Juan Carlos Unzué, que el día 22 cumple 55 años, jugó en dos etapas en Osasuna con 13 años de diferencia de por medio. Cuatro temporadas en total en el primer equipo tras pasar antes por las categorías inferiores del club y marcharse entre medio a otros destinos -Barcelona, Sevilla, Tenerife y Oviedo-. El viaje de ida y vuelta como rojillo jugando su último partido profesional en El Sadar, el campo donde todo empezó, el gran rendimiento en los dos periodos en Osasuna, su apego indudable al club de su tierra, el osasunismo patente, siempre hicieron del portero de Orkoien un tipo cercano, multiplicado siempre el aprecio por su perfil humano. Juan Carlos Unzué padece ELA y su actitud ante la enfermedad, la lucha por la dignidad de los enfermos como objetivo irrenunciable, conforman también la figura del exjugador y entrenador que merece todos los honores.

El futbolista y la persona, el luchador, recibe el domingo el homenaje del osasunismo y de todo el que se quiera sumar y lo sienta ejemplificado en el saque de honor del partido ante el Alavés.

Unzué debutó en Primera con Osasuna con 19 años, en La Condomina, el 8 de febrero de 1987, ante la lesión dd Roberto Santamaria, y paró un penalti. Tres días después, en la tanda de penaltis frente al Barcelona, el joven meta también tiró de acierto y repelió otro que supuso a la postre la clasificación para los cuartos de final del equipo. Su recuerdo imborrable.

“El saque de honor es un reconocimiento por parte de la afición y va a ser un recuerdo difícil de olvidar. Voy a tener la posibilidad de recibir otra vez el cariño de toda la gente de mi tierra, de los aficionados de Osasuna, de los que me vieron hace un montón de años debutar en El Sadar en un día muy especial con el campo lleno contra el Barcelona en la Copa, y de otros que quizás estuvieron también el día que me retiré. Va a ser volver a vivir sensaciones en un día inolvidable”.

Unzué dice que le pillan por sorpresa las estadísticas y números de su trayectoria. “No he sido mucho mirar al pasado y de contar poco. A veces me sorprendo por los números, pero 17 años dan para mucho”. Pero sí nota el pálpito cuando cuando une en el tiempo su vivencia como jugador salido de Osasuna. “Es muy bonito empezar en un equipo y terminar la carrera en el mismo, y esa era mi intención desde que me fui de Pamplona”, revela. “El día del debut es un día muy marcado y está en mi memoria. El día del debut delante de mi gente, el poder parar ese penalti al Barcelona y clasificarnos. Tengo el recuerdo de El Sadar lleno a reventar, con la gente muy ilusionada desde el primer momento porque el equipo había sido capaz de ganar en el Camp Nou 0-1. Me quedaría con ese recuerdo si me tuviese que quedar solo con uno. Me quedaría con ése porque todo fue muy rápido, no me dio tiempo ni de soñar con algo y apareció. ¡Ostras! Apareció y con la perspectiva da mucha alegría”.

Unzué se despidió del fútbol profesional en un partido con el Alavés, el 15 de junio de 2003. “Lo de terminar mi carrera en Osasuna había sido un deseo desde el día que yo me marché. Porque me marché de Osasuna sin ser el portero titular del equipo y eso era algo que tenía ahí metido, notaba que me faltaba sentir eso con mi gente. Esa posibilidad de que me viesen jugar con continuidad, como lo hice con el Sevilla”, recuerda su ánimo en los tiempos de futbolista en otros destinos. “En todo momento estaba en mi cabeza que si había una mínima posibilidad de venir a Osasuna, iba a hacer todo lo posible para regresar. Y así fue. Estaba en aquellos tiempos Ángel Martín González de secretario técnico y Lotina de entrenador. Yo venía de dos años sin jugar en el Oviedo y los dos creían que podía aportar mi experiencia al equipo. Y la primera de las dos temporadas que estuve entonces, la primera con Miguel Ángel Lotina, ha sido en cuanto a rendimiento una de mis mejores temporadas en toda mi carrera”.

“Yo siempre le ha dado valor a ese querer estar en los sitios, y tenía tantas ganas de vivir aquello -el regreso a Osasuna- que con esas ganas ayudé a que pasase”, continúa. “Fue una temporada peleando por no descender, con momentos de altos y bajos, pero en cuanto a rendimiento individual, la recuerdo como una de las mejores. Pero en el siguiente año me entraron las dudas”, rememora cómo fue la toma de la decisión sobre su retirada. “También en mi cabeza tenía claro que me iba a ir en cuanto no pudiese aportar ni el campo ni el vestuario lo que yo creía que debía. Y si te ocurre, en tu casa además, no tuve ninguna duda. En cuanto se generó en mi cabeza eso, estas dudas, dije: hasta aquí. Poder despedirme en aquel partido con el Alavés delante de tu gente y recibir el cariño el día de tu retirada fue para mi cerrar un círculo perfecto”.

Unzué espera del domingo lo que le surja al aficionado, consciente de que su enfermedad está empujando a la proliferación de homenajes. “He sido de no esperar demasiado sino en darlo todo y a partir de ahí llegará lo que sea. De cara al domingo, yo espero lo mismo. Yo no puedo jugar. no puedo intervenir, solo haré el saque de honor. Espero que la gente trasmita lo que siente y supongo que no será solo por los años de mi carrera y en Osasuna, sino por la situación que actualmente estoy viviendo. Cuando recibo premios y homenajes sé que vienen condicionado por mi enfermedad, por mi situación actual y, en el fondo, lo agradezco mucho porque creo que no se está premiando un rendimiento futbolístico exclusivamente, sino que lo que ha llamado la atención es mi persona, mi forma de actuar ante una situación como la que estoy viviendo. Y lo agradezco mucho”.

El saque de honor del exfutbolista es el saque de honor de toda su familia, de las personas que le ayudan y de las que reivindica su labor en esta tarea de visibilización de la ELA y de sus necesidades. “Me siento un privilegiado por la familia y el entorno cercano que tengo. Esto es imprescindible. Algunos no estarán el domingo, porque mi padre no vive y estuvo el día de mi debut, pero si mi madre, con 95 años como una campeona. Y se va a emocionar y se va a alegrar tanto o más que yo. Estará mi mujer, uno de mis hijos, Seguro que va a ser un día emocionante y uno de los momentos que no olvidaré en mi vida”.