Budimir no entiende de matemáticas y sí de su oficio y, por esto, porque lo suyo es perseguir el gol hasta el último minuto y más allá, estuvo en su sitio cuando temblaba el resultado en San Mamés en un partido a veces disparatado y en el que Osasuna compareció con la permanencia asegurada con las cuentas en la mano. El delantero croata se mantuvo firme en una de las postreras acometidas para firmar un testarazo de consumado rematador, de hombre de área, y darle un punto a su equipo. Un gran final.

Osasuna logró un empate en el minuto 89 en un partido raro, demasiado descontrolado por parte de los dos equipos, que demostraron que, cuando no quema la clasificación, se llega a perder la compostura y resulta una felicidad avanzar por el campo sin mirar hacia atrás. Rojillos y rojiblancos no fabricaron una oda al fútbol ofensivo y sí al juego despreocupado, en el que parte del premio se lo llevó el marcador, que se empachó con cuatro goles, dos para cada contendiente. Las probaturas con algunos futbolistas, en los dos conjuntos, los cambios consecutivos conforme el partido se enredaba en un sentido o en otro, también favorecieron que durante muchos minutos se perdiera el rigor, el orden de una contienda habitual.

En un escenario que se sabía inminente, con la permanencia matemática en el bolsillo, Osasuna protagonizó su comienzo más inusual de la temporada al encajar un gol a los 57 segundos. Fue una muestra de lo que iba a ser después un encuentro sin corsés ni apreturas.

Fundamentalmente fue una acción demasiado fácil para el Athletic, en la que un simple cambio de ruta de Berenguer, abandonando la banda y colocándose de interior, creó un despropósito general. Hasta Villalibre armó un taconazo tras recibir del exosasunista y Morcillo, de lo mejor de los bilbaínos en la primera mitad, acertó a rematar a gol pese a la oposición de Juan Cruz, de bombero en el otro flanco de la defensa en medio del caótico inicio de los rojillos, que fueron espectadores en esta acción. Osasuna siguió descolocado y sorprendido en los instantes siguientes ante el vigor de un Athletic enchufadísimo, pero una de sus primeras acciones con sentido con el balón le condujo al gol del empate. Si los hombres de Arrasate flaquearon en el gol local, idéntica debilidad se generó en el tanto de Darko, con un centro desde la banda de Juan Cruz y remate en soledad del serbio en el primer malo. Un despropósito de la defensa bilbaína. Otro aviso de que los imprevistos podían seguir si no había más cautelas.

El primer tiempo se marchó entre un Athletic muy correcto en la presión, con Villalibre como una manada presionando él solo a todo el mundo y Morcillo con calidad y proyección por su banda, y Osasuna mejor con el balón, sintiéndose cómodo solo a partir de él. Budimir cabeceó fuera un gran servicio del vigilado Moncayola, y el croata también lo intento en la jugada siguiente también sin premio. El equipo de Marcelino, de todos modos, se marchó apretando en el primer tiempo.

Osasuna regresó mejor en el segundo y Barja y Torres enseñaron ambición en dos remates. Chispazos iniciales porque el Athletic se puso a mandar para los quince minutos. Berenguer y Sancet, los cooperantes del segundo gol rojiblanco, tuvieron su protagonismo por separado en los dos minutos anteriores a la acción. El extremo de Barañáin fue derribado por Torró en el área y el árbitro no decretó nada; y el atacante de Mendillorri remató a las manos de Sergio Herrera. Después de este aperitivo, el exosasunista centró a las mil maravillas para que el pamplonés rematara sin oposición. Demasiadas concesiones estaban tejiendo la historia del partido, como en otra jugada de peligro de los mismos protagonistas.

Aunque estaba todo patas arriba, el Athletic fue bajando prestaciones conforme Marcelino se fue empeñando en relevar a los futbolistas más problemáticos para Osasuna. Suelen ser maniobras de los entrenadores que tienen que ver con el esfuerzo de sus jugadores pero que, en el otro lado de la balanza, también surten de aire a los contrarios. No es que el equipo de Arrasate se convirtiera entonces en un torbellino espoleado por estas concesiones, pero sí bajó el pistón de los locales. En un partido con pocas precauciones dejar marchar a los futbolistas más correctos y serios no suele ser buena decisión. Osasuna, con cambios ofensivos, con Rubén García como improvisado carrilero izquierdo, Chimy soltando sus ganas junto a Budimir, fueron los primeros para el combate final -Nacho Vidal también se puso en el lateral-, al que se sumaron después Jony y finalmente Enric Gallego. El extremo, que llevaba diez minutos sobre el terreno de juego incitó al gigantón de Osasuna para que jugara por el carril y el ariete centró sobre Budimir. El croata, activo y batallador, conectó un testarazo inalcanzable y le dio un punto a Osasuna. Otro en este final feliz, en el que ya no caben ni matemáticas ni calculadora.

- Ficha técnica:

2 - Athletic: Unai Simón; De Marcos, Nuñez, Íñigo Martínez, Balenziaga; Berenguer (Unai López, m.80), Vencedor, Vesga, Morcillo (Ibai, m.75); Sancet (Raúl García, m.80) y Villalibre (Iñaki Williams, m.75).

2 - Osasuna: Sergio Herrera; Ramalho (Nacho Vidal, m.71), Aridane, David García, Juan Cruz (Rubén García, m.71); Torró (Chimy Ávila, m.71); Roberto Torres (Jony, m.79), Darko Brasanac, Moncayola, Kike Barja (Enric Gallego, m.88); y Budimir.

Goles: 1-0, m.1: Morcillo. 1-1, m.11: Brasanac. 2-1, m.62: Sancet. 2-2, m.88: Budimir.

Árbitro: Valentín Pizarro Gómez (Comité Madrileño). Mostró tarjeta amarilla a los locales Vencedor (m.50) y el técnico Marcelino García Toral (m.71) y a los visitantes Torró (m.26) y Braasanac (m.92).

Incidencias: Partido de la jornada 35 de LaLiga disputado en San Mamés a puerta cerrada debido a las restricciones sanitarias por la pandemia.