primera división

Devolver la parte proporcional de los cinco partidos sin público supondría a Osasuna unos 870.000 euros