Pachi Izco, 75 años le contemplan, fue durante una década presidente del Club Atlético Osasuna en la que hizo y deshizo a su antojo. Fue fiel a un carácter espinoso, verborrea entusiasta, escasa receptividad a la crítica y buenos bolsillos. Ayer, Izco, en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Navarra, aceptó una condena de conformidad de 23 meses y 15 días de prisión -pena que no cumplirá- una multa de 1.800 euros y una responsabilidad civil de 1.154.762,84 euros por los delitos de apropiación indebida y falsedad contable. Ahora Izco ha entregado 722.031,19.000 euros de su patrimonio para hacer frente a dicha suma, procedentes de una vivienda de su propiedad en la avenida de Barañáin, valorada en 606.000 euros, dos plazas de garaje en Civican por 26.620 euros y 88.482,28 euros en efectivo. Tras separar bienes con su esposa, dice no tener más. El exauditor del club, Adolfo Suárez, tendrá que pagar otros 250.000 euros por haberse beneficiado de parte de los delitos de Izco como partícipe a título lucrativo. Estos 975.000 euros en patrimonio y bienes serán entregados a Osasuna, que ejercía la acusación particular en la causa.

Más allá de los actos de Izco de propia opulencia, en los que se aprecia una rutina de gastos personales cargados al club a través de distintas modalidades -como las ocho tarjetas de crédito de las que disponía, el sueldo adjudicado a espaldas de los socios y otros gastos crecientes con apariencia de comisiones por fichajes de jugadores-, el acuerdo ratificado ayer por Izco supone también un atlas memorialístico de aquellos maravillosos años. Solo hay que leer el párrafo en el que a Izco se le condena por falsedad contable. “Como presidente presentó para su aprobación a la asamblea de compromisarios unas cuentas anuales que no reflejaban la imagen fiel de la entidad; nunca en todos sus años de mandato hizo público el informe de auditoría; en las cuentas se registraban como ingresos el IVA de abonos de socios y taquillas en una cantidad anual superior al millón de euros; se cargaban gastos a la Fundación Osasuna que no correspondían para reducir el gasto en las cuentas de Osasuna; y desde la temporada 2006-07 hasta la 2010-2011 ni se registró ni se declaró IRPF en cantidades de millones de euros”. En román paladino, lo anterior significa que Izco mintió a todos los socios de Osasuna y confirma que Hacienda, en toda esa etapa dominada por UPN, miraba para otro lado aunque el IVA no fuera tipificado como impuesto sino como ingreso y aunque no se declararan las retenciones de los empleados (futbolistas de elite con salarios bien gordos).

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Al término de la vista de ayer, Izco declinó hacer valoraciones a los medios y se limitó a declarar: “Ahora me habláis de la gestión, después de seis años”. En el acuerdo firmado, Izco ratifica que el uso indebido de las tarjetas de crédito para uso privado y particular, abonando productos que nada tenían que ver con Osasuna como gastos de ropa o restaurantes o vinos, sumó 28.780 €.

CON SUELDO PROPIO

Además, cargó 50.078,96 euros carentes de legitimación y autorización en las tarjetas del club con gastos en Mónaco, Bayona o Islandia, o la ITV del coche; y además cobró “con ánimo de enriquecimiento injusto, a modo de salario, determinadas cantidades mensuales, de entre 2.000 y 2.500 euros, en una cuantía total de 116.805,43 euros. Gastó asimismo con ánimo de enriquecimiento injusto 56.562,65 euros.

Entre las operaciones más importantes, retiró 315.000 euros en efectivo al final de la temporada 2006-2007 y ante la inexistencia de contratos o facturas, firmó un recibo en que afirmaba que habían sido utilizados para las necesidades deportivas de los equipos inferiores del club, cuyo asiento contable era “Salvación 2B”. Además, en noviembre de 2009, recibió 23.970 euros como premios promesas; en enero de 2010 recibió 25.000 euros en efectivo como premios extraordinarios; en febrero de 2010 le ingresaron 45.000 euros como pago presidente antigüedad y en mayo de 2010 recibió 40.000 euros por “relaciones públicas de la junta directiva”. Por último, entre junio de 2010 y diciembre de 2011 hubo cinco salidas de dinero del club que recibió en efectivo Izco. Sumaban 361.000 euros por gestiones para fichar a Lekic, Lolo, Soriano, Asier Riesgo y Álvaro Cejudo y todo era falso. Al exmandatario le condenan por otros 76.611 euros que usó para fines desconocidos y ajenos al club apuntados como pago a agentes.

CASTELINO Y EL EXAUDITOR

Por último, el envío de 350.000 euros a la empresa intermediaria holandesa Castelino ha supuesto también que en esta conformidad el exauditor de Osasuna, Adolfo Suárez, sea condenado como responsable civil a pagar al club 250.000 euros (150.000 euros en cinco días y otros 100.000 a lo largo de un año). Esta operación, de agosto de 2011, fue ordenada por Izco y para ello se firmó un contrato para para el fichaje a favor de Osasuna del jugador finlandés Jukka Raitala. Se transfirieron 350.000 euros de Osasuna a la cuenta corriente de Castelino, en Amsterdam, pero dicho pago, se admite en la sentencia, no responde al pago de los honorarios por la intermediación o para la contratación del jugador. Su contratación fue gratuita, se trató de una cesión del club alemán Hoffenheim, recibiendo el jugador 225.000 € netos por la temporada; y los agentes del jugador cedido percibieron 60.000 euros como comisión por la intermediación. El auditor propuso sobre la base de aquel contrato que ese gasto a Castelino figurara vinculado a Raitala. Y el mismo 15 de agosto se transfirieron 325.500 euros de Castelino a la consultora de Adolfo Suárez en Pamplona en concepto de Operaciones derivadas de compraventa de divisas. El acuerdo refleja que Suárez no consta que conociese el origen del dinero, pero que se benefició de él. Dicha transferencia se investiga en la AN dentro de una trama internacional de blanqueo de capitales dirigida por miembros del PP como Arístregui y De la Serna.