La última aparición pública del expresidente de Osasuna, Patxi Izco, fallecido ayer, se produjo el 9 de septiembre de 2021 en el Palacio de Justicia cuando decidió aceptar de conformidad los hechos que se le imputaban por las irregularidades de su gestión, concretadas en delitos de apropiación indebida y falsedad. El que fuera responsable del club rojillo durante una década obtuvo enormes éxitos deportivos, empañados porque en ese tiempo hizo y deshizo a su antojo en las arcas del club y mantuvo una relación estrecha y cómplice con la Hacienda que lideraba UPN hasta el punto de que a la entidad se le permitieron impagos unos tras otros.

En el acuerdo judicial de 2021 Izco entregó los bienes y el patrimonio que tenía a su nombre, unos 725.000 euros en total para Osasuna, y que posibilitaran que el exmandatario no ingresara en prisión y se le suspendieran los 23 meses de cárcel a los que fue condenado. A cambio entregó un piso en el centro de Pamplona, en la avenida de Barañáin, valorada en 606.000 euros, y dos plazas de garaje en Civican por 26.000 y 88.000 euros, respectivamente.  El que fuera su auditor de confianza, Adolfo Suárez, también tuvo que pagar 250.000 euros por ser responsable civil de aquella causa después de una comisión que obtuvo a través de la sociedad holandesa Castelino, pago que intentó ocultar justificándolo como propio de la cesión del lateral finlandes Raitala.

1,1 millones de responsabilidad civil

Fue condenado a abonar una responsabilidad civil de 1.154.000 euros (la diferencia de 400.000 euros respecto a lo que entregó se aminoraba con pequeñas cantidades que se le detraían de su pensión) y, por tanto, dado el tiempo transcurrido en la causa, fue la mejor opción para que Izco pagara lo que fuera posible de todos los gastos personales que había cargado al club durante su década al frente del palco presidencial. 

En aquella mañana de septiembre de 2021, Izco ya presentaba un estado de salud ciertamente desmejorado y evitó hacer declaraciones sobre el acuerdo alcanzado. Sin embargo, al salir por la puerta trasera, y ante la insistencia de los periodistas, al expresidente rojillo le pudo un poco el genio y respondió: “Ahora me habláis de la gestión, después de seis años”. Sus cábalas eran correctas. Seis años antes, en 2015 había sido detenido por orden del juez de instrucción Fermín Otamendi después de que Vizcay hubiera acudido a la Liga a contar que Osasuna intentó amañar partidos y que el dinero del club se había ido a un sitio u otro. 

Además de esa condena de 23 meses por la apropiación de 1,1 millones de las arcas del club, Izco fue condenado anteriormente a otros 22 meses por delito fiscal a Hacienda debido a los impagos del IVA por los ingresos que recibía el club por los palcos, taquillas y boxes del estadio. En dicho caso fue condenado junto a la directiva que presidía Miguel Archanco. Su condena solo abarcó sus dos últimas temporadas. Lo anterior estaba prescrito y Hacienda no podía dar marcha atrás, así que el grueso de su presidencia quedó sin ser fiscalizada.

El episodio con Hacienda que cerró a través del consejero de UPN

Te puede interesar:

Al ser arrestado en 2015 y declarar ante el juez instructor, Izco protagonizó un episodio sorprendente. En la sede judicial, el expresidente dijo haber paralizado un expediente fiscal que se le había abierto al club después de que se detectaran salidas de dinero de billetes de 500 euros que efectuó el exgerente Vizcay. El asunto se cerró tras hablar con un consejero del Gobierno de Navarra. Así lo contó Izco al juez. "No sé cómo se paró aquello pero yo hice mis gestiones políticas en su momento y aquello se paró de repente dejó la Hacienda de mirar o miró para otro lado aquello. (...)". El juez le preguntó: "¿Hizo gestiones políticas?". Y el expresidente respondió: "Bueno, una gestión política... Fue la Hacienda la que investigaba y le dije al consejero, oye, vamos a ver, dejarnos funcionar con esto que no se repetirá, joé, que estas operaciones no debéis hacerlas, pues perfecto, no vamos a hacer".

Toda aquella frase también resumía lo que se le permitió en su década en Osasuna. Una pena, todo.