Osasuna solventó el trámite de la eliminatoria de Copa ante la UD Tomares con un resultado suficiente y amplio, con el que se pueden dar conformes técnicos y jugadores a la hora de marcar la diferencia del rango futbolístico y de calidad. Los rojillos cumplieron el expediente con holgura, que en este caso, fue responder ante la obligación ante un rival menor con una goleada. Buscar méritos añadidos en este tipo de encuentros es algo más discutible porque en la confrontación de mundos balompédicos tan opuestos, nada más se comparte salvo el balón, y ayer quedó claro que estas eliminatorias tan atractivas y graciosas hay más momentos de partido de entrenamiento que de pugna cerrada de una competición oficial.

Osasuna, también, se dio un respiro con la Copa después de esa vida atormentada y triste que lleva en la Liga. El equipo de Arrasate, que no ganaba desde finales de octubre, rompió esa fatal racha y sintió de nuevo el calor de los abrazos de celebración, la algarada de los gritos de alegría y el cosquilleo de los goles a favor, que se traducen en aumento de los niveles en las bombonas de confianza. Osasuna logró una goleada ante la UD Tomares, que es lo mínimo que se debía y porque también con el peso de los goles se recuperan sensaciones.

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Tomares-Osasuna, en imágenes

El formalismo de esta eliminatoria de Copa fundamentalmente buscaba respuestas en los nuevos jugadores, en los debutantes y en los reaparecidos, cada uno en su grado de responsabilidad y protagonismo, y el técnico rojillo habrá tomado nota para hacerse una idea mejor. El ensayo no se puede considerar a gran escala, pero sí hubo suficientes pinceladas para valorar el estado de sus futbolistas. Arrasate tuvo para ver desde la determinación de Roncaglia por hacer gol, hasta el despliegue y maneras de Javi Martínez, los buenos modos de Darko, la chispa desequilibrante de Barja o las muestras de recuperación absoluta de Brandon, el futbolista que estuvo pendiente de todas las jugadas de ataque y que más se ofreció a sus compañeros. También hubo jugadores a los que le salieron las cosas un poco peor, dentro de una superioridad rojilla de las que empachan y adormecen y también llevan a la equivocación pese a las buenas intenciones. Hubo muestras de ansiedad, las lógicas en un equipo que busca respuestas inmediatas y soluciones.

La primera parte del monólogo, la de los 45 minutos iniciales, se resumió en el asedio constante de Osasuna sobre la portería del Tomares. Y como suele ocurrir en estos encuentros, el portero del equipo bombardeado suele tener sus momentos para el lucimiento. Así habrá que entender, como méritos del cancerbero Álvaro Pizarraya, las acciones que desbarató a los rojillos, fundamentalmente a un Enric Gallego atormentado ante las opciones para marcar, sendos mano a mano, que se toparon con el meta local.

Los goles de Kike Barja y Roncaglia, para la media hora de partido, hicieron que Osasuna respirara todavía más tranquilo, con la misión cumplida, a la espera de que el paso de los minutos, la inercia de su mayor pegada, le diera un resultado cada vez más amplio. Un clarísimo penalti sobre Brandon a los quince minutos no señalado por el árbitro -el delantero estaba claramente dentro del área-, hizo que Osasuna echara de menos al VAR. Las cosas de este torneo especial que es la Copa.

La segunda parte fue la continuación de la misma película, acrecentada todavía más la asfixia de los locales por la expulsión de uno de sus chavales, Sergio Buzón, por un paradón en toda regla a un cabezazo de Roncaglia, que ayer engordó una estadística rematadora como la de un delantero más. El gol de penalti de Enric Gallego le sirvió de particular exorcismo, que no vivió precisamente un partido afortunado.

Osasuna se tiró por la pendiente en el segundo tiempo y, embalado, continuó firmando centros, remates, ocasiones como condimento añadido de los goles consecutivos de Saverio, Barja otra vez y Calleri en el colofón. A los chavales del inicio les relevaron otros como Asier Córdoba, Aimar Oroz y Jorge Herrando, que se sumaron a la fiesta del gol y de la victoria. A un final feliz por fin.

La Liga es otra historia y hará falta más acierto. Incluso después de haber hinchado el historial de un encuentro con seis goles.

Ficha técnica:

Ficha técnica:0 - Tomares: Álvaro (Carmona, min.46); Ñito, Apolinar, Mesa, Sergio; Ramón, Iván (Borrueco, min.29), Sica (Fraile, min.53); Ale Jiménez (Salado, min.67), Ale Buzón y Castillejo.

6 - Osasuna: Rubén; Roncaglia, Raúl Navas, Unai García, Juan Cruz (Córdoba, min.46); Saverio (Herrando, min.72), Brasanac (Oroz, min.62), Javi Martínez (Roberto Torres, min.62), Barja; Brandon, Enric Gallego (Calleri, min.76).

Goles: 0-1, M.24: Barja. 0-2, M.31: Roncaglia. 0-3, M.49: Enric Gallego, de penalti. 0-4, M.69: Saverio. 0-5, M.83: Barja. 0-6, M.89: Calleri.

Árbitro: Valentín Pizarro Gómez (Comité Castellano-manchego). Expulsó con roja directa al futbolista del Tomares Sergio (min. 48), por cortar con la mano un balón que se colaba en su portería. Además, amonestó al local Apolinar (min.44) y al visitante Brandon (min.47).

Incidencias: Primera eliminatoria de la Copa del Rey, disputada a partido único en el estadio de La Cartuja de Sevilla ante unos 300 espectadores, debido a las restricciones del protocolo sanitario por la pandemia de coronavirus.