Jesús Areso, al que le queda una temporada de contrato con Osasuna, ha dejado claro por mediación de su representante que no contempla otra vía para abandonar el club rojillo que el pago de su cláusula, fijada en 12 millones. El Athletic ha intentado en las últimas horas establecer un contacto formal con el club navarro para rebajar el coste de la operación. Las negociaciones llevan avanzadas meses con Ibaigane pero no terminan de cristalizar.
“El jugador ha rechazado varias veces renovar. Lo normal es que salga, pero no vamos a dejar que lo haga gratis ni con facilidades. Sé lo mucho que quiere al club”, señaló Braulio Vázquez, director deportivo de Osasuna, dejando entrever el malestar en la entidad ante la situación. Areso, que termina contrato en 2026, ya se entrena con el grupo bajo las órdenes de Alessio Lisci mientras espera que se resuelva su futuro.
Para el Athletic, la incorporación de Areso sería una apuesta estratégica. Su perfil ofensivo y su físico potente lo convierten en una pieza clave para reforzar el lateral derecho, una posición debilitada tras la reciente retirada de Óscar de Marcos. El navarro, que ya militó en el Bilbao Athletic entre 2017 y 2021, regresaría así a Lezama, donde ya dejó una grata impresión en su etapa anterior.

La operación, sin embargo, supone un reto económico importante para la Junta Directiva presidida por Jon Uriarte. Tras la costosa incorporación de Álvaro Djaló (15 millones fijos más 5,5 en variables), y la renovación del pamplonés Nico Williams, la llegada de Areso se convertiría en el segundo gran desembolso de esta gestión, y una de las operaciones más caras en la historia reciente del club, solo por detrás de Iñigo Martínez (32 millones a la Real Sociedad) y Yuri Berchiche (24,75 al París Saint-Germain).
El desenlace de la salida de Areso parece inevitable, pero apunta a que se cocinará a fuego lento. Mientras tanto, Osasuna en principio no piensa ceder, y el de Cascante solo saldría si se paga lo que marca su cláusula.