Era como media mañana del martes en la estación de trenes de Atocha, en Madrid. El tránsito de gente era abundante, muchos camino de algún destino vacacional.En medio de todos ellos se encontraba un pequeño que miraba a todos con ojos como de sorprendido, casi asustado por la prisa que llevaban todos. 

Él estaba calmado, asunto que iba a cambiar pronto. En cuanto el tren con destino a Pamplona arrancó eso cambió radicalmente. El pequeño ser descubrió su nombre al quitarse el abrigo. Aritz coronaba una camiseta rojilla con el ‘10’ a la espalda.

No se sabe si en el vagón había gente que no sabía lo que se jugaba Osasuna en Bilbao, Aritz se encargó de hacérselo saber en repetidas veces. 

El niño corrió para arriba y para abajo del vagón al grito de “Osasuna, oé” y del viral “Osasuna nunca se rinde”. Al final se hizo con el cariño y la atención de todos. A la pregunta de quién era su jugador favorito, Aritz respondió tras el ánimo de su padre que “Roberto Torres”. Nadie le dijo que el capitán de Arre ahora se encuentra en Irán, entre otras cosas porque Torres también iba a sufrir en ese partido, como todos, como Oier en Chipre. Jugadores que han sentido el escudo y que no tendrían muchos remilgos en apoyar a los rojillos explícitamente antes de un partido así. 

Poco después, un señor le dijo que le daba una golosina si gritaba “Visca el Barça”. El niño con cara enfurruñada negó la mayor mientras se agarraba el escudo antes de irrumpir con un más elevado “¡Osasuna nunca se rinde!” y seguir corriendo. 

Aritz parece que no tiene “el sueño de todos los vascos y navarros” como dicen los que han emigrado desde Lezama hacia aquellas tierras ya sea de mayores o cuando no alcanzaban si quiera los 18 años. 

Por su edad, por las carreras que se echó y por la hora del partido, seguramente Aritz no vio la vuelta de las semifinales aunque seguramente se pudo enterar del intento de encerrona que montaron en Bilbao. Parece ser que había que usar todas las armas posibles, sean o no morales. 

Aritz se levantará este miércoles y su padre le contará que Pablo Ibáñez enganchó una volea en el 115 para pasar a la historia. Aunque Aritz ya le dijo a su padre que iba a llevar la camiseta al colegio. “Porque somos Osasuna”. Y el 6 de mayo más.