En el cambiante mundo del fútbol muchos clubes ansian, casi con toda su alma, conseguir una estabilidad en el tiempo que permita a la entidad crecer sin los altibajos típicos del fútbol. Eso lo tiene Osasuna y tiene que conservarlo casi como el oro.

El anuncio de esta semana de la renovación de Jagoba Arrasate da tranquilidad para muchas cosas. Primero en el propio club, que ha encontrado un hombre que conecta con la afición y que esta se siente representado tanto por su personalidad como por lo que muestra el equipo. Además, Braulio ya sabe con quién tiene que tratar para cerrar la plantilla, que como es conocido (y reconocido hace pocos días por el director deportivo, le gusta hacer gestiones con bastante tiempo de antelación.

Recordar lo importante de la estabilidad ahora, cuando se está viviendo otra temporada tranquila de la mano de Arrasate, es fácil, pero habrá que sacarlo a la luz cuando vengan las sombras, algo que ocurrirá más tarde o más pronto. Ahí es un importante dique Braulio. Lo fue incluso hasta el final con Diego Martínez y lo está siendo con Arrasate siempre que se ponen las cosas complicadas (para el recuerdo la famosa frase del barco, que retumbo mucho fuera y dentro de la entidad).

Y de todo esto se habla ya que el encuentro del Nou Camp, clasificatoriamente, valía solamente para certificar lo que antes o después ocurrirá, que no es otra cosa que la permanencia otro año en Primera del Club Atlético Osasuna.

Y con esa tranquilidad el club puede crecer. Arrasate decidió mandar un mensaje claro y contundente: el futuro pasa por la cantera. La presencia de Javi Martínez y, especialmente, la primera aparición de titular de Iker Benito dan a entender que la renovación viene con cambio de ciclo. Y es algo natural que tendrá que afrontar el club rojillo con cierta naturalidad. Los Ibáñez, Benito, Martínez y compañía vienen pisando fuerte y es un placer verles llegar al primer equipo además de un soplo de ilusión para esos cientos de niños que poblan Tajonar: se llega.

Y como ven, apenas vamos a dedicar líneas al horroroso encuentro de Barcelona. Los rojillos se vieron superados ampliamente, pero todo lo que se está sembrando es mejor que un tropezón (grande).