o sé qué harían ustedes, y para eso lo traigo aquí, para que se lo piensen, pero si yo soy el presidente del Huesca me plantearía muy seriamente echar a un entrenador que en los últimos minutos de un partido se tapa los ojos para no ver los ataques del equipo rival. En un club eso lo puede hacer casi todo el mundo, desde los aficionados a casi cualquier empleado, incluido el presidente y solo excluidos los recogepelotas de ese partido, pero nunca el míster, que se supone que es la cabeza lúcida del equipo, quien debe estar atento a todo lo que ocurra para ayudar y corregir. Estar ahí abajo en la tabla es muy duro y el fútbol puede ser muy cruel -el Huesca no merecía ayer la derrota e incluso merecía más la victoria que Osasuna, pero podía perder en una desgraciada jugada aislada-, pero soportar esa presión no solo es obligatorio para un técnico sino que en una liga profesional va incluido en el sueldo.